Dialogos internos y conclusiones equivocadas

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El desastre del helado termina siendo limpiado por el aburrido empleado de la tienda, quien les pide con una sonrisa mal fingida que se vayan. Hanbin, Yujin, Hao, Ricky y Naeun caminan hasta el templo en completo silencio. Gyuvin se siente incómodo a pesar de estar con las personas que se supone son su espacio seguro, Yujin no dice nada pero por la forma en la que sostiene su dedo al lugar de su mano sabe que tiene algo que decir, que algo no está encajando en su forma extraña pero no errónea de ver el mundo. Como siempre lo ha hecho, decide darle su tiempo y deja que el chico juegue con sus manos hasta llegar a su destino, hasta donde se marca el límite entre el mundo de Ricky y el suyo.

—Hao, Ricky— dice Hanbin un poco desanimado—nos vemos mañana, creo.

—Obvio que nos vamos a ver mañana, tontito— Hao le acaricia la cabeza con cariño y sacude a Ricky para que también diga algo.

—Si, hasta luego— contestó vagamente.

A pesar de que ya entró al templo y el par de amigos ya desaparecieron en alguna de las calles del pueblo Gyuvin no puede dejar de pensar en Ricky y su aparente ausencia en espíritu desde el incidente del helado. La cena transcurre y Gyuvin no sabe qué hacer sin Ricky y con la atenta mirada de Yujin, quien parece querer decodificar algún código binario en su cara. Termina su comida lo más rápido que puede y se encierra en su habitación esperando que los demás capten la indirecta y no toquen su puerta.

Es imposible dormir cuando lo único que ve al cerrar sus ojos es el espanto en la cara de Ricky cuando escuchó eso sobre su "futura esposa" ¿Tal vez Ricky estaba en contra de el matrimonio? Siente su pecho oprimirse al pensar en que el chico luego de esto se iba a alejar de él, siente la necesidad de explicarle a Ricky que no es así, que él no tiene esposa y jamás lo va a tener si eso significa que vana dejar de verse en la parte de atrás del templo a comer fresas y fumar cigarrillos. Porque Gyuvin no sabe qué haría si una vez más alguien se va sin dejar rastro de su vida solo por una tontería, porque puede escuchar la voz de su madre repitiendo que por su culpa su padre huyó y que por su culpa tienen que mudarse una segunda vez.

La parte de atrás de se cabeza comienza a palpitar y siente cómo su vista se va tornando negra mientras más se adentra en el pensamiento de abandono al que tanto le teme, trata de correr pero cae antes de abrir su puerta, nadie parece escuchar el golpe y una vez más nadie corre para ayudarlo cuando Gyuvin siente como se le cierra el pecho y comienza a hiperventilar. Con toda la fuerza que tiene se levanta, corre hasta el mismo cerco por donde se habían escapado hace unas cuantas noches y hace lo posible por huir sin mucho ruido. Por alguna razón se siente más tranquilo cuando logra saltar el cerco y escapar de lo que ahora más parecía una cárcel que su hogar.

No sabe a donde ir, para comenzar ni siquiera tiene idea si Hanbin y Yujin están rondando por la ciudad así como el. Prefiere no pensar en eso cuando se le ocurre que el par podría estar cerca, la posibilidad de que alguno de ellos lo haya visto en medio de su ataque no hace más que inquietarlo. Con poca o nula idea de donde estaban las cosas decide comenzar a caminar sin rumbo, aunque una vez más un lindo rubio lo hace encontrar su camino hacia el.

—¿Gyuvin?— escucha detrás suyo, una voz que no ha escuchado tantas veces pero recuerda como si se hubiera criado escuchándola.

Ricky tiene el ceño fruncido y sus labios torcidos demostrando preocupación. Sus ojos se encuentran y como si fueran imanes Gyuvin corre a los brazos de Ricky, quien un poco confundido lo recibe.

—¿Estás bien? Parece que estás escapando de algo— dice Ricky, al ver como Gyuvin sigue sin dar señales de estar completamente consciente se da cuenta de que la situación es más seria de lo que se ve— Gyuv, Gyuvin, cuenta hasta tres y escucha mi respiración.

Strawberries and cigarettes ; ryuvinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora