3. Cartas con Shizuka

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3. Cartas con Shizuka

Corrió y corrió con temor y confusión el chico más inteligente de la clase de Nobita. Iría a su casa y vería televisión, eso es lo que haría.
Pero en su camino a casa vio la residencia Minamoto, hogar de su amiga Shizuka.

Shizuka y Dekigusu eran muy buenos amigos. Se llevaban súper bien, lo cual hacía que muchos de sus compañeros los molestaran con la idea de que serían pareja. Pero a Dekigusu no le molestaba eso, es más, deseaba que de verdad pasara.

Para Dekigusu, Shizuka era su alma gemela, y haría todo lo posible para obtener su corazón. Pero alguien ya se le estaba adelantando: Nobita Nobi.

Dekigusu no comprendía mucho por qué Shizuka sentía algo por Nobita. No es que lo juzgara, sino que le sorprendía un poco que a su amiga le gustara el chico que menos resaltaba en la clase.

Tal vez sea porque es noble y sonriente, pensaba Dekigusu.

Dekigusu sentía celos, eso era la verdad. A pesar de que a él lo describían como el chico perfecto, alguien sin defectos y con todas las cualidades del mundo, eso estaba alejado de la realidad.
Él también era un ser humano, alguien con defectos y que podía cometer errores.
Dekigusu estaba consciente de que sentía celos, pero jamás dejó que eso lo cambiara como persona. Él se ganaría el corazón de Shizuka jugando limpio.

Cuando vio la casa de su amada, Dekigusu pensó que mejor jugaría con Shizuka para olvidar lo que presenció antes. Solo habían sido unos déjà vu muy coincidentes.

Tocó el timbre de la puerta y quien le abrió fue Shizuka.

—¡Ah! ¡Hola, Dekigusu!— le saludó con una sonrisa.

—¡Hola Shizuka!— le respondió con amabilidad.

—¿A qué se debe tu visita?

—Bueno, quisiera divertirme con mi mejor amiga un rato.

Dekigusu consideraba a Shizuka como su mejor amiga, aunque Shizuka no hacía lo mismo. Para ella, ese lugar lo ocupaba Nobita.

—Lo siento, Dekigusu... pero estoy algo ocupada. Mamá quiere que vaya practicando con el piano para que esté lista para mis clases.

—¿Vas a tener clases de piano?

—Sí— le respondió con tristeza—, eso es lo que planea mi madre. Me quiere inscribir en unos días.

A Shizuka no le gustaba tocar el piano. Ella tocaba el instrumento de maravilla, mas no le gustaba. Se aburría, sobretodo si eran clases, allí el tiempo pasaba mil veces más lento y lo único que quería era salir de allí.
Ella prefería más tocar el violín, como su madre antes de ella. Su madre, Michiko Minamoto, ganó un concurso de violín cuando era adolescente. Shizuka lo sabía muy bien y quería continuar con el legado de su madre ganando al menos un concurso de violín en su vida. Pero ella y el violín no eran como uña y mugre. Por más empeño, dedicación y ganas que le ponía, Shizuka no lograba tocar bien el violín. Es más, el sonido espantaba a cualquiera y hasta podía reventarle los oídos a alguien. Incluso a sus amigos, quienes fingían quedar fascinados con su "talento". Shizuka sabía que fingían, solo les seguía el juego para que ellos no se sintieran culpables y malos amigos. Ella se frustraba al ver que sus esfuerzos no daban frutos. Se desanimaba y entristecía, pero jamás se rendiría.
Uno de estos días lo conseguiré y triunfaré, pensaba Shizuka cuando sentía que su voluntad estaba al borde del abismo.

—¿Oye? ¿Y si tienes un pequeño descanso? Deberías tenerlo, no te ves muy animada.

—Bueno...

—¿Qué es lo que dices?

Doraemon y El Resplandor de DekigusuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora