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Aurora despertó por unos rayos de luz que le pegaban en su cara, se removió y vió a Esteban comiendo un pan que había sacado de su bolsillo. No tenían permitido llevar cosas de su distrito pero Aurora fue muy astuta y le dio un pan para que coman los dos.
-Despertaste bella durmiente, ya pensaba que te había picado una araña venenosa- Soltó una carcajada y le dio la mitad del pan como habían acordado.
-¿Por qué dices eso?-

-Los del 11 discutieron, al parecer se tiraron semillas- Esteban largó una fuerte carcajada, siempre hacia chistes, lo de las semillas era porque el distrito 11 se encargaban de la agricultura y la producción de alimentos. Nada interesante a palabras de Esteban.
-Todo un comediante- Dijo con ironía Aurora, de niña solía burlarse de las bromas del castaño y responderlas con ironía, esto a Esteban le encantaba.

El castaño miró a los ojos a la chica, podría perderse en esos marrón avellana toda su vida.
Abrieron abruptamente la puerta del tren gritando que ya habían llegado al capitolio y que el nuevo presidente los esperaba.
Esteban fue el primero en bajar, ayudo a Aurora a qué bajará ya que la diferencia de altura entre el tren y el suelo era grande y podría tropezar.
Esteban volvía a tener esas actitudes, las que había tenido cuando eran niños, no le gustaba para nada volver a tener ese sentimiento dentro de él.

Aurora era la única que todavía no había subido al otro tren para ser llevados al centro del capitolio para quedarse allí y ser entrevistados antes de que comiencen los juegos. Admiraba la estación de trenes, aunque odiara estar allí no se olvidaría lo hermoso y pintoresco que se veía todo.
Volteo hacia atrás y lo vió, vió a Coriolanus.

Abrió sus ojos, tragó saliva y trataba de convencerse así misma que solo era una alusión por la falta de agua. Pero esos pensamientos se esfumaron cuando vió como sonreía y caminaba hacia ella en paso lento.
Su cabello había crecido, seguía igual de rubio pero ahora no lo llevaba rapado, si no un poco largo y liso, tirado para atrás con demasiado gel.

Aurora empezó a dar pasos apresurados hacía atrás mientras lo veía acercarse, lo miraba con miedo. Él al darse cuenta de esto empezó a acelerar su paso para poderle hablar, la había extrañado demasiado.
Ella rápidamente lo miró horrorizada, sus ojos estaban cristalizados y negaba rápidamente, dejó de mirarlo y miro hacia adelante mientras corría para llegar al tren con los otros distritos.
     Detente y espera un segundo.

Cuando me miras así, cariño

  ¿Qué esperabas?

Aún me amas...

      o lo hacías la última vez que lo                  comprobé...

Todos los distritos estaban encerrados en una tipo jaulas, de esas que se usan en los zoológicos para que los animales no se escapen y no causen ningún revuelo, para el capitolio, los distritos no eran más que eso, animales, sin opinión propia y traídos a la fuerza. Aurora vio como Coriolanus se acercaba con su traje rojo, ahí es cuando lo entendió todo. Él era el presidente de Panem, lo miró de nuevo con esa mirada llena de dolor que antes tenía un brillo solo para él, Snow la ve y no se parece intimidar de golpe, un cuchillo se retuerce ante el pensamiento de que él debería estar a la altura de la situación, asustado por el resultado que él mismo creó.

Sin embargo a él no le importa la advertencia de que ya la había perdido, le parece un lugar perfecto para volver a empezar, y otra vez, quiere volver a ese verano del 64, no le importa si es un viaje de 60 horas o más, él desearía poder volver a sentir todo lo que sintió en aquella panadería y en aquella cama que rechinaba.
Pero para él este es el lugar perfecto para a volver a empezar todo, en su retorcida mente que fue llenada gracias al capitolio, para él es ese lugar.

Aurora se arrepentía de todo lo que sucedió con él, desea volver al verano del 64, aunque solo fuera un vuelo de 60 horas, o tres días en tren, haría lo que fuera para volver y no interactuar con él, no haberle regalado aquel pan o aquellos postres y haberlo ignorado. En la mente de Aurora solo rondaba el pensamiento que el hombre que alguna vez amó con toda su alma, era un puto psicópata que mandó a su amigo al árbol del ahogado.
Ella estaba tan pérdida que solo veía como los labios de Coriolanus se movían sin parar y no emitían ningún ruido, hasta que alguien le golpeó el hombro.

-Aurora, te están preguntando tu nombre- Esteban la empujó para que esté más cerca de la camara para que reaccionara más rápido-
-¿Eh?- Estaba tan desorientada, no le gustaba verse tonta en frente de los demás-
-Su nombre señorita-
-oh, Aurora Alyce Bennet, distrito 12- Con una sonrisa volvió atrás con Esteban que la abrazó por los hombros para tranquilizarla.

Ya habían entrevistado a todos los distritos, algunos insultaban al capitolio haciendo que los sacasen de cámara sin llegar a decir sus nombres ni sus distritos, esto a Aurora le parecía absurdo, le preguntaban sus nombres como si les importará aquello. Después morirían y solo recordarían el nombre de uno.

Había miles de personas del capitolio mirando asombrados a todas las personas de los distritos como si no hubieran visto a otros el año anterior. Eran como niños en un zoológico contemplado a todos los animales nuevos que se encontraban allí

BAKER. | SNOW Donde viven las historias. Descúbrelo ahora