Capitulo 13

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Poché.

Bajé del coche dando un portazo, me adentré a la discoteca sin siquiera corroborar si Daniela venía detrás de mí.

Busqué mi teléfono en mi cartera para saber dónde diablos estaba mi jefa. Evité soltar un suspiro frustrado cuando por el bullicio no se escuchaba absolutamente nada.

— ¡Garzón!

Quité el aparato de mi oreja, me volteé y me encontré con Liz, una enorme sonrisa enmarcada en su rostro.

— ¿Qué haces aquí?— cuestionó. — ¿No deberías venir con Daniela?

— ¿Tú la mandaste?— repliqué frunciendo el entrecejo.

— Eh sí. — respondió culpable. — Es que el cliente canceló y estaba cerca de la zona.

— Liz. — solté un suspiro. — Ni siquiera sabes que momento acabo de pasar.

— ¿Es grave? ¿Daniela hizo algo?

¿Hacer algo? Sí, supongo que sacarme del restaurante a base de órdenes era hacer algo, sin contar la parte en dónde me cargó cómo costal de papas en su hombro para subirme a su coche al ver que pediría un taxi.

Sí, hizo algo y eso me tiene con el enojo a altos niveles. Se comporta cómo una idiota.

— Vamos, pedí la zona vip para todas. — comentó mi jefa rodeando su brazo en mis hombros para empezar a caminar. — Tomaremos tragos y así se te quitará el enojo que tienes con tu adorable prometida.

— ¿Todas dijiste?

— Exacto, todas. — replicó Liz riendo.

Juntas caminamos entre la gente para ir por las escaleras y así llegar a la zona vip, al estar arriba mi visión se llenó de mujeres bailando las cuales yo conocía.

— ¡Majo hermosa!

Teffy fue la primera en acercarse a mí emocionada, me dio un apretado abrazo el cual correspondí.

— Te echamos de menos. — comentó. — Por suerte la jefa nos dijo que vendríamos a tu despedida de soltera.

— ¿Cuándo ibas a decirnos qué ibas a casarte?— soltó otra de las chicas, reí nerviosa.

— Lo iba a hacer pronto. — me excusé.

— No le crean, lo ocultó porque tiene miedo de caer en tentación.

— ¿En serio?— sonrió Teffy. — Puedo ser una voluntaria.

— Atrás, querida. — Liz alejaba a las chicas. — Ella es mía, está noche iremos a los baños.

— ¡Liz, te quedas con todo!

— Al igual que sus traseros, vamos. — dijo aplaudiendo. — Traigan tragos para perder la consciencia.

Negué ligeramente, mientras era arrastrada por las chicas a un sofá, me sentaron ahí para pasarme uno de sus tragos para beberlo.

La música sonaba a todo volumen, entretanto mis compañeras de trabajo bailaban entre ellas dándome un show privado.

Me sentía en estado de timidez, adoraba a las chicas, pero sus coqueteos y cariñoso contacto físico me ponían inquieta, sabía que lo hacían cómo una forma de llevarnos y tener chistes internos– al menos la mayoría del tiempo– sin embargo, no dejaba de ponerme nerviosa, a pesar de fingir que no.

No quería ser grosera al despreciar lo que hacían por mi al hacer el intento de una buena despedida de soltera, pero no era de piedra.

Había pasado mucho tiempo desde que tuve sexo, vaya sorpresa fue el que tuve con Daniela, para más mala suerte, y no quería hacer una estupidez por tener un escape de los pensamientos que me comían el cerebro todas las noches o momentos del día.

Indeleble || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora