iv. El niño

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Robin sabía que no, ella no era la primera en verlo; de hecho, tenía la ligera sospecha de que no era la única que se lo había cruzado pero tal vez nadie se había dado la oportunidad de observar tanto como ella. Tal vez siempre había estado ahí con ellos en el barco pero nadie más que Luffy y Chopper habían interactuado con él sin siquiera saberlo; y Robin sabía que era muy probable que estuviera ahí incluso mucho antes de que se uniera a la tripulación.

Lo había visto cuando corría detrás de Chopper y Luffy, cuando nadaban en el mar, cuando encontraban algo nuevo y sorprendente; pero también lo había visto cuando tenía miedo, cuando se quedaba paralizado un instante antes de ser otro y tomar sus armas para defender el barco, y cuando miraba el mar mover el barco aún anclado. Robin no podía ser la primera en notarlo, aunque reconocía que se escondía muy bien porque siempre que escuchaba esa voz más aguda, la voz más gruesa y firme también estaba cerca.

Una noche lo había escuchado. El llanto, de un niño probablemente, había llamado su atención y al asomarse desde la cofa, lo había visto caminando con los pies descalzos por la cubierta; Robin había bajado entonces sin hacer mucho ruido, pero había anunciado su presencia llamando suavemente su nombre: "Usopp", pero ni se había molestado en voltear. El llanto se había ahogado pues lo vio llevar sus manos a su boca, su cuerpo se había hecho pequeño, y aún de espaldas podía ver que temblaba de miedo. Era un niño aterrado, y aunque habría deseado preguntar su nombre, Robin había optado por otra alternativa:

— ¿Estás bien, mi amor? —Y había deseado que sonara lo suficientemente maternal como para disipar el miedo.

Para su sorpresa, había conseguido que volteara y al observar su rostro, aún bajo la oscura noche, había logrado ver las lágrimas—. R-Ro-Robin... —Y su voz sonaba pequeña, completamente pequeña, y la expresión que tenía era de completo horror.

— Sólo quería saber cómo estabas —había dicho porque podía ver cómo la presencia titubeaba—. ¿Cómo te llamas?

Y quizás ese había sido el error porque de pronto lo había visto parar y la voz que salió después era distinta—. Usopp.

— No. —Y lo sabía porque conocía su voz y no era ninguna de las que había escuchado—. Tú tampoco eres él.

Había visto cómo fruncía el entrecejo y si hubiera sido otra persona, tal vez habría sentido miedo al ver que la expresión no terminaba por definirse, hasta que salió, en una voz suave y temerosa, la primera que había escuchado esa noche, un sollozo—. No les digas... por favor. Van a molestarse si lo saben por mi culpa...

Robin habría querido decir que nadie en la tripulación se molestaría, que de hecho estaba segura de que era imposible que no lo supieran a estas alturas y si no habían dicho nada, era para respetar su deseo de guardar silencio; sin embargo, pronto había entendido que no hablaba sobre ellos, hablaba sobre Usopp y esa otra voz, hablaba sobre ellos porque, claro, El niño no podía revelar ningún secreto siempre que los demás no estuviesen de acuerdo. Así que Robin asintió.

— ¿Quieres un vaso de leche caliente, Lágrimas de cocodrilo? —preguntó mejor, porque temía asustar al niño. Sería mejor tratar de consolarlo y mandarlo a la cama después.

ᴍɪꜱᴍᴀ ᴘɪᴇʟ | ᴜꜱᴏᴘᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora