A sus 30 años, Glofarsi Halberasu, joven apache inglés, no podía soñar. Desde pequeño su cerebro había retardado el proceso de la imaginación hasta que, en una tarde fría de febrero de 1352, 30 años de sueños se agolparon. Como cuando a lo largo de los siglos se endurece el viento confinado y produce las más suaves alas, Glofarsi abrió los ojos y ya era pájaro surcando el infinito abismo.
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Me hacías tanta falta, SOLEDAD - poemas para enviar a la hoguera
PoesíaSoy el cuerpo tiznado de caricias, el alfarero del infierno que moldea con su sangre un crepúsculo nuevo, me dejo lamer porque prefiero, la lengua tibia y roja y ese silencio tuyo y mìo, bailando alrededor de la ceniza.