Cinco

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Jungkook

Jungkook se despertó con los brazos alrededor de Taehyung, su cuerpo estaba cómodamente pegado contra el de él. Era pequeño en comparación al metro ochenta y cinco de Jungkook, pero encajaba tan perfectamente que le permitía a Jungkook casi envolverlo entre sus brazos desde la posición de cucharita. Le gustaba la idea de que las personas tuvieran que pasar sobre él antes de llegar a Taehyung. Era un concepto extraño, no sabía cómo describirlo. Desde el momento en que lo vio allí de pie, apuntándolo con un arma, Jungkook simplemente supo que no podría dejarlo ir.

Nunca.

Frotó la nariz contra el cuello de Taehyung e inhaló profundamente. Taehyung había dicho que olía a sudor, cosa que a Jungkook no le habría importado, pero no era verdad.

Tenía su propio aroma peculiar, algo que evocaba una memoria sensorial en lo profundo del cerebro de lagartija de Jungkook. Algo que lo hacía pensar en casa.

—¿Me estás olisqueando? —preguntó Taehyung, adormilado.

A Jungkook le gustaba la voz de Taehyung, no era ni demasiado alta ni demasiado profunda. Todo acerca de él estaba bien.

—Sí.

Sintió como el cuerpo de Taehyung temblaba de la risa.

—Eres tan extraño.

Jungkook sonrió, aunque Taehyung no podía verlo.

—Otras personas piensan que soy encantador.

Taehyung se estiró profundamente y estiró la cabeza para mirarlo, pero no parecía dispuesto a dejar el abrazo.

—Pero, también me dijiste anoche que las otras personas no te conocen de verdad, así que...

Jungkook dejó que esas palabras dieran vuelta en su cabeza por un minuto, antes de decir: —Entonces, ¿Crees que los demás solo me ven encantador porque no me conocen, y que tú no me encuentras encantador porque sí lo haces? —No le gustaba la idea de no gustarle a Taehyung, pero él aceptaría cualquier cosa que Taehyung quisiera—. ¿Quieres que sea un encantador falso o mi yo real?

Taehyung suspiró y se giró para encarar a Jungkook, agitándose hasta que ambos estuvieron nariz contra nariz sobre la almohada.

—No. Supongo que me gusta lo raro que eres.

—Me gusta tu rostro. —dijo Jungkook, arrastrando la mano por sobre las mejillas de Taehyung—. Ya no tienes estrellas.

—Lo lamento.

—No lo sientas. Me gustan tus mejillas rellenas, fue la primera cosa que noté sobre ti.

Taehyung sonrió pesaroso.

—Y yo que pensaba que lo primero que notarías sería el arma en mi mano.

—Nah, estoy acostumbrado a que la gente me apunte con armas. A lo que si no estoy acostumbrado es a desear besar a esas personas.

—¿Querías besarme? —preguntó Taehyung.

Jungkook sacó la lengua y le lamió la punta de la nariz.

—Quería que salieras de ese almacén con vida para eventualmente poderte besar.

Taehyung le examinó el rostro como si estuviera intentando averiguar si Jungkook estaba mintiendo, luego se inclinó y rozó sus labios con los de Jungkook en un beso de apenas un roce. Algo en su sangre se incendió. Hizo que Taehyung se girara hasta quedar bajo de él y le atrapó las manos por encima de la cabeza mientras que le separaba los muslos con las caderas. Cuando Taehyung gimoteó debajo de él, Jungkook se alejó.

DESQUICIADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora