Mis querid@s lectores de Wattpad, buenos días! Espero se estén encontrando muy bien y estén gozando estas fiestas decembrinas.
Como siempre comienzo hablando con agradecimientos para todos ustedes por su apoyo constante y mensajitos de ánimos. No he podido terminar mis actualizaciones pendientes, debido a que tuve asuntos personales que mermaron mis ánimos. Lamento mucho el haber tardado en escribir.
Por otro lado, les traigo este capítulo (al menos sí le atinamos a la pareja jejeje) esperando como siempre les guste mucho, mucho. Pensaba subirlo el día 24 de diciembre, ya que fue mi cumpleaños, pero no pude u.u. ¡Feliz navidad atrasada! Espero que estas fiestas las pasen de lo mejor y tengan buena fortuna y salud!
No me explayaré más y les dejo el cap, además de que el fin de semana estaré subiendo un especial de fin de año.
¡A leer!
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—¡¡Vuelve aquí, maldito mocoso!! ¡¡No huyas como un cobarde!!
El pobre Eros corría a todo lo que sus pequeñas piernas podían, después de meter a sus animalitos en su morral infinito (cortesía de su tío Hermes) y echarse a correr luego de darse cuenta que el dios de las tormentas del panteón japonés había pedido sus servicios. ¡Estaba en un enorme aprieto! ¡Ese dios era el más caótico del panteón japonés y literalmente era un desastre divino con patas! Debía huir antes de que lo fulminara por dejarlo con la palabra en la boca, pero no podía evitarlo: ¡su tigre casi se lo traga de un bocado!
—¡Tengo que irme! ¡Me va a matar! ¡Ayuda! ¡Abuelitos! ¡Tíos! ¡Superman! ¡Cazafantasmas! ¡John Wick! ¡Quien seaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Se dejó caer y se espantó cuando unas nubes con muchos truenos se aproximaban hacia él. Buscó entre las bolsas de su túnica la tiara que su abuelito Hades, que siempre cargaba consigo, y suspiró cuando la tuvo en sus manos. Se la había puesto cuando divisó la figura de Susanoo junto con su tigre a bordo de una esponjosa nube con rayos, chilló lleno de pavor al ver los ojos del dios con un brillo muy macabro que auguraba muy malos presagios. El pequeño dios gritó su destino y desapareció en un pop.
—WAAAAAAAAAAAA
Eros rebotó cayendo en una superficie muy suavecita y cómoda, aunque la misma se movía demasiado y se escuchaban unos sonidos demasiado... lujuriosos.
Eros deshizo su forma de bolita y abrió los ojos para darse cuenta de que había llegado a la habitación de sus abuelitos mientras estos estaban haciendo el amor como dos amantes apasionados. El pequeño cupido estaba rojo ebullición y ahora comprendía las palabras de su tío Hermes al decir que su abuelito Hades era todo un as del sexo con su abuelito Qin.
Pensó en cierto momento quedarse y grabar toda esa acción para su colección privada. Pero poco después se negó: Debía irse sin que sus abuelitos se dieran cuenta por estar envueltos en su momento de pasión, antes de que su abuelito Hades lo cachara y le diera el castigo del milenio por andar de metiche, o peor aún: le contara a su abuelito Poseidón y este lo tundiera a nalgadas. No le quedaba mucho tiempo para irse: esa cama estaba a nada de romperse por tanta pasión desenfrenada.
Cuando puso un pie fuera de la cama un carraspeo se escuchó y con miedo volteó: su abuelito Hades lo observaba con un montón de tics en su cara mientras tenía a su abuelito Qin a horcajadas viéndole entre divertido y avergonzado. Ambos estaban jadeantes, llenos de chupetones, sudor, lujuria y dando a entender que llevaban más de una buena ronda de sexo. Era oficial: Eros podía despedirse de sus pompis.
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El stand del dios del amor
HumorUna vez finalizado el Ragnarok, en el cual a la humanidad se le permitió vivir en los terrenos del Valhalla, la vida trata de seguir su curso normal. No obstante Eros, dios del amor, es castigado por su abuelo Zeus debido a sus travesuras y ahora de...