Capítulo 4

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Hola hola! Buenas madrugadas!!

Lamento no haberles subido las actualizaciones el fin de semana, tuve algunos problemitas que estoy solucionando. Proximamente recogeré mis nuevos anteojos, que los que tengo ya estás muy jodidos.

Les traigo la continuación de este fic, agradeciendo como siempre sus votos y comentarios. Seguiré trabajando en pos de mejorar y que les siga agradando mi trabajo!!

Fans del HadesxQin, incluída yo que ya que es la OTP suprema, este es su cap!!!

A leer!!!

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Eros se abrazaba así mismo mientras iba en la barca de Caronte en su pequeño viaje hacia el inframundo. Sus ovejas estaban espantadas viendo como iban por el río de niebla y el barquero remando sin dejar de silbar de manera tétrica. Si pensó que iba a tener paz después de completar su misión de unir a su abuelo Poseidón con el espadachín Sasaki Kojiro, estaba muy equivocado. Ahora estaba a espera de los deseos del hermano más poderoso y dios más respetado del panteón griego (por no decir, el más sexy).

—Hemos llegado. Síganme, Eros.

Hades descendió de su asiento volador y de manera mágica, una alfombra fue materializándose a sus pies, creando un camino que los llevaba hacia el palacio del rey del inframundo. Con asombro, Eros veía como las vestimentas de su abuelo cambiaban: su traje pulcramente blanco, cambiaba a uno de una tonalidad oscura; sus zapatos de piel de dragón cambiaban por unas botas negras que llegaban a sus rodillas; en sus hombros se iba materializando una elegante capa de terciopelo oscuro con bordes de oro que se arrastraba casi dos metros de él; en su cabeza se formó una corona elegante de hojas de granada, hecha de oro, con piedras preciosas como diamantes, rubíes, zafiros, topacios y amatistas.

El platino empezó a caminar de manera gallarda por la alfombra mientras todas las criaturas y habitantes del inframundo, que pasaban por allí, se ponían a los lados de la alfombra y hacían reverencias hacia su gobernante, respondiéndoles este con respeto. Eros caminó detrás de él junto con sus ovejas observando que había lámparas de piedras preciosas por las paredes del inframundo, iluminando bellamente el camino de su rey hasta su palacio.

Las puertas del palacio de Hades se fueron asomando y dos guardias se inclinaron respetuosamente ante su rey antes de abrirlas. Hades, Eros y sus ovejas se adentraron por el magnífico lugar llegando a la sala de tronos. Eros vio con profunda admiración a su abuelo subir las escaleras hasta su trono y sentarse con elegancia y gran porte, acariciando al imponente Cancerbero, que se pasó por allí, postrándose ante su amo. El pequeño dios se postró rindiendo reverencia y respeto, instando a sus ovejas a hacer lo mismo. Hades era el dios más respetado, temido, poderoso, elegante, sensual, atractivo, sabroso y asquerosamente rico de todo el panteón griego (y quizás de los demás también).

—Su Majestad, Rey del inframundo.

—Acércate, Eros. Ven a mí.

El rubio subió con algo de miedo quedando a pocos pasos de donde estaba el mayor, que lo veía de manera serena. Tragó saliva viendo su bidente al lado de su trono, por si se le ocurría usarlo como su hermano Poseidón para ensartarlo en algún lugar del inframundo.

—Creo ya debes saber a qué te he llamado, Eros.

—S-Sí, Su Majestad.-Eros volvió a postrarse-Estoy a sus órdenes.

—Eros, no me llames Su Majestad.-levantó la cabeza viendo al mayor que le sonreía-Eres mi nieto.

—¡¡Abuelito!!

El stand del dios del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora