Chan y Felix se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritos.
¿Pod...
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—¿Mami, a dónde vamos? —murmuró Jaehyun mientras su mamá abrochaba lo más arriba posible una gruesa chaqueta y acomodaba el gorrito que le había colocado minutos atrás sobre la cabeza.
—Hoy empezarás el jardín de niños, ¿recuerdas que lo hablamos hace un par de días, mi amor?
—Mhm... no acuerdo, mami.
—Bien, no pasa nada, mamá te explica de nuevo —Felix le sonrió de lado cuando terminó de acomodar su ropa pero mantuvo su posición de cuclillas para quedar a la altura del menor— cuando los cachorritos alcanzan cierta edad es necesario que vayan a la escuela o, como es tu caso, al jardín de niños. Allí aprenden mucho mucho, conocen a otros niños y se divierten. Es necesario para tu desarrollo y crecimiento, mi amor.
—¿Jae va solito? —inquirió con su mirada empezando a cristalizarse.
—Papá o yo te llevaremos y luego iremos a recogerte un par de horas después.
—¡Jae no quiere estar solito! —gimoteó.
—No estarás solito, amor, ¿recuerdas que mamá dijo que estarás con tu profesora o profesor y otros niños?
—Sí, mami... pero no estarán papá y mamá y Jake.
—Jake aún es muy pequeño, todo lo que tiene que aprender ahora se lo podemos enseñar nosotros, pero tú ya necesitas a alguien que sepa más —besó su manito con suavidad cuando lo escuchó sollozar.
—Nadie es más int-egente que mami y papi.
—Gracias, bebé, tu también eres muy inteligente —Felix iba a continuar cuando Chan apareció por detrás de ellos con Jake colgando de su cadera y las llaves del coche en la otra mano.
—¿Estás listo, cachorro? —inquirió el alfa en medio de una mueca por el jalón de pelo propiciado por su hijo menor.
Jaehyun solo se encogió de hombros antes de estirar sus bracitos en un pedido silencio de ser cargado. Chan lo tomó del otro lado de su cadera sin demasiado esfuerzo, dejando luego dos pequeños besitos en las mejillas de sus cachorritos.
—No quiero ir, papi, pero mamá dice que es bueno para mi rollo —intentó susurrar sin éxito. Ambos adultos rieron sin poder evitarlo.
—Creo que mamá se refería a desarrollo, Jae, y tiene razón. Es necesario ir a la escuela, hijo, ¿acaso no quieres conocer a otros cachorros, jugar y tener amiguitos?
—Sí, papá, pero no solito.
—Iremos a dejarte y recogerte, Jae, no estarás solito. ¿Crees que papá y mamá te dejarían solo? nosotros somos una familia y siempre priorizamos la seguridad del otro.
—Lo sé —Jaehyun sonrió apenas antes de besar su mejilla— ¡vamos al jardín!
