Chan y Felix se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritos.
¿Pod...
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—Jae, ¿le diste de cenar a Nube? —inquirió desde su lugar.
—¡Sí, papi! una tacita.
—Eso es, buen cachorro.
Chan sonrió de lado cuando sintió un leve tirón a su pantalón. Quitando la mirada de la olla que tenía al fuego, dio con dos ojitos juguetones y muchos ricitos.
—Hola a mi otro cachorrito bebé, ¿escapaste de mami, Jake?
—¡Sí! —el niño rio sonoramente mientras apresaba la pierna de su padre entre sus pequeños bracitos.
El alfa lo mantuvo lo más lejos posible de la cocina caliente, aunque el niño se aferrara a él y gimoteara cada vez que lo movía unos centímetros. No pasó mucho tiempo cuando un frenético omega hizo acto de presencia. Su aroma, normalmente amielado y dulzón, se encontraba opacado por el nerviosísimo y la ansiedad pero todo pareció relajarse cuando divisó a sus bebés junto a su padre.
—¡Jake, ahí estás! —corrió a tomarlo entre sus brazos para posteriormente marcarlo con su aroma un par de veces— ¿Qué hemos dicho de huir de mamá de esa forma? por favor no vuelvas a hacerlo.
—Siento, má.
—Está bien, bebé —besó tiernamente su nariz antes de dirigir sus ojos al alfa que observaba todo con una diminuta mueca divertida— fui un segundo al baño mientras dejaba a este travieso cachorrito esperando por un cambio y cuando regresé se había esfumado.
—Eso creí, amor —Chan rió— lo bueno es que aprendimos la lección con Jaehyun y ahora cerramos todas las puertas y ventanas con sus seguros.
—Hablando de eso, ¿dónde está mi cachorro mayor?
—Hace unos minutos estaba alimentando a Nube así que supongo que se entretuvo con eso. El almuerzo casi está listo —aclaró en voz alta para que el resto de los integrantes oyera.
La verdad era que al alfa no se le daba de maravilla eso de cocinar, pero por lo menos lo intentaba. Había un par de platillos seleccionados que le quedaban deliciosos, por lo que de vez en cuando su omega le cedía el control de su amado espacio y le permitía encargarse de alguna de las comidas. Ese día había decidido prepara lasaña, receta especial de su madre.
En la tarde debía ir a la empresa a cerrar balances de fin de año y dejar todo finiquitado para la próxima temporada, por lo que decidieron que sería bueno llevar a los niños para que paseen por la ciudad y conozcan un poco más. Sumado a esto, las decoraciones navideñas empezaban a desempolvarse y colocarse a lo largo de Nueva York y las diferentes viviendas y ellos tenían muy en claro lo amante que Jaehyun era de las lucecitas.
Además aprovecharían a comprar nueva decoración para su propia casa, debido a que Felix argumentaba que la anterior ya se encontraba obsoleta y no tenía ese brillo que la navidad se merecía.
