Adoptado

679 66 19
                                    

Shanks despertó antes que toda su tripulación a pesar de haber sido el último en quedar dormido. Comenzaba a amenacer y los primeros rayos de sol se asomaban. Cuando giró el rostro, aturdido por la cantidad de alcohol que había ingerido observó a un pelinegro sentado a su lado con la mirada perdida en el horizonte, concentrado en sus propios pensamientos, no recordaba demasiado de él,  solamente que el extraño lo había retado a un duelo, combatió y de ahí en adelante todo era borroso.

—Creí que tardarías más en despertar,  menos mal que sigues vivo. — Exclamó el pelinegro quien dirigió su mirada hacia el pelirrojo que yacía en la arena acostado al notar que se movía.—Soy Mihawk, seguramente ya lo olvidaste, no me sorprendería — Se encogió de hombros restandole importancia al asunto.

—No había olvidado tu nombre, ojos bonitos. — Sonrió Shanks y se incorporó sentándose,  lo cual fue mala idea ya que comenzó a sentir que todo a su al rededor giraba.

—Ya no vomites.  Te mantuve con vida todo lo que pude, no vayas a morir ahora — Pidió Mihawk. Había pasado la noche en vela cuidando del pirata y realmente había sido muy agotador el hecho de mantenerlo a salvo para poder cumplir su misión.

Shanks le miró incrédulo.  ¿De verdad lo había estado cuidando? ¿Quién era y por qué lo hizo? De igual forma no era la clase de persona que se quedaba con dudas por lo que determinó que si el pelinegro no tuvo problemas en cuidarlo entonces tampoco los tendría en responderle algunas cosas.

—¿Quién eres, Mihawk? Un pirata cualquiera habría tomado la oportunidad de asesinarnos cuando estábamos inconscientes, tú en cambio decidiste cuidar de mi. ¿Qué estás buscando o qué quieres de mí? — Cuestionó el pelirrojo curioso.

—Matar a otro cuando no puede protegerse es de cobardes, incluso entre piratas hay honor ¿No crees? Y qué es lo que quiero de ti... excelente pregunta. La gente habla, pelirrojo. Se dice por ahí que eres un excelente espadachín y lo único que quiero es un compañero para poder practicar. — Exclamó Mihawk sin quitarle la vista de encima al pirata. La mayoría de las cosas que había dicho eran verdaderas pero igual tenía que añadir algunas cuantas para que él pelirrojo no sospechara de él. 

El pirata se mantuvo en silencio por unos minutos pensando detenidamente en lo que le estaba pidiendo e imaginando todos los escenarios por los cuáles hacerlo y por los que no debería. Ambos hombres se mantuvieron la mirada y al final el pelirrojo suspiró con una sonrisa ladina en el rostro tomando finalmente su decisión. —Está bien. No veo motivo para no practicar juntos después de que me cuidaste anoche, ojos bonitos.  — Shanks se encogió de hombros restandole importancia al asunto. —Pero, ¿Podría ser quizás mañana? Tengo que ver que mi tripulación no haya muerto todavía. — Dicho aquello se puso de pie y caminó tambaleándose hacia donde se encontraban sus compañeros, corroborando que estos todavía respiraran, cuando terminó de revisarlos y darse cuenta que seguirían dormidos -O desmayados- por un largo rato mas regresó hacia donde seguía sentado el pelinegro.

—Y dime, Mihawk. ¿Cómo fue que me encontraste?

—No fue sencillo. Tuve que seguir tu rastro por varios lugares para poder llegar a ti —Mintió el Marino.

—Con que si... ¿Tantas ganas tienes de pelear contra mi? Por un segundo creí que venías por mi atractivo... Es una pena que solo sea para pelear, ojos bonitos. — Shanks ya había decidido que ese sería el nuevo apodo del pelinegro. A su parecer, le quedaba, los ojos de Mihawk eran de un color ámbar intenso, algo muy poco común de ver y realmente le parecían bonitos. Por su parte, al Marino le causaba molestia ese apodo. Sus enemigos le llamaban ojos de halcón y se había convertido en algún tipo de leyenda entre los piratas incluso cuando nadie supiera quién era ni cómo lucía, por lo que, ser nombrado 'Ojos bonitos ' lo hacía sentir humillado, pero tenía que hacer lo posible para ganárselo,  así que si tenía que aguantar ese estúpido sobrenombre lo haría sin quejarse.

Deber o deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora