Rescate

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El rostro de Shanks estaba pálido y parecía a segundos de vomitar cuando sintió la mirada de aquel hombre examinando su cuerpo desnudo. No se sentía bien, no le agradaba. Él era el maldito pelirrojo, quien ya tenía grandes victorias e iba directo a convertirse en emperador del mar, no era posible que se le estuviese tratando de esa forma.

El almirante se relamió el labio y se palmeó las piernas -Anda, ven con papi - Exclamó con burla.

El pelirrojo comenzó a caminar lentamente hacia el Marino, la distancia no era demasiada, por lo que no tardó casi nada. Tragó saliva viendo la erección que tenía el hombre y se mentalizó en que aquello le dolería. Cerró los ojos apretandolos, ya estaba resignado a lo que iba a hacer y de repente la puerta se abrió de golpe dejando ver a un pelinegro desconcertado por la escena que tenía delante. La mirada entre el pirata y el ex Marino se cruzaron.

-Ah, ojos de halcón, que grata sorpresa. ¿Vas a unirte? - Preguntó el almirante que empujó a Shanks al piso con fuerza en lo que él se ponía de pie y se subía los pantalones. -¿Cómo demonios llegaste hasta aquí? -

Mihawk siguió con la mirada el cuerpo del pelirrojo y se encaminó hacia él ignorando la presencia del Marino. Retiro la capa que llevaba puesta y la colocó sobre los hombros de Shanks para cubrir su desnudez. Observó detalladamente lo herido que estaba el cuerpo y el rostro del pirata y apretó los puños con visible molestia. -Mihawk... yo... - Comenzó el capitán pero ojos de halcón negó con la cabeza. Con la manga de su camisa limpió la cara del pelirrojo e intentó arreglar un poco su despeinado cabello. -Estoy aquí, Shanks. Dame un momento y nos iremos - Le Murmuró con una pequeña sonrisa en el rostro intentando calmarlo a la par que retiraba las cadenas que lo aprisionaban.

-Te hice una pregunta, ojos de halcón - Exclamó esta vez con impaciencia el Marino. -Después podrás preocuparte por tu zorra -

Mihawk se puso de pie y caminó hasta quedar enfrente del almirante. -¿Cómo le llamaste? - Preguntó con el fuego en la mirada de lo enojado que estaba.

-Zorra - Repitió de manera burlona

El puño de Mihawk impactó de lleno sobre la cara del almirante haciéndolo retroceder tan solo unos pasos. El pecho del pelinegro subía y bajaba y no creía poder resistirse por más tiempo.

-Debiste decirle a los soldados que yo ya no era un vicealmirante... otro error más. El primero fue lastimar a Shanks poniéndole tus sucias manos encima - Exclamó Mihawk. Su voz sonaba molesta y su semblante sombrío y serio. -El segundo fue llamarle de esa manera. -

El almirante carcajeo con diversión pura. -¿Crees que yo puse mis manos en esa basura? Mejor que te diga él dónde puso su boca - Otra risa por parte del hombre y Mihawk giró el rostro para ver a Shanks que estaba hecho un ovillo en el suelo y se rehusaba a verlo -Ya entiendo porque renunciaste... con esa boquita hasta yo -

-¡Cállate de una maldita vez!, Shanks no es una zorra, no es lo que tu estúpida y retorcida mente quiere ver. Y me voy a asegurar de que te arrepientas - Mihawk sacó la espada de su espalda y se puso en posición de combate. Podía sentir como su sangre hervía por dentro de tan solo pensar lo que le había hecho a su pelirrojo.

-Vaya, vaya, así que el polluelo quiere pelear... Está bien - El almirante era usuario de una fruta del diablo tipo Zoan por lo que con un gruñido se convirtió en una gigante pantera negra.

-La pantera de la Marina - Susurró Shanks viendo la transformación del marino. Había escuchado rumores de lo poderosa que era una bestia que estaba en manos de la Marina pero nunca la había llegado a ver y ahora lo entendía, ese animal era gigantesco.

Mihawk sonrió y no retrocedió ni un centímetro. -Ya te habías tardado, viejo - Exclamó antes de correr hacia la bestia preparado para atacarlo con la espada.

Deber o deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora