Love story. (Young miko)

Capitulo 4: Hospital.

—¡Victoria! niña, que bueno que llegas, no se que fue lo qué pasó pero...—Las luces de las ambulancias y policías me cegaron por un momento y de tanto ruido, me aturdí.

Los busqué con la mirada, hasta que los vi a lo lejos. Mi mundo se detuvo. Estaba inconsciente sobre una camilla.  Sentía un nudo en la garganta enorme, uno que se liberó un poco cuando vi a Susana bien.

—¿Usted es familiar del niño Juan Ramírez ? .—Un enfermero se acercó a mí. Asentí y le pregunté por el estado en el que se encontraba mi hermano.— Necesitamos hacerle más chequeos, tiene que acompañarnos.

—Señora Nubia, ¿podría cuidar a Susana?.—Le pregunté acercándome a ellas.

—Ay, niña, yo quisiera, pero no puedo ahora. Tengo la...

—Yo puedo cuidarla, Victoria.—Por un momento había olvidado que no venía sola. Nicole se acercó y tomó a mi hermana entre sus brazos, la pequeña aceptó gustosa y me miraron esperando una respuesta.—Ve a cuidar a tu hermano, no te preocupes.

Dude un momento en dejarla con una completa extraña, pero no tenía opción, juan me necesitaba.

—Volveré en cuento pueda, te estaré llamando.–Me acerqué a mi hermana y la abracé.— Intenta descansar, pequeña, volveré en un rato con Juan.

Subí a la ambulancia en la que iba juan, recostado sobre una camilla, con la piel pálida. Las enfermeras decían que seguía respirando, aunque no parecía así.

Sentía el corazón en la mano cada vez que escuchaba algún ruido diferente de la máquina donde venía conectado.

—Todo va a estar bien, Juan, te lo prometo.—Susurré mientras tomaba su mano.— Perdóname.

—Llegamos, tienes que ir con la secretaria a hacer el papeleo, nosotros nos encargaremos del pequeño.

(...)

2 horas pasaron desde que lo metieron a ese iluminado cuarto, y aún no decían nada sobre su estado. Estaba volviéndome loca.

—Ehh, aún no se nada. Pero si voy a volver, solo necesito un poco más de tiempo y...

—Entiendo, cálmate.—Su voz se escuchaba tranquila, eso me relajaba.— Estará bien, Susana estaba preguntando, pero logré que se durmiera. Y acomodé un poco las cosas.

—¿Porque haces todo esto?.—Mi espalda llegó a la fría pared del hospital y suspiré.— Te lo agradezco, pero no tengo como pagarte.

—No tienes que pagarme.—Hubo un silencio.— No somos amigas ni nada, pero si estuviera en tu lugar me gustaría que alguien me ayudara.

—Gracias.—Fue todo lo que pude decir antes de colgar la llamada.

Nunca había recibido ayuda de un desconocido sin que pida algo a cambio, era extraño.

—Familiares del joven Juan Ramírez.—La doctora me llevó hasta la habitación donde se encontraba juan y nos dejó solos.

—Eyy, ¿como te sientes ?.—Me acerqué a él con mi mejor sonrisa.— ¿te duele?.—Apunté su brazo enyesado.

—Lo volvió a hacer.—Dijo.— De nuevo, nos mintió.

—Sí, lo se. No sabes cómo me duele que seas tú quien pague por sus errores.—Tome su otra mano.— ¿que pasó desde que me fui ?

—No quiero hablar de eso.—Bajó la mirada.— Quiero irme a casa, con Susana.—La buscó con la mirada.

—Está en casa.

—¡¿La dejaste sola?! ¡Solo tiene seis años!

—Tranquilo, no la dejé sola, hace rato hablé con ella, está en buenas manos.—Me senté frente a su cama.— Me dijeron que en unos minutos te dejaran salir.