El Rey del Invierno y la Reina del Verano.

Capítulo 26 : Traidores, cabezas, púas.

Desembarco del Rey 301 AC.

El pez negro.

El Gran Consejo era un juego jugado por personas que no podían perder. Se había solucionado desde el principio y Brynden maldijo tanto a Edmure como a Lysa por no darse cuenta. Cat y él habían intentado que entraran en razón y hicieran lo correcto. Si lo hubieran hecho, es muy posible que se hubieran alejado del Dragonpit al menos con un castigo menor. Las acciones de Edmure ya le habían costado a Brynden y su Casa la Custodia del Tridente, como le habían costado a su tonto sobrino su señoría. Es posible que Lysa al menos se hubiera quedado a cargo del Nido de Águilas, si no del Valle. Sin embargo, ambos se habían negado a escuchar y ahora deseaban hacerlo.

Cuando Cat se acercó a él y le pidió que la acompañara mientras hablaba con su sobrina y su sobrino, Brynden al principio se negó. No tenía ningún deseo de verlos y ciertamente ninguno de hablar con ellos. Aunque al final cedió. Las celdas en las que estaban retenidos eran mucho más cómodas de lo que podrían haber sido y agradeció a los siete y a sus gracias por esa pequeña misericordia. Brynden no se hacía ilusiones sobre la razón por la que sus sobrinos habían sido tratados mucho mejor de lo que podrían haber sido. Él, Cat y sus hijos estaban recibiendo mucho favor del rey y la reina a este respecto. Mientras que Brynden dudaba que al eunuco, al quesero y al ruiseñor se les mostrara algo.

Caminaron en silencio, tanto él como Cat tenían muchas cosas en la cabeza y, a pesar de que Lysa y Edmure les pidieron que vinieran aquí, Brynden todavía esperaba que actuaran de la misma manera que ya lo habían hecho. Al llegar a la celda de Lysa, Brynden necesitó un momento para recomponerse y Cat lo miró preocupada. Sacudir la cabeza y respirar profundamente fue todo lo que necesitó para estabilizarse y, con un gesto de asentimiento hacia Cat y una mirada al guardia, se abrió la puerta de la celda.

"Tío, hermana, gracias a los siete", dijo Lysa y, por un breve momento, llevaron a Brynden de regreso a Aguasdulces y observó cómo dos niñas jugaban felices sus juegos.

Cat abrazó a Lysa y él también, probablemente por primera vez en más de veinte años, apostaría. Tomaron asiento y al principio la conversación fue bastante agradable. Tanto es así, que Brynden estaba empezando a considerar acudir al rey una vez más y pedirle aún más indulgencia para Lysa. Algo que su sobrina ahora le rogaba a Cat que hiciera. Si lo hubiera dejado así y hubiera hablado sólo de su propio destino, Brynden apostó a que tal vez Cat también lo habría considerado. Sin embargo, fue cuando mencionó Meñique y cómo reaccionó a las palabras de Cat, lo que demostró que Lysa había perdido la cabeza por completo.

"Petyr también, Cat. No hizo nada malo y merece no perder la cabeza. Habla con el Rey en nuestro nombre, él te escuchará, sé que lo hará".

"¡Habla con el rey por él! Por ese hombre después de todo lo que ha hecho". Dijo Cat con desdén.

"Petyr no..."

"Vendió a Ned. Le puso un maldito cuchillo en el cuello a mi marido después de prometerme que lo ayudaría". Dijo Cat enojada y Brynden una vez más sintió que su propia ira aumentaba ante la mención de las acciones de su antiguo pupilo. "Si eso no fuera suficiente, me mintió en la cara y afirmó que los Lannister tenían a Arya como rehén. Ese hombre". Cat escupió antes de recomponerse "trató de usar mi amor por mis hijas para sus propios fines".

"Petyr no lo haría, no mentiría". Lysa chilló fuertemente.

"Todo lo que hace es mentir. Cada maldita palabra que sale de su boca es una mentira". Dijo Cat mientras se ponía de pie.

"¿Entonces no ayudarás a tu hermana en su momento de necesidad?" Lysa acusó y si él no hubiera puesto su mano sobre el hombro de Cat, entonces ella bien podría haber golpeado a Lysa.