1. Entre pasos y bebidas, perdí.

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Abril del X780.
Magnolia, Reino de Fiore.

—¡Allegra, flexiona bien las rodillas! —.

La voz tronadora de Madame Karen hace temblar a los bailarines principalmente a una pelirroja de ojos verdes, esta sabe que hoy no ha sido su mejor rendimiento, suspira cuando la maestra da la vuelta. A su lado un joven rubio la observa preocupado.

—Allegra —susurra llamando su atención.

—Hibiki, tu mirada fija me incomoda —habla bajito la pelirroja mientras hace un arabasque.

—¿Te encuentras bien? —inquiere amable dejando a un lado la respuesta cortante de su compañera.

—Definitivamente no. Me conoces, odio hacer un mal ensayo, ¿cuánto queda por terminar? —en ese momento el joven la sostiene por la cintura dando los dos otro giro.

—En diez minutos seremos libres —aquella desesperación hace sonreír a Ale.

La música, el sonido de las zapatillas en el tablón de madera del teatro, las luces, el sudor corriendo por su cuerpo, un aplauso interrumpe la armonía del ambiente.

—Necesitan trabajar individualmente, por hoy es todo —se despide la maestra.

La pelirroja no espera, recoge su mochila y zapatos apresurada, sale al vestíbulo de la Ópera de Magnolia. Se sienta en un sillón, se cambia sus zapatillas por los tenis blancos, cuando llega una notificación a su Iphone.

“Alle, te espero en la cafetería Fairy Tail
La pandilla esta reunida, Mavis está impaciente
Porfis, salva mi triste vida. Zeref”.

Sonríe inconsciente al leer el mensaje de su hermano, recoge sus pertenencias, sale corriendo hacia el parqueo de enfrente, activa la llave del Merecedes Bnz, abre la puerta, se desliza en el interior. Suspira agitadamente, su corazón no quiere cooperar. Activa la marcha, sale veloz rumbo a la Cafetería.

Se detiene en una cuadra antes para dejar el auto en la zona de parqueo, mira por el retrovisor, se deshace de su moño dejando su cabello rojo suelto, toma un pintalabios carmín de su bolso delinia sus labios con este. Se baja del auto, su caminar despampanante llama la atención de las personas, llega a la puerta de la Cafetería, una campanilla suena apenas la abre.

Sus ojos recorren el lugar, en una mesa al fondo se halla un grupo de jóvenes ruidosos y de apariencia llamativas, sus comisuras labiales se eleva, dirige sus pasos hasta ahí. Una pequeña de larga cabellera rubia y ojos verdes expresivos sonríe al notar su presencia.

—¡Allegra! —se lanza a sus brazos.

—Mavis, ¿volviste a molestar a mi hermano? —inquiere alegre, acaricia suave el pelo de la rubia.

—Soplón —la rubia le saca la lengua a un joven pelinegro de ojos oscuros.

—Basta, me aburren con sus peleas infantiles —se queja un rubio alto con una cicatriz en la ceja.

—No seas bravucón, Laxus —hace un puchero Mavis.

—Tu hermana tiene razón, con esa pésima actitud no entiendo como tiene tantas chicas muertas por tus huesos —expresa la pelirroja sentandose en la única silla vacía.

—Esos son celos lo que huelo —dice socarrón Laxus.

—Sigue diciendotelo hasta que te lo creas —responde juguetona la ojiverde.

La conversación se ve interrumpida ante la presencia del camarero en busca de su pedido, Mavis y Allegra piden helado de naranja y vainilla respectivamente; en cambio los chicos prefieren un refresco gaseado y pizzas. El pelinegro no deja de echar un vistazo hacia la barra de bebidas, la bailarina se da cuenta.

—Hermano, ¿está todo bien? —inquiere curiosa.

—No te preocupes, Alle —los ojos oscuros de Zeref se clavan en su hermana, esta asiente con la cabeza.

—Bueno, que esta sorpresa de ver a los Dragneel y Dreyar juntos —los jóvenes centran su atención al recién llegado.

—Jerall Fernández —dice serena la pelirroja —Mi hermana te ha dado permiso de salir solito —los otros chicos ríen a carcajadas.

—Alegra, no me avergüenzes de esa manera —se sonroja, pide permiso a una pareja sentada en la mesa de a lado, arrastra una silla para sentarse con los otros.

—Bien, ¿a qué se debe está reunión? —dice el peliazul recién llegado —
Debo darle las gracias a ustedes, me salvaron de las clases de belleza de Erza —esta vez son las chicas las que ríen a carcajadas.

—La semana próxima es el Hanami (1), el viejo quiere que lo ayudemos a organizar todo el festival —avisa el rubio alto, descruza los brazos, pone sus manos encima de la mesa.

—Cierto, lo volverán hacer por la noche —dice Zeref, luego le da un mordisco a su pizza italiana.

—La tradición es más de 400 años ha imperado así, el viejo no irá en contra —Laxus Dreyar da un sorbo a su bebida.

—Debe ser exhaustos ser los nietos del alcade —dice peliazul con un extraño tatuaje en la mitad de la cara derecha.

Makarov Dreyar es un anciano de ochentacinco años con una energía que parece nunca acabar, es el alcalde de la ciudad y abuelo de los hermanos rubios. Tiene un parentezco con los Dragneel, por lo que Laxus y Mavis son primos de los Hermanos Dragneel.

—Llega un momento en el que te acostumbra —enuncia Mavis —Le debemos nuestra vida al abuelo —los ojos de la rubia se entorna triste, Zeref le da un beso en la mejilla.

—Como sea —habla la pelirroja tras un rato —La Dictadora Karen quiere hacer dos presentaciones en el Festival, el primero con la compañía y el segundo un solo mío —suspira cansada —Me duelen las pantorillas y los brazos de tanto ensayo. Trataré de ayudarlos en lo que mi tiempo me permite.

—No te preocupes, estoy segura que vas a brillar más que las mismas flores de cerezo esa noche —comenta Laxus, se sonroja en el acto, desvia la mirada hacia el otro lado.

La conversación se ve interrumpida cuando el mesero trae los dulces de las chicas, Allegra se queda confundida al ver el helado de limón en vez del vainilla el cual pidió, pide permiso a sus amigos para levantarse de la mesa. Se encamina hacia la barra, inclina su cuerpo hacia delante, pone las manos encima de la barra. El barman está acomodando unas copas en el estante, de espaldas la pelirroja puede disfrutar su anatomía, hombros anchos, cadera ancha, y un trasero como Dios manda, se muerde el labio inferior al desear poner su mano en él. Sacude la cabeza desechando esa idea con la misma rapidez con lo que llego.

—Disculpe, necesito que alguien me atienda —llama la atención del barman.

—¿En qué puedo ayudarla? —aquella voz deja estatica a la bailarina, ni siquiera en el año que ha pasado ha podido olvidarla.

El joven se da la vuelta, un cabello celeste sostenido por un decorado amarillo, aquella nariz afilada, los labios finos, aquellas gafas de ver metálicas y... esos ojos azules tan frío como el hielo.

—Invierno —susurra la chica aún sorprendida.

—Nos volvemos a ver, Primavera —sonríe ampliamente el peliazul.

Haré Florecer la Nieve [Entre Flores y Nieve 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora