6. Deja los nervios en el pasillo.

1 2 0
                                    

⚠Contenido +21⚠

—¡Que demonios! —exclama la joven, tirando la puerta del despacho de su madre.

—Allegra —la Presidenta la reprende —Esta no la conducta de la Vicepresidenta de la Compañía.

—Me niego —encara a su madre, solo el escritorio hecho de nogal negro la separa.

—Deja los nervios en el pasillo —la pelirroja mayor suspira —Teníamos un trato.

—¡Joder, sí! Pero luego de acabar mis estudios universitarios —comienza a caminar de un lado a otro con furia, se hala los cabellos —Además has dejado a esos tiburones con deseo de sangre en ese Salón —.

Irene se sienta en la silla giratoria, sin despegar la vista de su hija. De todos sus hijos, creyo que Allegra es quien mejor la entendía, hasta heredo el cuerpazo y el cabello rojo; en cambio sus ojos jades le recordaban tanto a los de su marido, que cada día miraba con amor. No obstante subestimo la actitud serena de ella, cuando sigue siendo una Dragneel de pura sangre, el fuego corre por sus venas.

—Deberías darme las gracias, todo lo que tienes en la vida es por la mercancía que produce la Compañía —espeto molesta, tenía que hacerla entrar en razón.

La joven heredera se detuvo, volvió a mirar a su madre. No, esa mujer no lo era más. Para ella a partir de ahora sería exclusivamente La Presidenta Dragneel. En cambio, la mayor miraba los puños apretados de su hija, en pasos veloces acorto la distancia y golpeo el escritorio.

—¡No debería agradecerte por cumplir con tu papel de Madre, ni yo, ni mis hermanos! —exclamo enojada.

Los ojos achocolatados se abrieron de la impresión, su hija bufaba como un toro embravecido, se dio la media vuelta se alejo, ver la espalda de su hija distanciarse hizo doblegar su orgullo. Se levanto inmediatamente, antes que Allegra tocará el picaporte de la puerta, hablo:

—Hay un traidor en la Compañía —.

La bailarina se queda en su sitio, no puede odiar a su madre siempre ha sido la mejor, incluso eligió educarlos ella misma. Suspiro, había dado su palabra. La palabra de un Dragneel es ley.

—¿Sospecha de los activos que estaban en la Reunión? —inquiere tras un momento.

—Sí —el ambiente sigue tenso, pero Irene puede sentir como su hija va asumiendo la real situación.

—¿Qué pretendes hacer al respecto? —camina hasta sentarse en unos de los butacones frente de su madre.

—Encontrarlo, pero necesito una distracción para eso —un bufido de parte la jovencita hace que sonría a medio lado.

—Ahí es donde entro yo, ser tu nueva VicePresidenta —rueda los ojos —¡Bravo Sra. Dragneel, que idea magnífica! —expreso con burla.

—Estarán ocupados pidiendo tu cabeza que no se darán cuenta que lo estaré cazando —.

—Me sorprende tu frialdad, Belserion —Irene por tercera vez durante la conversación se sorprende con el carácter de su hija acaba de llamarla por su apellido de soltera —¿No te preocupas de mi seguridad? —.

—En realidad sí, eso ya esta cubierto —desplaza en el escritorio dos expedientes.

—¿Qué esto? —comienza Allegra hojeando el documento, hasta darse cuenta de lo que se trata —¡¿Pretendes ponerme niñeras?! —exclamo histérica.

En ese momento, dos toques en la puerta interrumpieron a las mujeres. Allegra mira desconfiada a la Presidenta, su mirada se desplaza hacia la puerta.

—Adelante —da el permiso Irene.
Dos jóvenes entraron. Un rubio de ojos azules, piel nívea, de cuerpo robusto y una mirada pícara con mucha confianza. A su lado, el otro joven contrasta bastante; es pelinegro de ojos negros, mirada evasiva, le recordaba tanto a su hermano Zeref, que esbozo una media sonrisa.

Haré Florecer la Nieve [Entre Flores y Nieve 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora