II

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Después de llegar a la base del grupo Akatsuki, Pain convocó a los miembros del equipo para darles indicaciones precisas sobre el cuidado y la seguridad de los recién llegados. Con un gesto firme, Pain se acercó al grupo reunido en la sala principal, su presencia imponente marcando la atmósfera con una seriedad inquebrantable.

"Es fundamental que todos comprendan la importancia de la presencia de Kagome y Shippo en nuestra base", comenzó Pain con un tono sereno pero directo. "Cada uno de ustedes asumirá una responsabilidad en su protección y bienestar."

Dirigiéndose hacia la joven, el de cabello naranja se presentó formalmente: "Soy Pain, el líder de este grupo. Te doy la bienvenida a nuestra base, Kagome." Su mirada expresaba determinación pero también un atisbo de respeto hacia la joven sacerdotisa.

Siguiendo a Pain, cada miembro del equipo se presentó uno a uno, revelando sus nombres y habilidades particulares, aunque con diferentes grados de entusiasmo o solemnidad. Desde el tacto con tono satírico pero certero de Kisame, hasta la excentricidad explosiva de Deidara, cada uno ofreció una breve explicación sobre su papel dentro del Akatsuki y cómo contribuirían a la protección de Kagome y Shippo.

Tobi, con su peculiar personalidad y su actitud juguetona pero igualmente atenta, se acercó a Kagome con un brillo travieso en sus ojos. "¡Soy Tobi, un placer conocerte, Kagome-chan!" expresó con entusiasmo, aunque sin descuidar su compromiso en la seguridad del lugar.

Pain, retomando el control de la situación, prosiguió explicando a Kagome los aspectos fundamentales de su estancia en la base, detallando las áreas restringidas y ofreciéndole un espacio seguro y confortable donde establecerse.


La luz tenue de la tarde comenzaba a filtrarse por las ventanas de la base del Akatsuki, pintando la sala con tonalidades doradas y creando un ambiente acogedor. Kagome, sumida en la observación del entorno, apenas notó el reloj que colgaba discretamente en una de las paredes, marcando el paso del tiempo de manera silenciosa.

Repentinamente, el sonido proveniente de la pancita de Shippo rompió la tranquila atmósfera. Los gruñidos estomacales del pequeño zorro dejaron en claro que la hora de la comida se había adelantado para él. Afortunadamente, la atención de Sasori, quien permanecía en la sala, captó la necesidad del pequeño.

"Sigan por aquí, la cocina está en esa dirección", indicó Sasori con una voz serena, señalando con calma la dirección hacia la cocina. "Si necesitan algo para comer, deberán prepararlo ustedes mismos."

La sonrisa radiante de Shippo no se hizo esperar, sus ojos brillaban con emoción ante la perspectiva de satisfacer su hambre. Brincoteando alrededor de Kagome, el pequeño zorro jaló suavemente la manga de la joven, invitándola con entusiasmo a seguirlo hacia la cocina.

La azabache, contagiada por la alegría de su pequeño, sonrió con ternura y asintió, dejándose llevar por la emoción del pequeño mientras se dirigían juntos hacia la cocina. Aunque desconocía por completo las costumbres y utensilios de aquel mundo, la determinación por alimentar a su pequeño niño era su prioridad en ese momento.

Mientras la joven y el niño se adentraban en la cocina, Sasori, desde la sala principal, observó la interacción entre la joven sacerdotisa y el pequeño zorro con una sensación desconocida revoloteando en su interior. Un sutil vuelco en su estómago y pecho lo tomó por sorpresa al presenciar la dulce sonrisa de Kagome y la complicidad que compartía con Shippo.

Decidido a no profundizar en aquellos sentimientos inesperados, Sasori prefirió apartarse discretamente de la situación. Sin decir palabra alguna, se retiró con pasos firmes hacia su recámara, intentando alejar de su mente los pensamientos que parecían surgir ante la escena que acababa de presenciar. Era un nuevo sentimiento, extraño para él, y prefería mantener su distancia para no cuestionarse más al respecto.

El silencio de su habitación lo recibió con la misma calma que siempre lo hacía, brindándole el espacio para reflexionar sobre lo ocurrido. A pesar de su aparente indiferencia, Sasori no pudo evitar que el recuerdo de la sonrisa de Kagome se desvaneciera fácilmente de su mente, dejando un rastro curioso y desconocido en su corazón.

Por otro lado, la joven futurista se aproximó al refrigerador con cautela, asombrada por la similitud que tenía con los aparatos de su tiempo. La estructura metálica y los compartimentos eran sorprendentemente familiares, lo que le hizo sentir un atisbo de familiaridad en aquel lugar desconocido.

Al abrir la puerta del refrigerador, examinó detenidamente cada uno de los ingredientes dispuestos en los estantes. La diversidad de alimentos era abrumadora y, a la vez, intrigante para ella, quien se dispuso a buscar específicamente lo necesario para preparar un platillo típico de su tiempo: katsudon.

Con determinación, Kagome comenzó a sacar los ingredientes: filetes de cerdo, huevo, cebolla, dashi y una variedad de condimentos. Mientras los preparaba, consideró la situación actual: no solo ella y Shippo estaban presentes, sino que también los miembros del grupo Akatsuki.

Movida por un impulso de gratitud y agradecimiento hacia aquellos hombres que, de una forma u otra, se habían comprometido a cuidar y proteger a ella y a Shippo, Kagome decidió hacer una cantidad generosa del platillo.

La fragancia de la cocina pronto se llenó con el aroma tentador de la preparación, una mezcla irresistible de carne cocida, cebolla caramelizada y el toque sutil de la salsa dulce. Mientras el katsudon tomaba forma, Kagome se sentía animada y agradecida por la oportunidad de expresar su gratitud y compartir un pedacito de su cultura con aquellos que ahora serían sus compañeros y protectores.

El aroma del katsudon cocinándose lentamente se expandió por toda la base del Akatsuki, inundando cada rincón con su fragancia tentadora. El delicioso olor despertó la sorpresa y la curiosidad de cada uno de los hombres, quienes rápidamente se vieron atraídos hacia la cocina, intrigados por lo que la joven de cabello negro estaba preparando.

Shippo, el pequeño zorro, se giró hacia los hombres y con gestos animados les indicó que se acercaran y tomaran asiento. La invitación silenciosa de Shippo fue suficiente para que los miembros del Akatsuki, con un brillo de anticipación en sus ojos, se acercaran y ocuparan sus asientos alrededor de la mesa.

Kagome, contagiada por la calidez y la emoción en la sala, les dedicó una sonrisa cálida y genuina a todos en general, sintiendo la necesidad de expresar su agradecimiento y generar un ambiente amigable y acogedor. Aquella sonrisa tierna y sincera generó un rubor ligero en cada uno de los miembros del Akatsuki, quienes se sintieron inesperadamente conmovidos por ese gesto.

Con la rapidez de quien no quiere perderse de la comida recién preparada, todos tomaron asiento, emocionados por probar el platillo que la chica había preparado con tanto esmero. En medio de la expectativa general, Sasori se aproximó a Kagome, ofreciéndole su ayuda con los platos servidos y acompañado por el pequeño Shippo, quien parecía emocionado de colaborar con los hombres del Akatsuki.

Con la colaboración de Sasori y Shippo, los platos se distribuyeron en la mesa, creando una atmósfera de camaradería y amistad entre Kagome y los hombres del Akatsuki. Todos esperaban ansiosos degustar el katsudon y compartir este momento que, de alguna manera, unía sus destinos en aquella base.

[贖罪と愛] - Redención y AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora