III

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La comida había transcurrido de manera amena y tranquila, otorgando a los miembros del Akatsuki un momento de paz y camaradería. La charla fluida y el delicioso katsudon habían relajado el ambiente, proporcionando un breve respiro en medio de sus ocupadas vidas.

Después de disfrutar de la comida, Itachi, con su habitual serenidad, se acercó a la joven, ofreciéndole su ayuda para limpiar los platos y los vasos utilizados durante la comida. La chica asintió con gratitud, agradeciendo el gesto amable del hombre que la acompañaba con su presencia tranquila.

Mientras tanto, Shippo, entusiasmado y con sus ojos brillando de emoción, se dirigió a Kagome, la que sería su madre adoptiva, con una petición juguetona. Con un gesto tierno, el pequeño zorro preguntó tímidamente si podía sacar sus crayones y una libreta de su mochila para comenzar a explorar su creatividad en su nueva habitación. La joven mujer, con una sonrisa cariñosa, accedió gustosamente a la solicitud de Shippo, deseando que se sintiera cómodo y feliz en su nuevo entorno.

Sin perder tiempo, Shippo se aventuró alegremente hacia su habitación, ávido por descubrir su espacio y dar rienda suelta a su imaginación. Mientras tanto, Kagome y Itachi continuaron lavando los utensilios de la comida, compartiendo momentos de silenciosa complicidad y gratitud por el breve respiro que habían tenido.

Itachi, con su habitual serenidad, había observado atentamente cada gesto y acción realizada por Kagome durante la cena y las actividades posteriores. Para él, la joven emanaba una esencia extraordinaria, despertando una sutil curiosidad y preocupación en su interior. Decidió abordar el tema con delicadeza, preocupado por la situación de la joven.

Con una voz serena pero ligeramente preocupada, Itachi se acercó a la chica, esperando no incomodarla: "Kagome, ¿tu esposo no estará esperando o buscando el regreso de Shippo?", preguntó de manera sutil, creyendo que la joven estaba casada debido a su dedicación y preocupación por el pequeño zorro.

Sin embargo, la respuesta de la azabache, sorprendió a Itachi. La joven explicó con calma y sinceridad la verdadera situación entre ella y Shippo. Le aclaró que Shippo no era su hijo biológico, sino su hijo adoptivo ya que este había perdido a ambos padres, y que ella no tenía un esposo. Aquellas palabras revelaron una verdad inesperada para el joven de ojos rojos, despejando su malentendido inicial.

Ante la comprensión de la situación real, Itachi asintió con un gesto suave, sintiendo un renovado respeto por la joven sacerdotisa y admirando aún más su dedicación y cuidado hacia Shippo, a pesar de las circunstancias que rodeaban su relación.


La mañana despuntaba temprano y la joven sacerdotisa se había levantado en silencio, con la determinación de preparar el desayuno para todos los miembros del grupo. Con pasos suaves y cuidadosos, se levantó de la cama, asegurándose de no perturbar el tranquilo sueño de su pequeño hijo adoptivo. Con delicadeza, lo abrigó bien y acomodó una almohada para que descansara cómodamente, asegurándose de que no se cayera mientras dormía plácidamente.

Con suaves pasos, la joven se dirigió hacia la cocina, siendo extremadamente cautelosa para no despertar a ninguno de los hombres que aún descansaban. Con una energía animada y determinada, comenzó a reunir los ingredientes para el desayuno, seleccionando cuidadosamente cada uno para preparar una comida reconfortante y deliciosa.

Entre los aromas y colores de la cocina, la joven comenzó a preparar unos fideos Udon salteados en wok con carne y verduras. Con movimientos precisos y ágiles, combinaba los ingredientes, creando una armonía entre los sabores y aromas que llenaban el espacio.

El sonido del sartén chisporroteando en la estufa se mezclaba con el aroma tentador de los ingredientes que se cocinaban. A pesar del silencio de la mañana, la energía y la determinación de Kagome parecían llenar el ambiente, generando una atmósfera acogedora y cálida en la cocina, incluso antes de que el sol se alzara por completo en el cielo.

Con un suave tarareo, la fémina se dispuso a preparar un delicioso postre, un bizcocho al estilo japonés, planeando acompañarlo con una taza de café. La joven estaba sumida en la emoción y la alegría de cocinar cuando, para su sorpresa, dio un respingo al escuchar la voz de Itachi detrás de ella. Aunque había pensado que estaba sola en la cocina, la repentina presencia del hombre la tomó por sorpresa.

Kagome giró rápidamente con un sobresalto, su expresión momentáneamente asustada, pero en un abrir y cerrar de ojos, su rostro se transformó en una mueca divertida y juguetona, una expresión de sorpresa y diversión por el inesperado susto. Aquella mueca divertida provocó una pequeña risa en Itachi, quien observaba la reacción de la joven con una sonrisa suave.

Con su habitual serenidad, Itachi se acercó a Kagome y, con una calma reconfortante, le ofreció su ayuda para preparar los alimentos. A pesar del breve susto inicial, la bella viajera del tiempo y ahora de dimensiones, asintió con gratitud, sintiéndose un tanto avergonzada por su reacción exagerada pero también divertida por la situación. La presencia tranquila y amable de Itachi la tranquilizó, y juntos comenzaron a preparar el bizcocho y el café, compartiendo momentos de camaradería y complicidad.

Cada gesto, cada sonrisa y cada palabra que intercambiaba con la chica parecían teñir el mundo de Itachi con una emoción completamente nueva e indescriptible. Cada interacción aceleraba el latido de su corazón de una manera que nunca antes había experimentado. La presencia de Kagome, con su dulzura y calidez, parecía llenar de vida cada rincón de su ser.

Sus conversaciones, aunque simples, eran como destellos de luz en la penumbra, iluminando su día y trayendo una calidez reconfortante a su corazón. Cada vez que la veía sonreír, una oleada de emociones se agolpaba en su pecho, y sus mejillas se coloreaban suavemente, sorprendiéndose a sí mismo con aquella reacción inesperada.

La adorable y dulce sonrisa de Kagome tenía el poder de hacerle sentir una calidez reconfortante, una sensación de paz y felicidad que apenas podía explicar. Era un sentimiento nuevo y desconocido para Itachi, dándose cuenta de lo preciada que era la presencia de la joven sacerdotisa en su vida.

[贖罪と愛] - Redención y AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora