Capítulo III

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Al terminar la cena todos se fueron a sus casas, Shikamaru intercambio números con Naruto para estar en contacto con el y saber más de la película, sin duda Naruto estaba emocionado y se reflejaba mucho al estar arrullando a su hija, Shino por otro lado estaba furioso, a pesar de que solo estaba con Naruto por su belleza y para tener un heredero, pero era esa misma belleza la que le molestaba mucho, cualquiera quedaría enamorado de él y haría lo posible para arrancarlo de su lado, apesar de que no tenía ningún sentimiento por el, era bastante celoso y detestaba la idea de compartirlo o dejarlo a alguien más.

-Naruto- Hablo el Aburame molesto recargado en la pared.

-No grites Ayame acaba de quedarse dormida- Dijo tapando la boca del mayor con su mano mientras miraba a su hija dormir en sus brazos. -hablamos en la habitación, deja acuesto a Ayame en su cuna, te veré en un minuto-

-Como quieras pero apúrate-

Shino se fue del la habitación dejando a Naruto solo con Ayame, Naruto la siguió arrullando de la pequeña y la dejo en su cama, una vez se apartó de la cuna dio un último vistazo antes de cerrar la puerta y dirigirse a su habitación donde Shino lo esperaba sentado en la cama.

-Ya podemos hablar Shino- Dijo mirando a su esposo.

-No me parece que vayas a la audición de esa estúpida película- alegó Shino.

-Ya vas a empezar otra vez, siempre que consigo algo para trabajar te pones así, ya relájate, solo iré grabaré las escenas y me regresaré a esta casa a tu lado, contento?- Dijo Naruto acostándose en la cama. -ahora si me lo permites, tengo que ir a dormir ya que mañana tengo que alimentar un Ayame-

Shino estaba enfurecido pero no quería seguir peleando así que terminó durmiendo.
A la mañana siguiente Naruto se levantó como todos los días tan aburrido y miserable al ver qué el hombre a su lado era su esposo y no alguien que realmente lo amará, se levantó de la cama cubriéndose con su bata para salir en busca de su hija quien ya había despertado desde hace un tiempo y solo esperaba a que su mamá fuera por ella para darle de comer. Naruto tomo a su hija en sus brazos con cariño y empezó a mecerla mientras la alimentaba, sin duda esto era lo único bueno que tenía en esa casa, su hija, una vez la menor termino de comer Naruto se dirigió a la ducha para darse un baño junto a su bebé para ambos poderse ir de una vez a dónde los había citado shikamaru, si bien a Naruto no se le daba bien la actuación quería una excusa para salir de su casa y no estar todo el día soportando a su marido.

-Naruto- hablo el Aburame desde la puerta del baño.

-pasa algo Shino?- pregunto el rubio en la bañera.

-estare fuera hasta la noche, no me esperes despierto-

-esta bien... Eso es todo?-

-No le hables a nadie, te regresas luego luego a la casa-

Shino se retiró del baño dejando al rubio con la niña.

-Que vamos a hacer con tu papá Ayame?- pregunto el rubio mirando a su bebé que jugaba con el agua -Sabes me hubiera gustado que tú tuvieras otro padre... Uno que realmente nos quiera a los dos-

Una vez terminada la ducha ambos salieron a la habitación del rubio donde empezó a vestir a su hija con cariño mientras jugaba con ella, una vez la pequeña estuvo vestida se vistió con ropa cómoda, tomo su pañalera y coloco a su hija en su carreola, se aseguró de que todo estuviera bien y cerro la puerta de su casa para ir a la dirección que le había dado shikamaru, mientras tanto este pelinegro estaba en un café sentado mirando su teléfono impaciente.

-acaso Shino lo encerró en su casa o por qué aún no llega?-

Nara se estaba impacientando al no ver al rubio y al no contestar sus mensajes y llamadas, temia que Shino le hubiera hecho algo por su petición, toda su angustia desapareció cuando sintió un par de manos tapar sus ojos con una dulce voz preguntando -Quien soy?- shikamaru miro detrás de él encontrandose al rubio de ojos azules y a su pequeña sentada en su carreola.

-pense que tú marido te había encerrado, ya iba a llamar a la policía- dijo el nara levantándose de su lugar. -Aunque hubiera sido estupido demandar eso ya que estabas en tu casa-

-si haces eso Shino se hubiera ido del país conmigo y Ayame- dijo el rubio con una sonrisa -lo cual sería pero ya que no podría ver a mis padres-

-ugh, ese hombre vive en la época donde los donceles eran encargados del hogar y los hombres eran sus dueños, por eso nunca me lleve bien con el, es bastante molesto y egocéntrico, ni siquiera se cómo es que un bello ángel como tú está casado con un demonio como Aburame- dijo tomando la mano del rubio quien sonrió.

-bueno, yo nunca quise casarme con ese demonio, pero ya no puedo hacer mucho así que solo me queda esperar su muerte para que mi Ayame y yo podamos ser libres de ese idiota - exclamó el rubio acariciando la mejilla de su nena quien reia al tacto de su madre.

-eres una buena madre Naruto, ojalá la mujer o el l doncel con quién me case sea igual de bueno que tú-

-espero así sea... Bueno dígame ya desayuno?-

-no, no se cocinar así que vengo a cafés a desayunar.-

-en ese caso le parece si ordenamos algo para desayunar y después grabamos la película?- el rubio llamo la atención del mesero y empezó a pedir su comida y una silla para su hija.

Shikamaru solo podía ver con admiración y deleite cada movimiento del rubio, se movía incluso más delicado que una mujer, y no importaba que estuviera haciendo, siempre lo hacía con elegancia, parecía un angel caído del cielo, y no solo el Nara lo vio así, si no cada hombre y mujer que se encontraba en el lugar, cosa que le causó disgusto al Nara por lo que para que todos miraran a otro lado decidió limpiar un poco la boca de la pequeña quien se había manchado un poco con su comida.

Naruto de igual manera veía mucho a shikamaru viendo lo educado y amable que era con el y con su hija, si no fuera por el cabello de su hija se podría decir que era un padre y su hija conviviendo, la idea de que shikamaru fuera su esposo y el padre de su hija lo hizo sonreír, pero esa sonrisa se fue una vez regreso a la realidad de que estaba atado para siempre con el monstruo de su marido quien solo estaba interesado en el estatus y el poder, esos pensamientos eran los que hacían a Naruto tan miserable, pero en estos momentos ni cabía de la felicidad al ver a su hija reir como nunca así que olvidaría por un momento su horrible vida para estar un rato tranquilo con su hija y ese hombre que hacía sentir una sensación extraña en su interior.

El amante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora