Esa mujer que era capaz de dar todo por mí estaba en un lugar que no era su hogar. En una cama que no era la suya. Estaba conectada a cosas que no debería. Y todo fue por mi estúpida desobediencia. No era capaz de dejar de echarme la culpa, aunque me dijeran que no fuera mía.
-..._____, ¿estás aquí?-escuché un susurro a un lado mío.
Pestañeé fuerte, logrando volver a la realidad. Louis y Niall me miraban con algo de tristeza; lo veía en sus ojos. Seguíamos en la sala de estar, pero la luz solar había disminuído bastante. Era el ocaso el encargado de delinear nuestros rostros. De seguro eran más de las ocho. Sonreí a Louis con algo de dificultad, y de inmediato posé mi vista en el suelo. No quería que me tuvieran lástima. No quería que me miraran así.
-¿Qué ocurre?-dije al fin.
-Tu papá aún no llega-musitó Niall mientras jugaba con la pequeña cuchara que aún tenía Nutella. Eso era raro. El alimento jamás duraba en las manos del irlandés.
-No lo hará-me puse de pie-. Será mejor que se vayan a casa.
-¿Y dejarte sola?-Niall adelantó sus pasos y se puso frente a mí-. Jamás. No voy a dejarte sola. Sería peligroso.
Ladeé mi cabeza mientras que mis manos se entrelazaban alrededor de su cuello. Fue imposible no sonreírle a esos ojos color cielo de primavera; a esos labios tan perfectos; a ese rostro perfecto, como lo era también en el interior.
-¿En serio se quedarían?-pregunté mirando fijamente sus labios.
-¡Claro que lo haremos!-Las manos de Louis se posaron en nuestros rostros, haciéndonos separar de golpe. No miento: me hizo gracia-. Pero yo dormiré con _____, ¿está bien?
Niall me miró, y sólo atiné a encogerme de hombros en una risita piadosa. Louis era muy sobre protector, y, al tener ya sus 21 años, se le podrían pasar miles de pensamientos morbosos por la cabeza. No lo culpo.
-Está bien-Niall musitó bajando la vista.
-Suban-sonreí sin ganas.
Me hicieron caso al instante, y una vez que ya no sentí sus pasos por la escalera, volví a tenderme en el sillón. Apoyé mis codos en mis piernas y mis nudillos en mis mejillas. Sólo miraba mis zapatillas, aunque, de un segundo a otro, dejé de verlas, y lo único que pude visualizar fue la figura de mi mamá en esa camilla. Era horrible verla así... en coma. ¡Diablos! Maldita palabra. Aún no me imagino cómo se lo habrá tomado mi papá. Antes de darme cuenta, mis ojos ya estaban escurriendo lágrimas y más lágrimas. Alcé la vista nuevamente. Mierda, Niall.
-Nialler, me asustaste-sequé por debajo de mis ojos al notar su silueta frente a mí-. ¿Cómo fue que no te sentí?
-Debiste perderte... otra vez-se encogió de hombros justo antes de tenderme su mano, la cual correspondí de inmediato, provocando que me volviera a poner de pie, quedando frente a frente, de nuevo.
-No te agradecí-susurré mientras apoyaba mi cabeza en su hombro.
-¿Por qué?
-Por venir conmigo.
-Es lo que me correspondía. Quería hacerlo. Mañana llamaré a los chicos y les avisaré que no llegaré hasta que todo esté mejor, ¿sí?-asentí-. Ahora será mejor que subamos.
Junté nuestras frentes, y sonreímos casi por instinto. Era increíble cómo Niall me podía hacer sonreír aún en los peores momentos. Él era mi todo, mi vida, y no terminaría de agradecerle jamás todo el esfuerzo que ha hecho sólo por mí, en todos estos días.
-Bésame-susurré en sus labios.
No bastó otro segundo para que nuestros labios se unieran de forma lenta y delicada. Tener ese delicioso sabor a miel mezclado con Nutella era insuperable: mis dos sabores favoritos. Su lengua y la mía. Su sabor y el mío. Mi llanto. No me había dado cuenta cuando nuestro beso se convirtió en salado por producto de mis lágrimas. Niall, por favor, no dejes de besarme.
Pasó otro minuto, y las lágrimas no cesaban, como tampoco el beso. Él era el único capaz de hacerme sentir protegida con un sólo gesto, aunque mi mundo se derrumbara a mis espaldas.
-Bonita...-susurró separándose unos milímetros.
-Lo siento-sollocé.
-No lo sientas. Te entiendo mejor que nadie. Será mejor que subamos a descansar, ¿está bien? Mañana será un largo día.
-Ni me lo recuerdes-suspiré mientras entrelazaba nuestras manos.
Subimos en total silencio, con la vista baja y nuestros pasos coordinados. Louis me esperaba en mi habitación, y se encontraba tirando las sábanas hacia atrás.
-Lou, aquí no cabremos nosotros-reí.
-¿Quién dijo que nosotros dormiríamos aquí?-se sentó en la cama-. Será mejor que vayan a la cama matrimonial. No creo que a Niall le acomode dormir sin su osita-rodó los ojos con fingida molestia, y luego rió.
Miré a Niall, el cual sólo reía de una forma bastante adorable. Amaba sus carcajadas, sus ojos refugiados cuando sonreía, la forma en la que se ahogaba con su propia risa. Tenía gracia. Él tenía gracia, y lo amaba por eso.
-¿No te molestas qué...-pregunté abrazando a Niall.
-Mmmm-musitó-. Debería, pero... lo necesitas. Ahora lárguense que quiero dormir.
Corrió a empujarnos hacia la salida y cerró la puerta de mi habitación por dentro. Miré a Niall y él a mí. Luego de un breve silencio, estallamos en carcajadas. Louis era un completo ridículo, y era por eso que es mi mejor amigo.
Una vez dentro de la habitación de mis padres, nos metimos en la cama en total calma y silencio. Ni una palabra fue pronunciada hasta que nos cubrimos y quedamos boca arriba, sin pegar un ojo.
-Te amo-escuché decir a Niall antes de voltear en dirección a mí.
-Te amo-imité su acción.
-¿Eres fuerte?
-Lo intento. Tú me haces fuerte.
-Hazlo por ti. Todo estará bien, y no son sólo palabras. Lo estará, ______. Debes esperarla con una gran sonrisa. Ella hará lo mismo.
-Tengo miedo-me acerqué más a su cuerpo.
-No temas. Eres mi princesa. No dejaré que nada te lastime.
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Honey Kisses |horan|
Fiksi Penggemar______ Fletcher, de dieciséis años, y suele divertirse mucho junto a su mejor amigo Louis. Este último, por problemas familiares, debe recibir a su primo Zayn en su casa, quien viene con sus tres mejores amigos. Fletcher jamás fue de enamorarse a pr...