cap 8

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Con el cabello aún mojado por la reciente ducha que había tomado, Marión bajaba las escaleras con pereza. Era un domingo por la mañana, y extrañamente Miriam se encontraba en casa.

A la chica le pareció raro que su madre estuviera en casa un domingo en la mañana, sobre todo tan temprano, pero le restó importancia y agradeció al cielo que por fin podría socializar con ella.

Se acercó a la encimera con una sonrisa pintada en su rostro para darle los buenos días a su madre, pero ésta solo le respondió con un reverencia, ya que hablaba rápidamente por el móvil.

La sonrisa de Marión se esfumó al ver la ignorancia por parte de su propia madre, al parecer no le daba más importancia a ella que a su trabajo.

Tomó del cesto de frutas una manzana verde que descansaba en el grande mármol. Luego de una mordida, se recostó de la encimera y miró nuevamente a su madre quien había terminado de hablar por teléfono.

-¿Solo vas a desayunar eso?- la mujer se dirigió a la manzana mordida por la chica, quien por cierto respondió con un encogimiento de hombros-. Eso no te alimentará como debe ser Marión, debes comer más, mira como estas de delgada.

Marión se sintió incomoda con el comentario de su madre. Ella no se veía así tan delgada, creía que estaba bien, además, tampoco es como si tuviera un cuerpo atlético de infarto como se mostraban las chicas en instagram, no era para tanto.

-Mamá, ya casi termino este semestre en la universidad y...bueno, ya soy mayor de edad, y al igual que mis compañeros me gustaría vivir independiente. Ya sabes...por mi cuenta.- cierto comentario había salido de su boca con un poco de miedo, vergüenza y culpa.

Vamos, que la chica no quería que su madre pensara que quería largarse de su casa -bueno sí, en parte- lo que de verdad quería era tomar sus propias decisiones y no vivir bajo las reglas de su tutora. Pero claramente que a su madre le pareció ofensiva la propuesta.

-¿Me estás diciendo que quieres marcharte de la casa? ¿Así como así?- la mujer miró a su hija con...decepción. A esto Marión se sintió del asco.

Odiaba que su madre la mirase de tal manera, como si por su cabeza pasara que su hija era todo menos lo que había deseado.

Dejó de comerse la manzana y en silencio observó el rostro de su mamá quien tuvo la mirada perdida por unos segundos.

-Siempre te he dicho que esa "carrera", si se le puede llamar así, no es una profesión de verdad. Siempre te lo dije, como también te dije que estudiaras medicina, o derecho como yo para que tuvieses una estabilidad económica en tu futuro. Pero nunca me escuchaste e hiciste lo que te vino en gana.

Dolió. Sí que dolió.

El hecho de que escuchara nuevamente eso salir de la boca de su mamá abrió una herida que estaba sanando en su corazón. Pensó Marión que su madre ya había aceptado la carrera universitaria que había decidido estudiar, pero se daba cuenta que no.

-Mamá, si estoy estudiando lo que estoy estudiando es por ti, por complacer tu capricho de que tenga un titulo, aunque este no sea de tu agrado. Porque si por mi fuese, no estudiaría nada, viviría feliz y contenta con mi podcast y hasta abriría un canal en YouTube. Solo con eso sería inmensamente feliz. Perdona por no ser lo que esperabas. Pensé que al menos con esto, te sentirías un poquito, pero solo un poquito orgullosa de mi.

La chica con melancolía y el mentón temblando se marchó de la cocina y sin rumbo caminó hasta llegar al patio de su casa. Miró el cielo soleado, hacía mucha calor, pero sin embargo, se sentó en un pequeño mueble acolchado que había en el sitio, y dejó perder su vista en la nada.

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