única parte

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kinktober 2023, día 22: table/counter sex

Vivir en un pueblo suburbano no es tan malo después de todo. A pesar de tener sus reservas y de haberse hecho una serie de ideas basadas en las dramatizaciones de la televisión y la simple inseguridad de moverse de un pueblo a otro por cuestiones de un ascenso y traslado en el trabajo de Steve, Eddie considera que no ha sido una pésima elección por parte de ambos el mudarse en una de esas casas ridículamente coquetas dentro de un pueblo completamente distinto a los que han encontrado en Indiana.

Están bastante lejos de su lugar de nacimiento, de las calles de sus infancias y adolescencias medianamente perturbadoras, apartados de sus amigos y sus pocos familiares, y del resto de la vida que estuvieron formando juntos entre paredes que ahora le pertenecen a otros desconocidos en los que Eddie no puede preocuparse en recordar.

No es una experiencia particularmente horrible, sin embargo. Desde que se trasladaron, no ha sido específicamente malo, sobre todo porque la casa que Steve ha conseguido para ellos resulta ser bastante acogedora y del tamaño ideal para un par de hombres de sus edades, y Eddie ha tenido la oportunidad de adornarla a su antojo, hasta crear un espacio cálido en el que ambos pudieran refugiarse cuando el mundo resultara ser demasiado para cualquiera de los dos.

Desde la mudanza, ha estado arreglando las esquinas y los pasillos, ha llenado las habitaciones de muebles, marcos de fotografías, objetos de decoración, repisas y cortinas que le han otorgado al lugar cierto toque personal del cual Eddie se enorgullece en la medida de lo posible.

Ha arreglado el jardín delantero con el sudor de su frente, y se ha hecho amigo de unos cuantos vecinos del derredor que pasan por su vereda muy temprano por la mañana, paseando a sus mascotas mientras Eddie despide a Steve con besos que solo se dan detrás de la madera de la entrada y con sacudidas de mano que ondea en el aire mientras lo ve desaparecer en el coche en dirección a su trabajo.

Ha estado dando lo mejor de sí mismo aun sintiéndose un poco fuera de lugar. Por voluntad propia, ha estado trabajando arduamente por quedarse en casa sin caer en la locura, encargándose del frente doméstico y asegurándose de que todo estuviera en perfecto orden para el regreso de Steve al final del día, justo cuando el sol está dándole sus últimas despedidas al cielo y la luna está por tomar su lugar en el trono más arriba del horizonte.

Eddie ha estado siendo lo que se consideraría una ama de casa fantástica, cosa que, a diferencia de sus años de juventud y adolescencia recelosa, habría significado una de las mayores ofensas a su naturaleza masculina y todas esas ideas distorsionadas que le llenaban la cabeza en aquel entonces.

En aquel entonces, despreciaba su propia sensibilidad y la meticulosidad atenta que siempre terminaba brotando de sus poros antes de que pudiera darse cuenta, y por culpa de su falta de conocimiento e introspectiva. Repudiaba afanosamente todo el interés que sentía por las artes culinarias y todo lo que no tuviera que ver con su música ruidosa y aquella banda de rock metálico que, eventual y desafortunadamente, acabó por desintegrarse mucho antes de que pudieran lanzarse al estrellato.

Ahora es distinto, un extremo completamente alejado de lo que se conoce como el pasado, pues una vez que los años finalmente han transcurrido, que la madurez ha tocado directo a su puerta y que su matrimonio con Steve fácilmente podría convertirse en una de las siete maravillas del mundo, Eddie ha encontrado inútil seguir luchando en contra de los anhelos de su corazón y la clase de vida que le ha tocado por obra del destino.

Le gusta quedarse en casa. Incluso si en ocasiones llega a ser solitario —sí, conoce a unos cuantos vecinos y tal, pero no puede decir que tiene amigos en aquel pueblo que sigue siendo relativamente nuevo para ellos—, Eddie llega a disfrutar de su rutina diaria, entregándose a la danza delicadamente coreografiada de su maestría culinaria y su talento natural para convertir una simple comida en un deleite para las papilas gustativas, y una excelencia doméstica de la que ya no se avergüenza ni mucho menos se arrepiente.

Same way home ❋ steddie au! | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora