21. EL PARAÍSO DEL SUEÑO

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Sra/M - ¡Hola Daisuke! -se acerca- ¿Qué haces?

D/M -estaba mirando al cielo- ¿Qué...?

Sra/M - Te quedaste mirando al vacío, ¿te encuentras bien? -le toma las mejillas y lo mira- ¿No te duele la cabeza?

D/M -estaba muy confundido y mira a su alrededor, encontrándose en la mansión de las sanadoras- No... no, descuida, estoy bien. Solo que... -se rasca la cabeza- estoy algo mareado...

Sra/M - Tal vez sea por el calor... ven y siéntate, y toma agua. -me dirige a una sala y se dirige a buscar agua-

D/M - "¿Qué raro...? Siento que debería estar en otro lugar, y..." -se toca el cuello como si buscase algo- "No entiendo..." -se mira con el uniforme de las sanadoras-

Sra/M - Daisuke, cariño, aquí tienes un vaso de agua. -le entrega el vaso del cristalino líquido-

D/M -sorbe del vaso pero todavía no se encuentra convencido-

Sra/M - ¿Te encuentras mejor? -todavía se encontraba preocupada-

D/M -mira afuera, observando el hermoso jardín con las flores de temporada- Sí, me encuentro mejor.

Sra/M - ¡Ah, me preocupaba que te hubiera dado un golpe de calor! -me arregla la coleta- Hoy no hay ninguna cita programada, si quieres puedes tener el resto del día libre.

D/M - ¿Usted cree? -se sorprende un poco al oír esto-

Sra/M - ¡Por supuesto! Te has pasado esta semana trabajando, te mereces un descanso. -me da un beso en la frente- Pasa bien el resto de la tarde.

D/M - Gracias... -sonríe mientras vé a su madre alejarse- Qué calma... "siento que me la pasaba peleando." -mira su reflejo en el vaso- "Serán ideas mías, mejor salgo a pasear por el pueblo a despejarme"

Salió de la habitación y avisó que saldría unos minutos a recorrer el pueblo. Ya encontrándose fuera de la mansión de sanadoras.

D/M - "¡Que sol hay! Suerte que me dieron un parasol" -abre el parasol y se dispone a recorrer el pueblo-

El pueblo donde vivía era como una pequeña ciudad, habían algunas tiendas donde se vendían los productos que se cultivaban en ese lugar, las casas donde vivían las personas del pueblo, algunas con electricidad. Estuvo recorriendo ese lugar, que aunque no era la primera vez que lo hacía, no era muy a menudo que salía. Aunque no se daba cuenta muchos lo miraban como si fuera una princesa perdida entre la multitud del pueblo.

D/M - ¿Cuánto cuesta esta fruta? -señala la seleccionada por él-

-Puedes llevártela gratis. -le guiña-

D/M - ¿Es enserio? -se muestra algo confundido por el gesto del vendedor-

-Para la joven más hermosa del mundo, por supuesto.

D/M -sonríe algo avergonzado- Soy hombre pero agradezco el cumplido... -agarra la fruta y le da un mordisco- ...y el durazno también. -se aleja a continuar su recorrido-

-se sorprende- Oh... ehm... ¡Que tenga buen día...! ehm... ¡joven...!

D/M - "No es tan malo salir de vez en cuando" -se encontraba disfrutando del durazno- "¡Que dulce!"

El pequeño pueblo que continuaba su labor del día a día, que aunque por rutinario seguía siendo algo que maravillaba al joven que no acostumbraba a salir de la mansión, algo que por su simplicidad cautivaba el corazón.

El Canto en la Montaña [Inosuke X MaleReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora