Capítulo 1: Erase una vez en la Alta cúpula

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- ... Paz absoluta.

En aquella blanca infinidad sentí paz, la paz más absoluta posible, una paz que trajo a mi memoria centenares de recuerdos felices.

- Paz... Finalmente... Siento paz.

"Recuerda tu labor, Leira Eabira"

La voz de mi maestra se hizo presente entre mis pensamientos, como si de un miraje en aquella blancura infinita se tratase.

- Maestra...

Pese a que solo la conocí durante menos de dos años, fue el tiempo suficiente como para que ella se quedase plasmada en mi memoria.

"Leira... Tu labor..."

Incluso entre mis pensamientos volvía a darme sermones, quería disfrutar un poco más de tiempo, quería entrar a mi mente y recordar los bellos días que viví en el instituto de la alta cúpula, antes de que mi vida se hubiera en un pozo sin fondo de miseria.

- Si... La alta cúpula... Que horror.

Algunos años atrás

- Leira, despierta ya cariño, la alarma lleva minutos sonando.

La cálida voz de mi madre resonó en mis adormilados tímpanos.

- Ya voy mamá...

- Apresúrate, no queremos que llegues tarde a tu primer día de clases.

Es cierto, aquella mañana comenzaba mi historia.

- Si mamá...

Me levanté de la cama, todavía con los ojos cerrados, me puse mis sandalias, tendí mi cama y me cambié de ropa, una ropa cómoda para viajar.

- Leira, ¿Ya bajas?

La no usualmente tosca voz de mi padre llegó como un balazo de agua fría.

- ¡Si papá! Ya voy.

Me apuré, tomé mis maletas y bajé deprisa.

- Apresúrate cariño, tienes que desayunar.

- ¡Si mamá!

Los tres desayunamos juntos, una última vez antes de mi entrada al instituto de la alta cúpula.

- La comida estuvo deliciosa, gracias.

- Ve a cepillarte los dientes, tu mamá y yo vamos a terminar de guardar tus cosas.

- Claro papá.

Mientras subía las escaleras, los inocentes pensamientos de un mejor futuro comenzaban a aflorar en mi mente.

(No puedo creer que tenga una gracia, estoy tan feliz, espero tener alguna interesante.)

Tomé la pasta y la puse en el cepillo.

(Aunque si fuera una gracia aburrida... Supongo que no importa.)

Comencé a cepillarte los dientes.

(Creación, Destrucción, Transportación, Aniquilación, Potenciación y Sanación así es como se llaman)

Tomé el enjuague y le di un sorbo.

(También quiero tener amigos, muchos, no quiero estar sola.)

Escupí, me miré al espejo e inmediatamente corrí hacia las escaleras, las bajé, salí de la casa y entré al pequeño carro rojo que mi padre había comprado.

- ¡Estoy lista!

- ¿Segura Leira? ¿Ya guardaste todas tus cosas?

- Si papá, ya está todo.

La Alta CúpulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora