LA BRUJA CEO (JENLISA)

capitulo 41

Rose estaba comiendo pastel de fresas en el mismo lugar donde conoció a Jisoo la segunda vez.

Aunque su corazón todavía sangraba porque Jisoo no se presentó a la cena, eso no disminuyó su pasión y entusiasmo. Ella creía que si perseveraba, lograría capturar el corazón de Jisoo.

Al pensar en ese hombre, Park de repente se puso enérgico.

'¡¡Sí!! ¡¡Lo único que necesito es mostrar mi lado femenino!! Me aseguraré de que quede deslumbrado por mi apariencia y mi elegante actitud. ¡¡Eh!! ¡¡Esperando!!'

Rose le dio un puñetazo en la mano derecha y posó como Superman.

Estaba comiendo vigorosamente cuando se dio cuenta de algo.

'*jadea* ¡¡¡Aiyaaa!!! ¿Dónde puedo encontrar a Jisoo? ¡¡¡NI SIQUIERA SÉ SU HORARIO!!! Mamamia ~ ¡Idiota Rosei! Boo~ hoo~'

Rose sintió como si toda su energía fuera absorbida por una fuerza invisible.

Se apoyó en la mesa y presionó sus mejillas sobre ella.

Ella exhaló y se rascó la cabeza.

Su mente se preguntaba en algún lugar mientras miraba la ventana, esperando la sombra de Jisoo.

En un rincón lejano de la cafetería, dos pares de ojos la miraban.

Se podía ver un brillo insondable dentro de los ojos de esa persona.

Después de unos minutos, Rose recuperó su energía y volvió a mostrarse entusiasta.

Como estaba aburrida, decidió caminar por la calle.

Eran las tres de la tarde y muchos puestos siguen funcionando. Estaba caminando hacia el área de comida cuando olió un delicioso aroma.

Se dirigió hacia ese puesto y vio que estaban vendiendo pasteles de arroz coreanos.

"아저씨, 얼마에요? (Tío, ¿cuánto cuesta esto?)"

Preguntó Rose mientras comía el pastel de arroz.

"이천 (2000 wones). 2 dólares."

"¿Ahh? ¡¡Qué caro !!"

Rose refunfuñó mientras pagaba.

Se trasladó al siguiente puesto y comió otra comida. Esta vez fue takoyaki.

Estaba ocupada comiendo cuando se le cayó el pañuelo.

Ella no se dio cuenta y continuó moviéndose de puesto en puesto hasta casi llegar al final del mercado.

Lo que ella no sabía era que alguien recogió su pañuelo.

La persona dobló el pañuelo y lo colocó dentro de su traje.

Su atuendo era un poco llamativo y mucha gente lo miraba.

Aparte de su hermoso rostro, la forma en que se comportaba atraía a muchos transeúntes.

Después de ver a Rose comer como un glotón, una pequeña sonrisa floreció en su rostro.

Rose estaba ocupada comiendo halo-halo que trajo de esa amigable tía.

Casi se le congela el cerebro mientras comía el hielo raspado del interior.

Estaba disfrutando de su tiempo cuando descubrió que faltaba su pañuelo.

'¡Oh, no! ¿Dónde lo puse? ¿¿Qué tengo que hacer?? Es el regalo de cumpleaños de la abuela.

Rose entró en pánico. Visitó todos los puestos de la zona pero aún no podía encontrarlo.

Era muy valioso para ella. Se lo regalaron cuando cumplió dieciocho años. Tenía su nombre escrito.