¿Secuestró?

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Alicia Sanders

Desperté en una habitación de mi
casa, no entendía cómo había
pasado de estar a punto de tomar
una ducha a estar amarrada en una
silla y con mis labios rodeados por
una mordaza, tenía miedo, no podía
negarlo, pero jamás dejaría que
nadie me viera asustada, yo era
mejor que eso.

Mi cabeza dolía, me sentía mareada
y solo esperaba salir bien librada de
la situación, negar mi sentimientos
siempre había sido mi solución,
intente moverme una y otra vez para
que mis pies y mis manos pudieran
soltarse, pero solo logré fallar una y
otra vez.

No habría nadie que pudiera
salvarme, estaba completamente
sola, perdida, quizás me asesinarían
o me dejarían aquí hasta que mis
padres fueran dinero, pero quizás
sería tarde, mi mente no dejaba de
pensar una y otra cosa horrible, mi
respiración estaba agitada, yo me
sentía punto de ahogarme, intentaba
gritar pero mi voz no se escuchaba,
solo salían sonidos fuertes, pero
nadie me oiría en la habitación tan
escondida que estaba.

Alguien abrió la puerta, un hombre
desconocido.

El hombre aparentaba unos treinta
años, después de él entró su
secuaz, un hombre alto que lucia
más joven. Ellos se me acercaron,
yo estaba asqueada por su
presencia, me daban repugnancia,
por primera vez en mi vida no tenía
idea de que decir, si gritaba seria en
vano ya que nadie me oiría.

-Empecemos esto linda, nos diras
donde esta el chico.

-¿Qué chico? no entiendo un caraio
de quien hablan, no sé nada y si
supiera no les diría por el simple
placer de ver sus rostros molestos.-
mencione sonriendo maliciosamente.

-No estamos para tus estúpidos
juegos linda, no queremos hacerte
daño, pero no nos hagas hacerlo,
porque eres muy hermosa, quizás
podamos divertirnos contigo.

-Asqueroso.-dije escupiéndole al
hombre mayor.

-Me estás haciendo enojar y no me
gusta, que sabes de Thomas, no
digas que no lo conoces, te
estuvimos siguiendo, sabemos que
saliste con él, si quieres vivir lo dirás,
¿donde está el chico?

-No conozco a ningún Thomas,
pueden preguntar, no se quien
carajos sea, yo ayer no salí de aqui,
déjenme ir, si supiera algo de él lo
diría.

-Eres una mentirosa muy valiente,
pero no te servirá mucho, te quebraremos poco a poco, durante
días hasta que confieses y después
te asesinaremos, mejor dinos todo si
quieres vivir.

-Mátenme, después de todo no
importa, no tengo a nadie que me
vaya a llorar, háganlo, acaben con
mi sufrimiento.

-Lo haremos no sin antes divertirnos
contigo.

Ellos salieron, yo tenía sed, queria
tirarme de la silla como hacen en las
películas y quebrarla, pero sabía que
eso en realidad no sucedía, tenia
miedo, no lo podía negar, pero no les
daría el gusto de que me vieran
débil, yo no lo era.

-Volvimos, quieres agua linda.-dijo
acercándome el vaso a la boca, yo la
cerré mis labios con todas mis
fuerzas por más sed que tenía, sabía
que no debía tomar nada.

El hombre levantó mi cabeza he hizo
que tragara, yo tenía miedo de lo
que tendría el agua, no creia que
fuera simplemente eso. Después mi
cabeza empezó a dar vueltas, no era
consiente de lo que sucedía frente a
mis ojos, el hombre mayor ya no
estaba, pero el joven si, él se acercó
a mi poco a poco, me besó mi cuello
su toque me asqueaba y por más
que intentaba alejarlo el era más
fuerte que yo.

Me daba repugnancia su cercanía, lo
alejaba y él volvía.

-Sabes muy bien china, eres un puto
sueño, eres muy sexy y serás mía,
nadie podrá oírte.-dijo murmurando
en mi oído.

-NOOO. DEJAME, SUELTAME.-grite
con todas mis fuerzas.

-Nadie podrá oírte y en el fondo lo
sabes, no hay nada que pueda
salvarte, estás sola y eres para mi.

Llore ante él, me sentía estúpida, sin
poder hacer nada, me sentía
indefensa, nada me salvaria, no
merecía salvación, después de todo
yo también era una mierda de
persona y este sería mi final.

O eso creía, cuando el hombre que
estaba frente a mi tocándome, se
desmoronaba, cayendo sangre sobre mi, cuando lo vi en el piso había un cuchillo enterrado en su espalda, todo estaba borroso, pero frente a mi estaba la silueta de una persona, no lograba verlo, solo vi sus zapatos, pero sabía que era un Salvador, me había salvado de un abuso y una muerte segura.

Él me soltó, yo iba en movimiento,
unos brazos me cargaban,
llevándome a una cama, yo intenté
ver quien era pero fallé, no tenía la
fuerza. El me dejo ahí y yo caí en un
sueño profundo. Cuando él se fue
susurró. "nunca dejaría que te
dañaran pequeña flor".

Después no recuerdo nada, pero cuando desperté mi casa estaba
llena de policías, mis padres estaban
aquí y yo estaba totalmente
confundida, mi nana me abrazó y
lloré en sus brazos.

Este capítulo lo subiría el día de
ayer pero por problemas de
imaginación y estrés decidi
checarlo una y otra vez, por lo
cual no lo subí, pero no quiero
presionarme ya que aún tengo
otra por terminar, quiero que mis
ideas fluyan y hacer las cosas
bien, amo leer sus comentarios
me ayudan a continuar con las
historias.

Juro qué hace días estaba
pensando en dejar de escribir, pero amo hacerlo, solo que me
sentía presionada, pero ya estoy
mejor, gracias a todas las
personas que leen cada una de
mis historias, las hago con tanto
amor, espero las disfruten.

¿Quién creen que sea su
salvador?, en esta historia todo
puede pasar pequeñas flores.

Una vez explicó que estas historias ya tiene un tiempo y las estoy resumiendo ya que no puedo entrar a mi cuenta anterior pero son totalmente mías solo que antes escribía bajo el seudónimo de Camille.

Pero Mal ya no se oculta más y a donde yo vaya mis historias me seguirán pequeñas flores.♥️🖤

LOS TÍTERES DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora