Aquel en el que Rhaenyra regala ropa

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Contexto: Visenya y Rhaenyra tienen otro momento

Visenya se observa en el espejo, y la clara emoción de la dicha se esparce por todo su pecho. En el reflejo puede visualizar su cuerpo, vestido con ropa de montar. Por primera vez en esta extraña existencia, puede decir que son para jinetear un dragón. La tela, algo más pesada de lo que imaginó jamás; envuelve su pecho en un abrazo oscuro... no puede distinguir muy bien si se trata de negro o azul profundo. En las mangas se cosen pliegues, simulan las escamas, y las hombreras los cuernos; un diseño hermoso.

No es algo que una dama noble vestiría en la corte, claro. Los pantalones y las botas le dan un aspecto algo másculino. Pero Visenya se ha visto a sí misma llevando armadura y con el cabello corto, esto es incluso muy delicado a comparación.

— Y no olvides los guantes — Rhaenyra suspira, y Visenya observa a la Princesa moverse a lo largo de la habitación para recoger las prendas — Tal vez volar sin montura y ropa adecuada ha sido excitante, mi cielo... más te recomiendo siempre protegerte, el viento puede ser algo... difícil.

En el rostro de la mujer brilla el orgullo; los ojos violetas están lúcidos y alegres. También, sus mejillas se sonrojan mediante sonríe.

— Todo es muy hermoso, muña — la muchachita se lo dice honestamente; está encantada con lo que hoy le viste... especialmente por el significado — Gracias...

— Ah, para nada debes agradecer... mandé a hacerle algunas modificaciones para que se ajuste a tu cuerpo, pero en definitiva es un conjunto que debió ser tuyo — Rhaenyra se para tras Visenya y le presiona los hombros mientras le observa a través del reflejo — Mi madre lo mandó hacer para mí, y te lo entrego yo a tí hoy... si puedes conservarlo, tal vez tu hija pueda montar a su dragón con estas prendas en el futuro.

Rhaenyra no tiene idea de lo que significa este detalle; de lo mucho que cava en su pecho lastimado. En aquella vida, compartieron tantos momentos significativos que son incontables. Sin embargo, obtener nuevos recuerdos, llenos de sentimiento en esta vida hace que Visenya entienda que su amor por ella es totalmente capaz de superar cualquier barrera. Se ha probado a lo largo de los días que los motivos que le hicieron fuerte en su primera existencia, también son los mismos que hoy le hacen precavida; deseosa de una victoria en la batalla que aún no comienza.

— Significa mucho para mi — le confiesa en un suspiro; y Rhaenyra besa su cabellera clara con todo el cariño que puede darle — No tienes idea...

— También significa mucho para mi que tu lo tengas, querida — Visenya siente agobio por entender que la preciosa mujer a su lado seriamente pareció esperar este momento por mucho años — Hoy o mañana, en esta vida o la anterior... deseé siempre darte un obsequio como este...

Rhaenyra no tiene miedo, y tampoco lo ha demostrado antes, de hablar sobre lo que le ha contado con naturalidad. Ayuda mucho a que Vis no se mire a sí misma como una loca desquiciada.

— En esa vida nunca monté un dragón... aún en la guerra — susurra, frente a sus ojos hay, por un momento, el destello de sus días en batalla... sus últimos minutos como soldado antes de ser prisionera — Yo me deshice de jinetes, en vez de consagrarme en uno...

La princesa le obliga a girar sobre su eje para poder mirarse frente a frente. Rhaenyra toma sus manos pálidas entre las suyas, y esos ojos valyrios le transmiten la calidez de todo su amor. Su boca se curva en una sonrisa sincera antes de hablar; Visenya conoce toda esa expresión. Está muy cerca de darle palabras de aliento; alguna que le tranquilice y sane todas sus dudas.

— No sé muy bien cómo fueron las cosas; y por descabellado que suena lo que me cuentes; no importa... — Rhaenyra asiente — Hoy... mi Dulce Visenya es Jinete de Dragón ¡De Vermithor, nada más! Todo lo que realmente es importante es que estás aquí y ahora.

Visenya traga duro, y observa sus manos entre las de su madre. Todo y cuanto ella le dice es cierto. Sin embargo, aún estando segura de sus vivencias y de entender que puede hacer cualquier cosa para cambiar su trágico destino, no hay como evitar la ansiedad, el dolor que está ahí... anidado en su alma. Todavía es esa muchacha enloquecida de rabia que murió humillada en Desembarco del Rey. La miedosa y débil Visenya que no pudo salvar a nadie. Quiere desesperadamente entender porque no puede deshacerse de esa horrorosa sensación de pánico; la falta de sosiego le rompe en pedazos cada vez que un recuerdo azota su mente.

Se descarta porque en mi cerebro no hay cierre para esta escena. Sin embargo yo guardo el obsequio del traje para el futuro; es un lindo gesto.

¿Y si escribo un Fic de Rhaenyra? No, si... ¿khe?

Inventing VisenyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora