1 9 8 9

556 64 11
                                    

"Mi corazón te conoció cuando viniste a rescatarme y nunca más soltó tu latido", reconoció Andrómeda a Perseo, su único amor. El héroe cayó perdidamente enamorado de ella desde el momento en que la vio encadenada a la roca, lo que lo llevó a utilizar la cabeza de Medusa para convertir en piedra al monstruo y poder liberar a su amada sin necesidad de librar batalla."

- Donde Viven Las Musas.

Fiorella, 1989;

Abrí mis ojos lentamente deseando estar en mi habitación, la luz que entraba por la ventana me cegó por completo impidiendo que reconociera el lugar.

Seguía en el cuarto de hotel.

No quería alarmarme, pero fue imposible.
Mi ansiedad ya estaba a tope, comencé a temblar y mi respiración se hacía cada vez más pesada; ataque de pánico.

Tocaron la puerta, pero apenas y podía hablar, estaba concentrada intentando respirar para no morir asfixiada.

—¿Fiore?—Se escuchó como la puerta se abría lentamente, la voz de Ayrton se hizo presente en la habitación.—¡Fiore!, ¿estás bien?—Preguntó bastante preocupado.

Negué con la cabeza. Puse una mano en el pecho para indicarle lo que pasaba o al menos intentarlo.

—Respira.—Era lo que hacía.—Vamos a contar hasta diez, tú después de mi. Uno.

—Uno.—Dije con dificultad.

—Dos.—No pude seguirlo, o hablaba, o respiraba.—Uno, dos.

—Uno, dos.

—No respires por la boca, intenta respirar por la nariz, si respiras por la boca es más fácil ahogarse.—Asentí a su indicación y la seguí.—Tres.

—Tres.

—Cuatro.

—Cuatro.

—Muy bien, cinco.

—Cinco.

—Seis.—Sonrió al ver que mi atención ya no estaba centrada en el ataque.

—Seis, siete, ocho.

—Nueve, diez, once.—Sonreí.

—Era hasta diez.

—Era de uno en uno, no de tres en tres.—Dijo y sonreí inocente.—¿Qué pasó?

—Nada, desperté aquí.

—¿Cómo?—Preguntó.

—No volví a mi realidad.

—¿Qué realidad, Fiore?

—Te dije que yo estoy en 2019.—Odiaba que todo sonara tan falso e imposible, nadie me creería y nadie me ayudaría a volver.

—¿Lo decías enserio?—Preguntó.

—Te lo juro.—Susurré.—No se cómo, yo estaba frente a una estatua en Acqua Minerali, mi amiga Fran también estaba ahí, pero desapareció y cuando dejé de escucharla y volteé a verla, la estatua también desapareció.

—Es un poco...—Sabía que estaba buscando una palabra que no sonara tan mal para que yo no me sintiera mal, pero es que no había.

—Estúpido, loco, increíble, humanamente no posible. Sé que piensas que estoy loca, que algo no está bien en mi, que te estoy mintiendo pero te juro que digo la verdad y necesito que me ayudes por que no me quiero quedar aquí atrapada toda mi vida. Mis papás se van a preocupar, tengo una vida fuera de acá.—Dije demasiado alterada que lo único que recibí fue un abrazo de su parte.

A través del Tiempo- Ayrton SennaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora