Capítulo 19: Mucho

49 3 0
                                    

NOTICIÓN

¿A dónde tan arreglados?

No me muevo, soy como una estatua. Creo que ni respiro, pero no estoy segura, únicamente me centro en lo que me han dicho.

Un accidente de tráfico, está grave. Iba borracho seguramente. Y es culpa mía. He estado tan centrada en mí que me he olvidado de que otras personas dependían de mí. Dejo de tener calor y de pronto todo es frío, es como si me tiraran a una piscina llena de hielos.

No me muevo ni respiro.

–Stephanie, ¿qué pasa?

No respondo mientras la persona sigue soltando datos al otro lado de la línea que no escucho. Matt me roba el teléfono y se pone a hablar mientras para en medio de la nada. Me mira en cada instante pero yo solo observo mis manos.

Tiemblan, y no paran. Necesito que paren, necesito controlar algo. Noto humedad en mis mejillas y tardo poco tiempo en darme cuenta de que estoy llorando.

–Cariño por favor, ¿puedes mirarme?–hago lo que me pide y su cálida mano se posiciona en mi mejilla– necesito que asientas o niegues ¿vale?– asiento de una forma casi imperceptible– ¿vas a tener un ataque de pánico?–estoy tan conmocionada que no sería capaz, niego– Vale, vamos al hospital. Toma–me pasa su chaqueta y me la pone delicadamente.

Vuelve a arrancar mientras la culpa me consume. ¿Por qué no le vi marcharse? ¿Por qué no estuve pendiente? ¿Por qué me puse a mí delante? Soy idiota, y una mala persona.

No tardamos en llegar, probablemente porque Matt se pasa los límites de velocidad por el culo. Cuando abre la puerta y me rodea con sus brazos por fin el sollozo que estaba atascado en mi garganta sale.

–¡No!...No puedo volver a hacerlo...No puedo–lloro. En vez de irse me aprieta más fuerte contra él y me besa la cabeza.

–Se que no puedes. Y no lo vas a hacer, todo va a ir bien, pero ahora necesito que caminemos hacia la puerta, porque no querrás que tu padre este solo ¿verdad?

Niego entre sus brazos. Comienza a andar y yo le sigo intentando no volver a llorar, porque ya no sirve, no soluciona nada. No tardan en hacernos pasar mientras Matt contesta a todo automáticamente y agachando la cabeza cada poco tiempo para saber como voy.

La respuesta es mal.

Es como revivirlo de nuevo, el dolor desgarrador aparece otra vez y yo solo quiero que pare. Que paren todos estos pensamientos que me bombardean, y las emociones que me desbordan. Pero no lo demuestro.

Por fuera solo abrazo a Matt como si me fuera la vida en ello y escondo la cara en su pecho. Noto sus caricias en el pelo, como casa cierto tiempo y los besos en la cabeza.

–Vamos a la sala de espera–le hago caso y cuando se sienta, sin necesidad de que yo diga nada me sienta sobre su regazo mientras me abraza.

–Va a pasar otra vez.

–No, todo va a estar bien. Tranquila.

–No me digas tranquila–replico mientras empiezo a notar la presión en mi pecho, ¿en serio no había otro momento? Como en coche por ejemplo.

–Respira, ¿necesitas el ejercicio?– se refiere al "dime tres cosas..." pero yo niego. Se lo que necesito.

–Voy al baño–me levanto rápidamente y me encierro en el baño. Miro el móvil pero esta vez se que no voy a ser capaz, por lo que ni lo intento.

Vacío el bolso sobre el lavabo y empiezo a rebuscar entre mis cosas como una loca. Hasta que lo encuentro. No hacía esto desde hace menos de un año.

El odio de un falso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora