Capítulo 8: Después de la tormenta

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Ha pasado el tiempo, creo que han sido dos o tres meses de vacaciones, y aún no he logrado recuperarme de todo, aún siento un poco de dolor al mover mi cuerpo. En fin, creo que lo merezco, o quizás no, no sé, no tenía ganas de hacer algo.
Me encontraba en mi cafetería favorita, he venido aquí desde que era pequeño, desde que mi madre me abandonó, sí, algo que suena mal, pero fue así, no fue su culpa. Cuando venía con mamá, nos gustaba sentarnos en la mesa de la equina derecha del mostrador, en donde se podía observar la autopista del exterior, solía pedir un Pink Drink y mamá un Frapuccino, como extraño los viernes con ella. Parece que fue ayer cuando fue la última vez que vine aquí.

-Años antes-

Es viernes, me encontraba feliz por qué era una tarde en la cafetería, me encontraba en el exterior junto a mamá, tenía puesto un grueso abrigo que la protegía del frío, un día antes de navidad, en ese momento no tenía pensamientos sobre lo que pasaría a futuro, pero no me importaba mucho lo que vendría, tenía 10 años, no tenía en mente el futuro.

-Buenas tardes, ¿Qué le puedo servir? – preguntó la señorita que atendía la cafetería.
-Buenas tardes, quisiera lo de siempre, por favor – solíamos venir frecuentemente, la señorita ya nos conocía.
-Enseguida, su orden llagará en unos minutos.

Nos alejamos del mostrador, fuimos a sentarnos a nuestra mesa, mamá se encontraba un poco mal de salud, tocía un poco, no sabía si le Frapuccino le iría bien, pero traté de no darle mayor importancia.

-Ash, ¿Cómo te fue en el colegio? – me preguntó mientras observaba a las personas en el pavimento en el exterior.
-Estoy muy bien mamá, de hecho, después de navidad tengo mis pruebas de fin de año, son bastantes fáciles.
-Me alegra oír eso, - da un pequeño estornudo -, quiero que tengas herramientas para que te prepares para un futuro.
-Mamá, falta mucho para el futuro – respondí ingenuamente.
-Ay hijo, el tiempo es lo único que nunca podrás controlar, podrás tener dinero, salud, familia, pero todo siempre se acaba y el tiempo nunca se puede recuperar – sujeto mi mano derecha – Ash, el tiempo es algo que aún no tiene sentido y no se puede recuperar el tiempo perdido, aún si pudieses volver al pasado, no puedes cambiar lo que haz vivido, solo evitarlo o recordarlo.

Cuando escuché esas palabras, no les presté atención, no tenía la intención de darle mayor importancia, sin embargo, creo que ahora le he encontrado un sentido a lo que me quería decir. Antes de que mamá continuase, nuestros pedidos llegaron, yo actué normal, como si no hubiese escuchado nada, mi madre solo me veía con una sonrisa con un pequeño resplandor en sus ojos, algo que no me dio una buena señal.

La tarde avanzó, 4 de la tarde se convirtieron en 5, luego a 6, 7, 8, después de la cafetería habíamos ido de compras a la tienda del centro comercial, no compramos mucha ropa. Cuando nos encontramos por salir del centro comercial, observamos como todas las personas se encontraban con sus familias realizando compras antes de navidad, un inmenso árbol navideño adornaba la puerta del centro comercial, las luces, los regalos, los detalles, era una noche navideña perfecta, aunque faltaba algo para que sea una Navidad perfecta.

-¡Está nevando!

Al parecer también era temporada de nieve, la ciudad no solía cubrirse de nieve en estas fechas, pero al parecer, este año fue la excepción.

Faltaban pocas horas para que sea Navidad, mamá y yo nos encontrábamos cenando algo ligero para luego ir a dormir. Mamá se encontraba con un pequeño color rojo en las mejillas, creo que tenía fiebre.

-¿Estás bien, mamá?
-¿Eh? – levantó su mirada – sí, tranquilo hijo, es solo que hace un poco de calor.

Levantándose de la mesa y dirigirse a la cocina. No sabía si insistir en mis preguntas, pero solo escuché decir algo desde la cocina.

-¡Ve ha asearte!

No contradije, y fui a hacerlo.
Son las 9 de la noche, me encontraba observando la ciudad, se veía hermosa, las luces que emanaba le dan un pequeño toque elegante, hasta el día hoy sigue siendo igual, aunque mejor. Mamá entro a mi habitación, tenía una pequeña caja en la mano.

-Ash, ya es tarde, debes de acostarte.
-Mamá, ¿Qué es ese sobre?
-Tú regalo de navidad

Mi reacción fue genuina, tenía una sonrisa en el rostro, me emocionaban los regalos, en especial los de Navidad. Ahora que soy consciente, no fue una buena idea haberme alegrado, no después de eso...

-Te lo daré mañana, en Navidad.
-Mamá, ¿No puedes adelantarlo?
-No hijo, pero sé que te servirá en un futuro.

Nuevamente lo del futuro, no sabía por qué todos se preocupaban por el futuro, era algo que no se podía saber ni controlar, eso creía cuando era un niño, que todo era mágico, no tenía ninguna preocupación, solo la de ser un buen estudiante e hijo. Pero no me preocupaba el futuro, era algo que iba a pasar después de la tormenta.

-Te quiero mamá – mientras me encontraba acostado en mi litera, esperando que mamá se despidiese.
-Yo igual mi pequeño – me dio un pequeño beso en la frente – duerme.

La puerta se cerró, la luz se apagó y todo terminó.
A la mañana siguiente, ya era Navidad, me encontraba feliz, mamá me daría mi regalo que me había mostrado anoche, sin embargo, me levanté un poco tarde, 9 de la mañana, no es una buena hora para ser Navidad. Escuché algunas voces en el cuarto de mamá, la puerta se encontraba abierta, al mirar por el pequeño espacio que había dejado la puerta semiabierta, logré verla, acostada, sin moverse, sin vida, mi mundo perfecto se había derrumbado, mis sueños se habían acabado, vi a mi abuela llorar junto a ella. Me quedé en mi habitación todo el día, no quería saber nada del mundo, por qué para mí eso había acabado. Quería gritar, llorar, romper todo lo que tenía a mi alrededor, pero no podía, lo había perdido todo, mi madre era la única persona a la que quería ver, pero eso ya no era posible, un pequeño ruido en la puerta hizo que mi cuerpo se alerte, sin embargo, al escuchar una voz familiar me relaje.

-Ash, pequeño, no puedes estar así

Mi abuela me abrazó por detrás, yo solo me quedé en silencio.

-Llorar no es malo Ash, lo necesitas para liberar esas emociones que llevas dentro.

Fue lo que me quebró, comencé a llorar mientras gritaba el por qué me estaba pasando esto a mí, el por qué mi madre me había abandonado, el por qué me habían derrumbado su sueño, no quería nada, solo quería estar con mi madre, pero eso ya no es posible. Aquella Navidad me quedé profundamente dormido, mis lágrimas me habían dejado cansado. Todo había terminado.

-Tiempo Actual-

Ahora estoy en camino a mi casa, ha pasado 7 años desde ese acontecimiento, mi abuela me dejó 3 años atrás, actualmente me encuentro viviendo solo, el día que murió mamá no me di cuenta del regalo que me había dejado en la sala, al abrirlo al día siguiente, me di cuenta que era un pequeño marco con una foto de mi madre y yo en la cafetería, y debajo se encontraba algunos papeles que se encontraban en un pequeño sobre blanco, se trataba sobre los papeles de la casa, mi abuela mi ayudó hasta donde pudo, cuando abandonó este mundo, me dejó esos papeles, ahora yo era el único dueño de la casa en donde vivo. Al final, no fue mala idea haber venido a la cafetería.

-Buenas tardes, ¿Qué le puedo servir?
-Deme un Pink Drink por favor.

Al sentarme, un pequeño sonido llega a mi celular, dos mensajes, un nombre de una chica, una pelirroja, Koharu. Solo me limito a sonreír un poco y esperar mi pedido, aunque debería estar un poco preocupado por hacerle esperar.




"Recuerdos, es lo que me trae escribir este capítulo, no sé si este sea el último después de cinco meses, gracias por el apoyo, veremos si la historia continua"

Continuará....

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⏰ Última actualización: Jan 02 ⏰

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