VI

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Hace 10 años

Wen Ning había visto de lejos a Wei Ying, no sabía porque, pero ante sus ojos era el hombre más lindo del mundo, su sonrisa era devastadora, se enojaba bonito, se reía bonito, y quizás él en esos tiempos no se había dado cuenta, estaban los 5 en la misma situación pero él no era insensible como los demás. Se había quedado viéndolo mientras entrenaba, supo que estaba haciendo mal así que retrocedió.

Intentando tomar un café.

⸻¿Qué estabas mirando? ⸻ sintió un escalofrió y una inminente sensación de peligro, iba a responder pero fue interrumpido de repente por una mano en su cuello y sus ojos siendo sacados de sus cuencas por una cuchara de plástico.

Lan Zhan sabía que Wei Ying tenía la debilidad de la larga distancia, a los 5 kilómetros de diámetro el desconoce lo que está sucediendo.

Y así comenzó la rutina. El no recuerda cuantas veces intentó vengarse, no estaría loco si dijera que sucedía al menos una vez al día, al encontrarlo distraído, utilizando un cuchillo porque sabía que dispararle era imposible, y él se divertía.

⸻¡Nos hubiéramos podido llevar bien si no estuvieras enamorado de mi novio! ⸻ le gritó para comenzar a pelear. Por supuesto que no funcionó, lo tomó de los brazos rompiéndolos del lado contrario, tumbarlo, tomar el cuchillo sacarle los ojos y comenzar a apuñalarlos 27 veces en todo su abdomen con odio.

Wen Ning no podía sentir dolor, pero si sentía lo que estaba sucediendo.

No importa lo que hiciera, con cadenas o con una cuerda intentando ahorcarlo, Lan Zhan se dejaba pero sonreía, pero seguido de eso se las arreglaba para dar vueltas a la situación y acabar con el de la manera mas sangrienta que se le pueda ocurrir, incluso utilizaba con guantes de hierro, no podía utilizar armas de fuego sería una llamada de atención además no funcionarían.

La única vez que logró lastimarlo fue en la cocina, en una pelea de cuchillos.

Pero todo terminó cuando le ensartó el cuchillo en el cuello cortándolo de manera precisa, para después descuartizarlo, y él se regocijaba ante el dolor ajeno.

Lo odiaba. No solo por las peleas que comenzaban, sino porque solía presumir su relación con Wei Ying, siempre que aparecía solía abrazarlo y darle besos, no sabía si Wei Ying se dejaba manipular, pero el sabía que Wei Ying también lo quería, se notaba en sus expresiones; lo feliz que ese monstruo lo hacía.

Wen Ning estaba consciente que él ya estaba muerto, pero jamás olvidará ese mirada fría, no lo mató más veces de lo que pudiera contar y no lo hacía porque era inmortal, al fin y al cabo le había amputado el brazo a uno y a otro lo había desollado. Lo hacía porque quería, porque podía y porque nadie nunca pudo detenerlo.

Sintió un alivio desmedido cuando finalmente alguien tuvo la fortuna de matarlo. Incluso viendo el dolor de Wei Ying, él se sentía tan en paz. Solo y únicamente sintió pánico cuando supo que estaba embarazado.

¡Eso no lo iba a permitir! Pero tampoco se podía dar el lujo de matarlo y que Wei Ying ahora lo odie para siempre. Así que ponía a segundas personas sin que ellas lo supieran, lo intentó con inyecciones letales, con glucosa, con virus, se suponía que tenía que ser sencillo, pero ese maldito tenía más vidas que un gato.

Wei Ying confiado de él, por lo había ido a dejar después de sacarlo del hospital, no le ponía cuidado, es más; lo entregó para que pudieran matarlo. ¡Pero no funcionó! ¡ese maldito monstruo saliendo de cosas imposibles una y otra y otra vez!

El Hijo de un MercenarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora