ꕤ「capitulo 4」

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Bien, había fallado, lo admitía, había perdido las pruebas que podían servirle de mucho, así que Jimin optó por la opción B.

Había tardado en investigar a todos los ministros, obviamente iba a haber uno que otro ministro que odiara en silencio al presidente y lo encontró.

Min Yoongi, ministro nuevo de economía, además de estar en contra de las nuevas leyes en contra de la homosexualidad, Jimin había descubierto algo muy guardado, un secreto muy íntimo, y es que el ministro de economía era un homosexual closetero, sí, ¿Qué era lo que iba a hacer?.

Fácil y sencillo, lo iba a seducir y le iba a sacar información contundente sobre el presidente, claramente antes de esto el se prometió a si mismo no enamorarse de él, sólo lo seduciria por una noche y le sacaría los secretos sucios que sabía sobre el presidente.

Eran las 4:00 de la tarde, la hora perfecta, ¿Porque?, porque podría convencer a Min de tomarse un par de copas con él y despues hacer su magia.

— Buenas tardes, tengo una cita con el ministro de economía. — Dijo el pelinegro con el rostro neutro.

— ¿Enserio?, Park Jimin, ¿Tiene una cita con un ministro?. — Preguntó el guardia incrédulo.

— Si, si quiere lo puedo llamar. — Dijo Jimin sacando su teléfono.

— No, no quiero problemas, está bien, pase. — Dijo aún desconfiado, pero era un simple periodista, bah.

— Gracias. — Sonrió con malicia y se dirigió a la oficina del ministro.

— ¿Qué hace aquí?, ¿Tiene alguna cita con el ministro?. — Preguntó una chica rubia que estaba al frente de esa gran oficina.

— Así es, ¿Y tu eres?. — Ryujin asistente del ministro de economía, obviamente lo sabía.

— La asistenta del ministro. — Dijo arqueando una ceja.

— Si, tengo una cita y es muy importante verlo. — Dijo el pelinegro entrando a la oficina y dejando a la rubia levemente confundida.

Un pelinegro tenía clavada su vista en los papeles que tenía en ambas manos.

— Ryujin, aún no es la hora del té. — Dijo el pelinegro sin mirar quién estaba al frente de él.

— ¿Enserio?, pero si ya son las 4:20 ministro, es verdad, para que un té cuando podemos tomarnos unos tequilas, ¿Qué dice?. — Jimin sonrió en grande.

— Largo, ¿Quién te dejo entrar Park?. — Dijo Yoongi mirándolo fulminante.

— Auch, me hiere. — Dijo el pelinegro agarrándose el pecho y haciendo una mueca de dolor.

— Déjese de estupideces, porque tengo trabajo que hacer. — Yoongi se quitó las gafas que traía puestas y lo miró de nuevo.

— Uy, ministro, ¿Alguna vez le han dicho que se ve muy sexy sacándose las gafas?. — Dijo Jimin poniéndose atrás de él y empezando a hacerle unos masajes en los hombros.

Pues para Jimin eso no era mentira, Yoongi se veía muy guapo con y sin gafas.

— Bueno, me lo dicen a veces.. — Sonrió y río bajito estando levemente sonrojado.

— Pues deberían decírtelo más, ¿No le gustaría acompañarme por un par de copas?. — El pelinegro paso sus manos por el pecho de Yoongi lentamente.

— No, ¿Qué estás tratando de hacer?. — Dijo Yoongi empujando a Jimin bruscamente y alejándose de él.

— Oh vamos ministro, no sea agua fiestas, son solo dos copitas, dudo que algo malo pueda pasar. — Dijo inocentemente.

— ¿Porque derrepente quieres invitarme a tomar?. — Dijo ceñudo.

— Porque usted me parece atractivo ministro, no mentiré. — Dijo con un tono seductor.

Yoongi ladeó su cabeza y analizó al pelinegro.

(Minutos después)

— Ministro, N-no pensé qué usted sea tan brusco...— Dijo jadeando el pelinegro entre los brazos de Yoongi.

— Cállate Park. — Dijo dándole un beso.

Yoongi recorría con sus manos el abdomen de Jimin, era un toqué muy tortuoso para el periodista, él lo admitía, no quería a Min sólo por una noche, lo quería para varias más...

Ese no era el plan, pero tampoco podía evitar y ignorar lo que el ministro closetero causaba en él.

— Dijiste que solo serían dos copas, me mentiste. — Dijo gruñendo Yoongi acelerando sus movimientos.

— Fue por, ¡Ah!, u-una buena causa... — Dijo temblando de placer.

— Mierda, cómo es que te enteraste que soy homosexual, joder, Jimin eres un maldito metiche. — Yoongi torturaba al pelinegro con sus movimientos.

— Si, si, di todo lo qué quieras, pero no pares... — Dijo aferrándose a la espalda del pelinegro.

Ambos llegaron al punto máximo y calleron rendidos en el suave colchón de un hotel cinco estrellas, obviamente el ministro no permitiría tener sexo en cualquier lugar.

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un poco de yoonmin jejej

the president | kooktae♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora