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ㅤㅤㅤㅤMATÍAS SUSPIRABA aburrido, sus ojos se encontraban fijos en aquél gran pizarrón mientras escuchaba de fondo como todos sus compañeros hablaban entre ellos. El chico no tenía las ganas suficientes como para ser alguien sociable, había amanecido con el humor en el piso y se encontraba estresado incluso por un mínimo error ortográfico que tenía.
── ¡Hey Mati! ── Miró de reojo al dueño de la voz, notando a uno de sus amigos de la Universidad.
Suspiró y cerró sus ojos por unos segundos, abriéndolos al instante al sentir como el chico tomaba asiento a un lado suyo. ── ¿Pasa algo Pipe?
Felipe, quién le sonrió emocionado asintió de manera frenética su cabeza.
── ¿Escuchaste que llegará un nuevo profesor? ── Aquello intrigó al Recalt.
── ¿Un nuevo profesor? ── Su amigo respondió con un suave; ‹ ¡Sí! › ── ¿Qué materia nos hará?
Su amigo se quedó en silencio por unos segundos, intentando recordar que materia les haría el profesor nuevo.
── Creo que era Artes, la profesora Rocío me habló como por media hora sobre lo guapo que este era.
Los amigos compartieron risa ante aquello, era fácil reírse de la profesora Rocío, una mujer de unos cuarenta y cinco años pero que según ella, aún está en la adolescencia y con todo el derecho de intentar coquetear con algunos profesores o uno que otro estudiante.
Lamentablemente Matías Recalt estaba en esa lista de estudiantes, algo tortuoso para él.
── Pobre de él, aún no llega y ya siento pena por él y todo lo que tendrá que pasar con ella. ── Felipe se burló ante esas palabras.
De pronto, el ruido de la puerta del salón se hizo presente, todos los alumnos observaron a la entrada y notaron a tres personas; El director, la profesora Rocío y un hombre adulto muy guapo.
Matías observó la hombre con curiosidad, su cabello era negro, su piel blanca pero no lo suficiente como para ser alguien pálido, al contrario, era algo bronceado. Sus ojos oscuros y fijos ponían a cualquiera nervioso, una altura suficiente como para dejar ver a los demás como enanos, su nariz grande pero que le hacía hermoso ante la vista de los demás, un rostro marcado y esa sonrisa que si Matías ponía más atención en los demás, escucharía a todas las chicas halagando la sonrisa de aquél hombre apuesto.
── ¡Muy buenos días alumnos!
Todos los demás hicieron eco ante su saludo, parándose de sus asiento y luego sentándose. Cada vez que hacían eso, Matías sentía que volvía a la escuela.
── Muy bien, hoy llega su nuevo profesor de Artes. ── El hombre de la tercera edad hizo una seña al desconocido, quién sonrió y dió unos pasos hacia adelante.
── Muy buenos días estudiantes, mi nombre es Enzo Vogrincic, seré su nuevo profesor de Artes y espero que podamos tener una gran relación de profesor y estudiante.
Un gran bullicio se hizo presente, Matías juraba escuchar a sus compañeras preguntarse entre ellas si es que el nuevo profesor tendría pareja o hasta su edad.
── ¡Silencio! ── Y el bullicio desaparecido, quedando simplemente el silencio y una que otra risa de estudiantes ajenos al aula.
── ¿Qué pasó con la profesora Lily?
Se escuchó desde lo lejos, dirigió su mirada hacia el director, quién sonrió e hizo un ademán desinteresado. ── La profesora Lily está embarazada y tendrá licencia médica hasta que se le dé el permiso de trabajar nuevamente.
Matías ya sabía aquello, a fin de cuentas, su mamá era muy amiga de la profesora Lily y hasta había ido al baby shower de su bebé.
── ¿Y? ── Soltó un brinco, miró a su costado y notó a su amigo quién lo miraba con una pequeña pero sospechosa sonrisa.
── ¿"Y" de qué? ── Pregunta totalmente confundido, sacándole una risa a Felipe.
── ¿Te parece lindo el nuevo profesor? ── Alzó una ceja, sabía que cuando Felipe hacía muchas preguntas es porque algo sabía este.
Ahora el que sonreía era él, sabía que Pipe ocultaba algo y haría de todo con saber el que. ── Si, supongo que sí. Pero sabés que soy hetero.
Felipe volvió a hablar, pero el castaño ya no le prestaba atención, aquella sensación de que alguien lo observaba se hizo fuerte, por lo que llevó su atención a la persona que lo miraba de una manera tan fija. Y ahí estaba, Enzo Vogrincic, su nuevo profesor que lo miraba con una pequeña sonrisa, quién al notar que Matías lo miraba, se lamió los labios y desvió su mirada.
El Recalt se quedó quieto en su lugar, ¿Su profesor nuevo le había coqueteado apenas había llegado? ‹ Mierda. › Fue lo único que pensó, golpeando su frente con la mesa y no queriendo levantar la mirada hasta escuchar que el hombre ya se iba del aula.
── ¿Mati?
No respondió, solo se quedó en silencio en su lugar, claro, hasta que tocó el timbre para irse a casa al fin.
‹ Aparte de tener que aguantar a la profe Rocío ahora es a este loco. Al menos él es lindo. ›
Pensó por última vez, no deseando volver a pensar en aquél hombre.
