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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤUN CHASQUEO se logró escuchar, Enzo observaba aquella escena con un sabor amargo en su boca, su ceño se fruncia cada vez que notaba un roce entre aquél chico con su Matías.
── ¡Dale boludo! ── Logró escuchar solo esas palabras mientras que el Recalt se alejaba entre risas de aquél chico.
── Ya te dije que no iré, pelotudo. ── Una sonrisa se hizo presente en su rostro, amaba cuando Matías era tan directo. ── Sabés que no me gusta ir a esos lugares.
Y así acabo aquella escena, con un Matías acercándose a él para mostrar su tarea finalizada. El Vogrincic estaba más que feliz, al fin podía estar cerca del chico que tanto tiempo estuvo en su mente, notando como siempre que se estresaba solía mirar con odio a todo el mundo, ni siquiera Felipe se salvaba.
── Está todo bien hecho, sacarás una gran nota en el siguiente examen.
El halago iba para que Matías piense que él es un gran profesor, y lo logró. Notó aquella sonrisa feliz del Recalt, yéndose hacia su asiento dando minis saltitos por la emoción. Soltó una risa corta y volvió a su trabajo, mirando por minutos de reojo a la figura de Matías, observando como este hablaba con Felipe y como hacia su tarea con más facilidad.
── Muy bien alumnos, espero que la tarea esté hecha para la próxima clase. Tengan un buen día. ── Y sin más, todos los estudiantes iban saliendo de aquél gran salón.
Normalmente habían estudiantes que se despedían de él, la mayoría eran mujer y muy pocos hombres.
── ¡Chao profe! ── Su corazón se detuvo, le regaló una gran sonrisa y se despidió con un gesto con la mano.
Al notar cómo ya nadie se encontraba en el aula, soltó un grito de la emoción, se tiró en el escritorio y tocó su corazón. ‹ ¡Se despidió de mi! › Era lo único que pensaba, sentía como su corazón latía con fuerza, como su rostro comenzaba a calentarse y como su respiración se aceleraba.
Sentía como si su cuerpo ya no le perteneciera a él, al contrario, todo su cuerpo le pertenecía a Matías Recalt desde el momento en que lo vió.
Ignorando toda aquella escena que se encontraba montando Enzo, Matías se encontraba riéndose junto a su grupito de amigos, ¿Creyeron que el Recalt solo tenía a Felipe? Pues que esquivados estaban, sorprendentemente este duende tiene más amigos.
── Che Blas, Juani ¿Supieron que el Matías tiene a otro profe detrás suya?
Matías miró con enojo al Otaño, golpeando su brazo con suavidad.
── ¿Vos me estás cargando? ── Preguntó incrédulo el más alto del grupo, notando como Matías negaba con pena.
── Amigo estoy celoso de vos, ¿Cómo se llama la profe? ── Tanto Felipe como Matías se quedaron en silencio, se miraban y se hacían gestos extraños.
Juani juraba que estaban teniendo algunos problemas mentales, pero no diría nada por miedo a que Matías le suelte un golpe.
── Es un hombre, es el nuevo profe de Artes, Enzo Vogrincic. ── Respondió al fin Matías mientras daba una mordisca a su cereal.
Blas alzó una ceja mientras miraba hacia un punto con exactitud. ── ¿No es ese que parece que anda coqueteando con la profe Natalia?
Con esas palabras ya terminadas, todos miraron hacia en dónde Blas apuntaba, notando como la mujer se le acercaba con obviedad al cuerpo del hombre, no teniendo rechazos y solo sonrisas que parecían coquetas.
Matías soltó un chiflido y codeó a Felipe, quien se había tensado ante aquella escena. ── Fua, hombre tenía que ser, todos mienten. ── Soltó Juani, ganándose risas por parte de Blas y Matías, menos de Felipe.
El Otaño miraba con el ceño fruncido aquella escena, ¿Ayudó a ese hombre para que le coqueteara a una mujer frente a Matías? Chasqueó su lengua y miró nuevamente a sus amigos, luego hablaría con Enzo.
── ¿Todo bien? ── Le preguntó a Matías, temiendo que aquella escena le haya hecho mal.
Matías alzó una ceja, mirando confundido a su amigo. ── ¿Si? No entiendo tu pregunta.
── Ya sabes, por eso. ── De manera disimulada apuntó a los profesores que aún seguían hablando entre ellos.
Matías soltó una risa ante aquello, llevó sus manos a los hombros de su amigo y lo miró fijo. ── Él no me gusta, tarado. Es lindo, si, pero soy hetero.
Y sin más, aquella pequeña conversación terminó, Felipe aún así hablaría con Enzo. Soltó unas risas al notar cómo Blas agarraba a Matías de los brazos, sacudiendolo y gritándole cosas que ni él comprendía.
