Hace muchos siglos, en el antiguo Egipto, vivía una mujer de rara belleza llamada Amira. Sus ojos de color miel brillaban con la intensidad del sol naciente, y su cabello largo y lacio era tan negro como la noche más oscura. Todos en la ciudad suspiraban al verla pasar, pero su corazón solo anhelaba la paz y la serenidad.
Un día, mientras Amira se paseaba por las orillas del río Nilo, el dios Anubis, señor de las necrópolis y guía de las almas, la observó desde lo alto de una colina. Nunca antes había visto tanta gracia y encanto en una sola mujer, y su corazón inmortal se conmovió profundamente.
Decidido a conocer a Amira, Anubis dejó su reino de Osiris y se disfrazó de un hombre común, mezclándose entre los mortales. Se acercó a Amira y, con una voz suave y cautivadora, entabló una conversación con ella. Pronto, se hicieron amigos inseparables y compartieron risas, sueños y secretos.
Anubis se veía atraído cada vez más por Amira, pero sabía que revelar su verdadera identidad como un dios inmortal podría asustarla. Por eso, decidió confiar en los dioses supremos, quienes conocían bien su amor y le brindaron una bendición. Les pidieron que con su magia hiciesen a Amira inmortal, para que pudiera vivir junto a Anubis sin preocuparse por el paso del tiempo.
Los dioses cumplieron su solicitud, y Amira comenzó a ser inmortal, pero ella no estaba al tanto de este regalo divino. A medida que pasaban los días, Anubis y Amira se sentían cada vez más atraídos el uno por el otro, y el amor florecía en sus corazones. Pero Anubis sabía que tenía que explicarle su verdadera identidad antes de que fuera demasiado tarde.
Una noche, junto a la brillante luz de la luna, Anubis llevó a Amira a las orillas del río Nilo, el lugar donde se habían conocido. Tomó su mano delicadamente y le confesó su origen divino. Amira, sorprendida y con lágrimas en los ojos, le preguntó qué significaba eso para su relación.
Anubis, con ternura, le explicó que ella ahora era inmortal, como él, gracias a la bendición de los dioses. Amira, al enterarse de este maravilloso regalo, sonrió y abrazó a Anubis con amor y gratitud. Ambos se dieron cuenta de que el destino les había unido para siempre, y nada podría separarlos.
A partir de aquel día, Anubis y Amira continuaron su vida juntos, explorando el mundo y cuidando de las almas de los fallecidos. Su amor era eterno, como el río Nilo, y su felicidad nunca se desvaneció.
Dicen que todavía se les puede ver juntos, paseando por las orillas del río Nilo, brindando amor y consuelo a aquellos que necesitan guía. La leyenda de su amor trascendió los siglos, recordándonos que, a veces, el destino puede unir a dos seres de diferentes mundos y regalarnos un final feliz.
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Las historias y leyendas de todo el mundo.
Short StoryUn viaje mágico a través de las leyendas. Sumérgete en un fascinante compendio de las más increíbles y misteriosas leyendas de diferentes culturas y civilizaciones. Este libro te transportará a un mundo lleno de fantasía, intriga y maravillas, donde...