Enid Sinclair, una adolescente efusiva con la necesidad de entablar amistad con cualquier persona que se le cruce. Si pudo lograrlo con Miércoles Addams, ¿con quién no podria hacerse amiga?
Esto lo pensaba hasta que conoció a un chico anónimo desint...
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La noche, eternamente encantadora, despliega pequeñas estrellas que destellan en la oscuridad, brindando esperanza a los desafortunados. Incluso una tenue mecha de antorcha podría ser un respiro.
Sin embargo, para algunos, su situación carece de luz, y se ven forzados a enfrentar la oscuridad inminente, inclinándose hacia la desesperación.
—¡Maldición! Permanecer encerrado en estas habitaciones resulta simplemente tedioso.
Tumbado en una cama adornada con serpientes, se encuentra un joven sencillo con un gorro descansando sobre su cabeza. Su nombre era...
—Ajax, deja de quejarte.
Desde el rincón opuesto de la habitación, una voz profunda y escalofriante interrumpe. Ajax suelta un gemido antes de dirigir su atención hacia su compañero de cuarto, quien aparentemente carece de vitalidad y color en su semblante.
¿La razón? A simple vista, era evidente: su lado de la habitación recién pintado de gris oscuro, un piano a un costado, un cómodo sofá negro y mucho más para presenciar. Ajax siente como si estuviera viviendo en un funeral...
—No puedes culparme, Tn. Estar sentado o acostado en la cama es tan aburrido. Prefiero salir con mis amigos a cualquier rincón de Jerico.
El compañero de Ajax no respondió; en cambio, se desplazó hasta el centro de la habitación, revelándose en silencio.
Tn, un adolescente de estatura notable, poseía una piel pálida que armonizaba con su cabello negro despeinado, tan largo que caía hasta sus hombros con rizos desordenados que apenas se apartaban de su frente. Sus ojos café claro y cejas pobladas captaban mucho interés.
Ataviado con una camisa blanca de manga larga y unos jeans deportivos.
Ajax, aún desconocia mucho sobre su compañero de cuarto recién llegado, solo tenía la certeza de que le recordaba a algún miembro particular de los Addams.
—Tienes razón, no puedo culparte. ¿Arriesgar la posibilidad de ser secuestrado? Pruébalo —Tn sugirió.
Ajax parpadeó y sacudió la cabeza—. De repente estás cambiando de opinión. Deberías saber que yo no le temo a nada.
El hombre pálido entrecerró los ojos hacia Ajax—. Esa actitud hará que te encuentres con la muerte algún día.
El chico con la gorra resopló molesto. ¡Era un tarareador fuerte! Nada podría hacerlo huir si tuviera que defender a un amigo, ni siquiera el monstruo que acechaba.
—De todos modos, ¿qué piensas hacer? —Ajax preguntó a su compañero de cuarto.
—Voy a dar un paseo en el bosque, para saludar al monstruo que, aparentemente, se encuentra por allí.
Ajax se rascó el cuello con una sonrisa—Quizás tengas algo más en mente que dar un simple paseo por ese bosque espeluznante y sombreado. En ese caso, decidiré acompañarte.
