Enid Sinclair, una adolescente efusiva con la necesidad de entablar amistad con cualquier persona que se le cruce. Si pudo lograrlo con Miércoles Addams, ¿con quién no podria hacerse amiga?
Esto lo pensaba hasta que conoció a un chico anónimo desint...
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—¡Ajax es tan dulce! —decía Enid, emocionada mientras caminaba entre Miércoles y Tn, dirigiéndose hacia el bosque. Sus manos se movían de forma exagerada, describiendo cada detalle de su cita con Ajax—. ¡No puedo creer que ya haya pasado un mes!
—¿Dulce? No le veo el encanto —respondió Miércoles con su característico tono apagado. Sus ojos se enfocaban en cualquier cosa que no fuera la animada Enid—. Parece más... tonto.
—A mí me parece adecuado —comentó Tn, quien había estado observando las hojas moverse con el viento—. Sabe mantenerse en su lugar.
Miércoles giró ligeramente su cabeza para mirarlo con atención.
—¿No te molesta verla tan feliz con él? —preguntó de repente, haciendo que Tn parpadeara con sorpresa.
—¿Por qué habría de molestarme? —respondió sin entender la dirección de la conversación.
—Porque te gusta —soltó Miércoles, con una voz tan segura que parecía más una afirmación que una pregunta.
Tn se detuvo un momento. Enid seguía hablando de Ajax, aparentemente sin escuchar la conversación. Tn frunció el ceño y negó rápidamente.
—Eso es ridículo, Miércoles. No me interesa Enid de esa manera —dijo, pero al instante, algo en su mente comenzó a cuestionarlo.
Miércoles alzó una ceja, su mirada penetrante.
—Aparentemente es amor... pero parece que ni tú mismo lo sabes —murmuró con una ligera sonrisa oscura antes de continuar caminando, dejando a Tn con sus pensamientos.
Siguieron adentrándose en el bosque. El aire frío traía consigo un extraño olor a descomposición. Miércoles lideraba el grupo, su bastón de mando (por supuesto, un simple palo que había encontrado) señalando el camino hacia donde se encontraban los cadáveres de animales que habían sido reportados por algunos de los estudiantes de Nevermore.
—¿Crees que sea un monstruo? —preguntó Enid, preocupada. Su naturaleza lobuna hacía que estuviera más conectada con los animales, y el hecho de que estuvieran siendo atacados la afectaba más de lo que dejaba ver.
—Los hechos indican que es algo más grande que un animal común —respondió Miércoles, examinando el suelo con atención—. Aunque hasta que no vea pruebas concretas, no puedo confirmar nada.
Tn, aún distraído por las palabras de Miércoles, intentaba centrarse en la investigación, pero su mente volvía una y otra vez a lo que ella había insinuado. ¿Realmente le gustaba Enid? Había algo en ella, sí: su energía inagotable, su lealtad como amiga, pero... ¿era amor?
—Si hay un monstruo suelto en el bosque, sería la oportunidad perfecta para averiguar cómo reaccionas bajo presión —dijo Miércoles de repente, con su habitual frialdad—. O tal vez te ayudaría a descubrir lo que realmente sientes.
Tn la miró, ligeramente molesto.
—¿Siempre tienes que hacerme pensar en cosas innecesarias?
—Solo planteo lo que es obvio —respondió ella, sin ninguna emoción en su voz—. No es mi culpa que evites lo que está frente a ti.
En ese momento, encontraron los restos de un ciervo. La piel rasgada y las marcas profundas dejaban claro que no había sido un depredador común.
—Definitivamente algo está cazando aquí —dijo Miércoles, agachándose para examinar más de cerca—. Y parece que no se detendrá pronto.
Tn intentó enfocarse en la investigación, pero en el fondo, las palabras de Miércoles seguían resonando en su cabeza. ¿Y si ella tenía razón?
Enid, ajena a todo, observaba con horror el cuerpo del animal. Su felicidad con Ajax parecía distante en ese momento, mientras el misterio de los asesinatos del bosque comenzaba a crecer.
—Este lugar está lleno de secretos —dijo Miércoles en voz baja, mientras sus ojos oscuros analizaban el panorama.
Tn, por su parte, no solo estaba rodeado de misterios del bosque, sino también de los que empezaban a crecer dentro de él mismo.
