Enid Sinclair, una adolescente efusiva con la necesidad de entablar amistad con cualquier persona que se le cruce. Si pudo lograrlo con Miércoles Addams, ¿con quién no podria hacerse amiga?
Esto lo pensaba hasta que conoció a un chico anónimo desint...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El sol se escondía detrás de las nubes, dejando a Nevermore bajo una suave penumbra. Enid Sinclair, normalmente la persona más radiante de la academia, estaba sentada en su cama, con los ojos enrojecidos y las mejillas húmedas de lágrimas. Era un día importante para ella, o al menos lo había sido. Hoy se cumplía un mes desde que ella y Ajax habían comenzado a salir oficialmente. Sin embargo, Ajax parecía haber olvidado por completo el detalle, lo que la había sumido en una profunda tristeza.
Tn Valentino, quien había pasado a dejar algunos libros que Enid le había pedido prestados, entró a la habitación sin percatarse de la situación de inmediato. Al verla en ese estado, se quedó congelado por un momento, incómodo como siempre cuando se trataba de emociones fuertes.
—¿Qué te pasa ahora? —preguntó con su tono usual, aunque en esta ocasión había un toque de preocupación.
Enid, con los ojos brillantes de lágrimas, alzó la vista hacia él, tratando de recomponerse.
—Nada, es solo... Ajax olvidó que hoy es nuestro primer mes juntos —respondió ella, su voz temblando—. Y no es que quiera hacer un gran escándalo, pero... no sé, pensé que al menos lo recordaría.
Tn frunció el ceño. No era el tipo de persona que entendiera las sutilezas del romance, pero incluso él sabía que olvidar una fecha importante en una relación no era la mejor manera de mantener la paz.
—Entonces, ¿has hablado con él? —preguntó mientras se apoyaba en el marco de la puerta, con los brazos cruzados.
—No... —respondió Enid, bajando la mirada—. No quiero sonar dramática. Además, seguro tiene otras cosas en mente, pero... me duele.
Tn suspiró, echando una mirada alrededor de la habitación como si buscara alguna respuesta. No era bueno con las emociones ni con consolar a la gente, pero algo dentro de él lo impulsaba a hacer algo por su amiga.
—Voy a hablar con él —declaró finalmente.
Enid lo miró, sorprendida.
—¡No! No tienes que hacer eso, Tn. No quiero que piense que estoy siendo una llorona o algo así. Solo... necesito calmarme.
—No te preocupes. No le diré que me mandaste tú —respondió Tn, ya decidido—. Solo voy a... recordarle lo que olvidó.
Antes de que Enid pudiera decir algo más, Tn se giró y salió de la habitación. Miércoles, quien estaba en su escritorio escribiendo en su máquina de escribir, lo observó mientras pasaba, con una ceja arqueada.
—¿Estás por casualidad jugando a ser el caballero blanco de la loba tonta? —preguntó Miércoles, con ese tono gélido pero ligeramente burlón que siempre usaba.
Tn se detuvo y la miró de reojo.
—No. Solo voy a hacer que su novio deje de ser un idiota.
—¿Y qué crees que lograrás? —replicó Miércoles, sin apartar la vista de su máquina de escribir—. Las emociones humanas son volátiles y, por lo general, una pérdida de tiempo.
