ocho

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—¿Donde andabas? —los dos me preguntan a la vez.

—Estaba haciendo unas cosas ¿Noticias nuevas? —me siento otra vez pero al lado de Alejo.

—Todo igual.

Entre ellos siguen hablando mientras sigo pensando en mis mambos.

La hora de las visitas empiezan y por fin puedo entrar para ver cómo está Tomas. Entro yo primera.

Sigue igual que la última vez que entre, lleno de cables por todos lados y dormido. Agarro su mano como cada vez que puedo verle y empiezo hablar como si me escuchara.

—Hola Tomi, necesito que despiertes ya. Se me hace muy duro ver que no me llenas de mensajes para que salga o que estés por mi casa desordenando todo mientras yo me enojo. Quiero que estes bien y que puedas seguir viviendo tu sueño junto con tus amigos, que por cierto le están tratando re bien y están aguantando mi humor de mierda como vos decís. —limpio las lágrimas que han salido. —Me te duele verte así. Si pudiera estaría yo en tu lugar mientras vos estuvieras bien porque es lo que más deseo ahora mismo, que todo esto me hubiera pasado a mi. No puedes irte todavía.

Me quedo un rato más con el, aprovechando cada segundo viéndolo. Y aunque me duele pensarlo puede ser la última vez o de las últimas que pueda verlo, incluso en ese estado.

Salgo para que también entren sus amigos.

—Entra vos. —Mauro le dice a Ysy.

Me siento y saco de mi bolsillo un pañuelo para limpiarme el rastro de lágrimas.

—A lo mejor me matas pero escuche lo que te dijo ese hombre de tu casa, si queres puedes venirte a nuestra mansión a vivir mientras encuentres algo de plata o si no queres vivir con nosotros te puedo alquilar un departamento cerca de acá.
—Mauro termina de hablar mirando al suelo.

No se porque pero me da la sensación de que está nervioso. Inconsciente me pongo a llorar de nuevo.

—Pero no llores boluda que voy a llorar yo también. —ríe con lastima.

—No se que decirte, posta muchas gracias.

Me lanzo a sus brazos por primera vez.

Al principio se queda quieto pero después le corresponde acercándome más a él.

—Mira si queres primero vienes con nosotros si te sentís incómoda te vas a un departamento įVa? —asiento.

—No se como agradecértelo, cuando tenga plata te la doy.
—el niega.

—Ni en pedo.

Y así seguimos, abrazados hasta que Alejo salió y nos miro extrañado.

𝐑𝐨𝐭𝐚 | DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora