11. Cajita infeliz

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«I think it's strange that you think I'm funny, 'cause He never did»

Begin Again - Taylor Swift 

KALE ♪

—¡Hemos llegado a la mejor puntuación de la noche! —grita al micrófono—. Masquerade Revelers se posiciona a la cabeza, ¿podrán las dos últimas bandas igualarlos? Solo queda una cosa clara, tenemos a los primeros finalistas para la segunda ronda.

Tengo tantas emociones en este instante que ni siquiera sé cómo reaccionar ante la noticia, Nazar, Oliv y el baterista corren a abrazarme antes de que pueda recordar donde estoy parado.

Me fallan las piernas por unos segundos donde me sostienen ellos en medio de sus abrazos, no estoy acostumbrado a acabar así una canción, mucho menos en un abrazo con tantas personas y puedo parecer incomodo, pero en realidad intento adaptarme.

Apenas me sueltan, recobro la consciencia de lo que acaban de decir en el micrófono.

—¡Vamos, joder! —exclamo eufórico.

Todo lo hay fuera son risas, Nazar nos empuja fuera del escenario. Busco a Aster con la mirada, está justo a los pies el escenario, aplaudiendo.

«Va a matarme».

—¡Somos unos putos genios! —exclama Oliv, se gira y me toma de hombros, sacudiéndome—. ¡Eres el mejor planeador del mundo! ¡esta fue tu idea!

—Fue... —trago saliva—. Fue nuestro mérito.

—Felicidades perras —habla sin aire Aster, probablemente corrió hacia el escenario—. Los finalistas tienen la cena gratis en el restaurante esta noche así que Criss me va a dar la hamburguesa de su cajita infeliz.

*🎸*

Recogemos nuestra cena del restaurante patrocinador y subimos de vuelta al auto sin saludar a nadie, nada de fotos, puro misterio.

Comemos en los semáforos, tenemos que llegar antes de que el impredecible clima decida hacer de las suyas. Antes de que Aster se arrepienta de apoyarme en esto y me eche de la camioneta en movimiento.

Estamos en silencio en total, ella me ha robado la hamburguesa así que le quité las papas fritas antes de que sea tarde. Tengo una mano en el volante, otra en la caja.

Ladeo la cabeza hacia ella, tiene los labios llenos de kétchup. Me sonríe en grande y parte de mí olvida que estaba cansado, sé que tiene que ser amable conmigo porque estoy ayudando a sus amigos y todo apunta a que podemos ganar, sin embargo, me sorprende que no me atacara por lo que hice en el escenario.

Tengo la sospecha de que espera el momento correcto para asesinarme y ocultar el cuerpo en el bosque.

—Kale.

—Dime, osita.

—No, Kale, mira la carretera —pide—. ¿Esos son los oficiales de tránsito?

—¿Qué? —entrecierro los ojos—. ¿Qué hacemos?

—Detente —ordena y obedezco antes de que termine la palabra—. Encosta el auto aquí, como si fuéramos a detenernos aquí.

—Estamos en medio de la nada. —le discuto.

—Hazlo, pásate a mi asiento y yo me paso al tuyo. Finge que eras copiloto y vas a mear, qué se yo, invéntate algo —farfulla Aster—. Anda.

Las cosas ilegales, cuestionables y bizarras que me ha hecho hacer esta mujer no tienen nombre.

Allí estoy, cambiándome de asiento, ensuciándome los pantalones con la salsa de la hamburguesa por accidente. Con un pie fuera para "fingir" que soy un bebé que no sabe controlar su vejiga.

No apto para artistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora