CAPITULO 3

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Había tenido un día pesado, se cumplía ya un mes, y había vuelto a la escuela, había prometido a mi madre que daría pequeños pasos, pero la escuela era uno enorme, pero no podía permitirme faltar más.

Me sentía extraña, en otra dimensión, todo era diferente, todos me miraban con lastima.

-Em siéntate aquí- dijo Brooke, tan pronto me vio me dio un abrazo. - ha sido todo muy raro por aquí.

Mi corazón se encogió un poco, nunca había tenido que buscar lugar, desde primaria tenía mi lugar asegurado.

-Me alegra que estés de vuelta, te extrañamos – dijo esta vez Camila

Estuve muy callada, y me encontraba ahí, pero al mismo tiempo no, no paraba de voltear a su lugar, lo habían dejado vacío , tenía velas y flores.

Aún era muy temprano, solo había estado 2 horas, y llore, en medio de una clase, no podía contenerme, me enviaron fuera en compañía de Camila, ella me abrazaba y yo solo lloraba.

-Emily ¿estas bien? -dijo rompiendo el silencio- ¿le hablo a tu mamá.?

-Sí, por favor- ella hablo por mí con mi mamá, la pobre estaba aún más preocupada por mí.

-Ya viene- dijo colgando el celular- ¿quieres hablar?

-No

-De acuerdo, lo respeto.

-Yo...-dije, Camila, volteo a verme. -olvídalo- realmente quería decirlo, quería sacarlo, pero no encontré las palabras- lo siento, por asustarte, y a los demás

-No te preocupes, no debes de sentirte avergonzada por sentir, por llorar, es normal, te queremos Em, y cuando quieras hablar, aquí estoy, aquí estamos para ti.

-Gracias.

De camino a casa mi madre no paraba de voltear a verme, hasta que finalmente rompió el silencio

-Lo siento mucho Em, no debí mandarte a la escuela

-No te preocupes, es poco a poco, ¿recuerdas? tú lo dijiste, a lo mejor mañana logro estar una hora más, o todo el día, estoy bien -le dije, no quería preocuparla más, la pobre se sentia culpable aparte. -estare bien -dije más para mí.

-ok, solo no te fuerces demasiado- dijo dándome una sonrisa- Vamos por un café, ¿te parece?

- De acuerdo

En el café nos agarró la lluvia, la lluvia siempre me pareció nostálgica, pero cálida a la vez, es melancólica, algunos refieren a la lluvia como el llanto del cielo, llorando por nosotros, por nuestros recuerdos, y nuestros problemas, tal vez el cielo hoy lloraba por mi...

Más tarde me dirigí al cementerio, iba con mi madre, la lluvia ya estaba calmada, pero aún se sentia la brisa fina, en el camino observaba los girasoles que reposaba en mis piernas con tristeza, eran mis favoritos, y los de Dylan, quien alguna vez me comentó que eran sus favoritas porque significaban alegría y felicidad, y le recordaban a mí y mi brillo que iluminaba cualquier lugar en el que pusiera un pie... ¿a dónde se había ido ese brillo? ¿Qué pensaría Dylan de mí?

Mire a Joanne, la madre de Dylan con Regina y Sara, sus hermanas, no pude evitar pensar que tal vez estaba siendo egoísta con mi dolor, me había olvidado de ellas, compartimos el mismo dolor y talvez ellas lo sentían peor, ellas perdieron un hijo y un hermano... juntas compartimos recuerdos, unos más felices que otros y lloramos, la lluvia volvió a hacer de las suyas, y llovió tan fuerte que tuvimos que irnos, antes de irme, mire una última vez. "Dylan Young 20/Febrero/2003-23/octubre/2020", y acomodé un poco los girasoles

-Hasta la próxima, Te amo – dije sonriendo con tristeza.

En casa, me encerré en mi habitación, no quería hablar más, había tenido demasiado en el día, me sentía agotada, y me dolía todo. Acostada en mi cama mire hacía mi escritorio y mire todo mi trabajo acumulado. Me acerqué y me senté decidida a poner manos a la obra,1 mes sin escuela, era mucho trabajo. Entre tantos libros y papeles encontré una carta, la carta que había escrito la semana anterior, la leí nuevo y una vez más llore, sin pensarlo agarre una pluma y papel y comencé a escribir...

"Querido Dylan:

Hoy ha sido un día pesado..."

"No hay día que deje de pensar en ti, me da miedo olvidar tu voz, tu cara, tu aroma."

"Me despido, prometo escribirte pronto.

Me haces falta

Atte.:

-Emily."

Termine de escribir y la mire orgullosa de mí, en ese momento lo decidí, esto se volvería en mi rutina, esto sería mi medio de comunicación con él.

Tomé una cajita, y metí la carta anterior y la nueva en ella. La mire con anhelo, sería mi pequeño tesoro. Deje la cajita sobre el escritorio y junto a ella coloque una fotografía...

Termine mi día más tranquilo de lo que lo había empezado, había dado un paso y me sentia bien conmigo, tal vez mañana daría otro, y el próximo mes otro, no tenía prisas, no eran carreritas...

MetanoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora