2. Santiago Marrero

441 33 183
                                    

Eran las 6:30 a.m., el tren que se dirigía a la ciudad de Tajo estaba a punto de llegar.

Ahí al frente se encontraban nuestros queridos; Riki, Alvin, y Tavella. Ansiosos ya que Roberto aún no había llegado. Álvaro miraba constantemente su reloj, Ricardo se encontraba con sus brazos cruzados y tenía una mueca de enojo, y Tavella simplemente miraba al paisaje.

—Chicos... se supone que el tren bala tendría que llegar en unos cinco minutos... ¿Dónde está Roberto?— preguntó Álvaro con preocupación.

—¡Es cierto! ¿Dónde está ese tarado?— Preguntó Riki para después arrodillarse en el suelo en un intento de descansar sus piernas, ya que le dolían después de estar treinta minutos parado. —Se habrá quedado dormido él muy…

—Riki, relájate. Alvin te voy a quitar el maldito reloj antes que te dé un ataque de estrés si lo seguís mirando cada milisegundo. ¿Ok?, si Roberto no viene tendrá que tomar el próximo tren, que él se pague el boleto, un boleto de estos me puede dejar en banca rota, entonces es su responsabilidad.

Riki puso los ojos en blanco y se acomodó los lentes.

—¿Y por qué no lo llamamos?

El más alto miro a Álvaro y dijo, —no creo que haga falta, además-

Santiago fue interrumpido por el sonido del gran vehículo parando justo al frente de ellos. Riki no tardó absolutamente nada en recoger sus pertenencias y meterse de primero al tren y buscar su asiento. Tavella le siguió el paso, aunque Álvaro seguía ansioso mirando a todas partes sin querer entrar aún.

El más alto de todos agarro el brazo del bajito y lo metió a la fuerza al tren.

Mientras las puertas se cerraban una mano interrumpió la acción, ¡Era Roberto! Llegando tarde... (Cómo siempre) Logró impedir la cerradura de las compuertas y entro casi desmayándose del cansancio.

—¡JA! Estúpido... tren, ¡Te..! ¡GANE! ¡Me niego a salir en "metros.perder"!

—Adivino, ¿Te quedaste dormido?— Preguntó el ruloso con su típico sarcasmo.

Roberto no respondió y solo rio antes de sentarse a recuperar aliento.

—¡Tito!— Gritó Pintos. —¡Pensé que no llegarías!— Sonrió de emoción y por fin se liberó de la preocupación.

—¡Me desperté temprano, lo prometo!

—Sí... Te creemos...— Mintió el de lentes antes de recibir un suave manotazo de Santiago.

—Basta Riki, ¡esta vez sí! Mmh... Se me hizo tarde buscando esto...— Saco de la mochila violeta unas cajas de cartón, y abrió una lentamente, como para ponerle “suspenso”.

Adentro había un traje completamente de un amarillo chillón, lo saco de la empolvada caja y dejo mostrar un traje de superhéroe, SU traje de superhéroe, la característica flecha hacia abajo que daba honor al nombre con el que fue bautizado era lo más resaltante. Lo movió un poco, de lado a lado, tipo "presumiéndolo" y luego a los demás les entrego su respectiva caja.

Riki fue el primero que lo abrió e inmediatamente puso una mueca, —vaya mierda de traje—. Cisquera lo vio más y lo guardo dentro de la caja.

Alvin se emocionó mucho y hasta abrazó al viejo disfraz, le tuvo y tiene mucho cariño hacia esos pedazos de tela, ya que sentía que cuando los llevaba lo hacía resaltar y por fin ser notado.

Tavella lo miro y mentalmente opino lo mismo de Musso menor, pero simplemente lo ignoró y lo dejo a su lado.

Las sillas empolvadas del tren no era lo más cómodo, pero lo suficiente para que tres de los chicos se arrecostaran a dormir, menos el más alto, simplemente miró los alrededores y luego a sus compañeros totalmente arrecostados a los sillones, ya que no había nadie en el bajón se podían permitir el acostarse y estirarse.

Los Superhéroes de TajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora