5. Dulces sueños

203 18 86
                                    

    Nota del autor: póngale atención a los detalles y descripciones para evitar confusión, le puse todo mi cariño.
Tw: NO descripciones gráficas, pero gran correlación con la salud mental, sangre y violencia implicada.
...

«—¿Por qué solamente quieres venir a bosques a jugar?—Preguntó un niño observando a su amigo algo mayor con curiosidad.

—Sabes... Los demás son crueles... Conmigo. No... Normal, supongo.

—¡Pero! ¡Eres alguien increíble!

—... Yo... creer puedo eso...

...

—Me... Flores—. Levantaba una de esas pequeñas plantas coloridas del piso, aunque para él fuera una masa negra de forma humanoide sin rasgos físicos, delicadamente se la llevaba hacia la aparentemente nariz y la olía un poco.

No sabía quién era, ni como llego ahí, no recordaba nada de él, solo que al parecer está predeterminado en ese momento para ser su mejor amigo, ¿Por qué era un niño? ¿Él no tenía ya más de veinte años?  Eso no importaba supongo.

...

Caminaba junto al desconocido por al rededor de aquel bosque de altos y robustos árboles tapando la poca luz solar de la tarde noche, pronto tendría volver a casa o sería peligroso, pero sin poder controlar su propio cuerpo veía como se adentraban muchísimo más en el bosque, sin dejar algún rastro cuál seguir a la hora de retirarse, un poco de miedo le recorría y le helaba la piel, pero no podía soltar su mano mientras era arrastrado hacia el bosque profundo.

Desesperado sudaba frío mientras sentía su mano siendo apretada fuertemente por el otro y lo jalaba más a la oscuridad, perdiendo cada vez más la esperanza cada paso que daba.

Quería gritar, pedir ayuda a cualquiera, o siquiera a los pájaros dormidos y abrigados en sus nidos, pero simplemente no. Simplemente, estaba consciente, no ejecutaba.

No sabía a dónde iba, tenía miedo, temblaba mientras observaba como el ambiente frío dominaba y lo cubría a su pequeño cuerpo descubierto, más cuando la mano que lo sostenía estaba más fría que un muerto (no era como si alguna vez habría tocado alguno).

Un chillido ahogado salió de su boca al tropezar y por fin soltarse de esa cosa que lo obligaba a seguir en pie, raspándose sus rodillas infantiles. La cosa se desvaneció al instante.

Levantó la cabeza y se echo para atrás y poder levantarse, sus articulaciones ardían y le recorría la adrenalina de querer desesperadamente huir y ponerse a salvo en los brazos de su mamá.

Pero no fue agradable ver qué con lo que se había tropezado anteriormente no era una rama o una piedra, o siquiera algo normal o parte del habiente.

Prendas crema estiradas en el suelo con zapatos de vestir, horrorizado cerró los ojos con todas sus fuerzas mientras sollozaba y rezaba que todo fuera una pesadilla, tapó sus ojos para poder evitar lo que sea que estuviera ahí tendido en el suelo.

Para evitar el rostro aplastado que sabía que estaba ahí para traumarlo, culpa, lo carcomía y lo dejaba inmóvil, podía sentir a él, cerca, podía percibir el olor metálico cerca de él, también el olor de un caro perfume que entraba por sus cosas nasales y lo aturdía.

Todo era oscuro, no sabía cisquera donde estaba, no conocía el bosque ni alguna manera de salir, era de adivinar que tenía un cadáver al frente, no sabía que hacer, estaba en un punto de colapso y al borde de un ataque de pánico.

Miedo. Miedo puro era lo que sentía. Sus pupilas mostraban horror aunque estuvieran cerrados sus párpados. Desesperación.

Se levantó por instinto e intentó pasar por encima del miedo sin pisarle, escuchando un sollozo parecido al de él.

Los Superhéroes de TajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora