3. El psiquiátrico

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Cómo siempre; el primero en levantarse era Santiago, cuál se despertaba casi a la misma hora que su madre, entonces aprovechó para pasar tiempo junto a ella mientras tomaba una taza de café.

—Ma, ¿Vos le dijiste al alcalde sobre dónde vivo?— Dejó el café al lado y la miró fijamente.

—Sí, no es mal tipo, no ví problema para que supiera tu dirección, ¡Además! Qué él es alguien muy responsable y bondadoso. ¡Yo voté por él!

Santiago se llevó un poco de comida a la boca mientras escuchaba su respuesta, suspiró y tragó. —Esta bien... No puedo discutir con vos, solamente te ruego que no le digas mi información personal a nadie más—. Sonrió hacia su mamá, Tavella sabía que ella nunca daría algo así solamente por qué se lo pidió un superior, ya que ella tiene buena intuición, nunca diría algo así hacia un mal tipo. La quería mucho.

La puerta del antiguo cuarto de Santiago se abrió, y dejo ver a un somnoliento Alvin, cuál se acercó a la mesa y dió los buenos días. Sentándose en una de las sillas del comedor preguntó que había de comer.

Así estuvieron compartiendo durante el desayuno y posteriormente, los hermanos todavía no se habían despertado y ya Tavella y Álvaro estaban bañados y listos para iniciar su día.

—Alvin, ¿Vo' sabes que se hicieron ese par? Tengo entendido que Roberto duerme diez horas diarias, pero ¿Riki?

—¿Sabes?, no tengo la menor idea... ¡Iré a verlos!— Dijo para levantarse del sofá y dirijiendosé al cuarto de invitados.

—¡Te espero!

Agarro el picaporte y entro lentamente, dejando pasar un poco de luz del día a aquella tan oscura habitación.

El par estaban abrazados, para Alvin era raro ver a los dos hombres en esa situación, ya que los dos se la pasaban insultandose y peleados. Al parecer en alguna parte del sueño se juntaron inconscientemente, eso toma más sentido al pensar que Roberto suele dormir abrazado de algún peluche ó almuhada. Más somprendente al recordar sobre que era la primera vez que el Pintos veía a Ricardo demostrando afecto a alguien, ya que lo único que había recibido alguna vez de Ricardo eran insultos hacia su persona u órdenes.

Bueno en fin, eran hermanos, talvez no se soportaban, pero los dos en algún lado de su subconsciente se querían y tenían cercanía. Ninguno de los dos se habían echo nada malo para odiarse, talvez la personalidad odiosa de Riki hacia parecer que si lo hacían.

-¡Buenos días!- Habló en voz alta para intentar despertarlos.

Era de esperarse que Roberto no se despertara de su quinto sueño, pero Ricardo rápidamente recupero consiencia y se despertó rápidamente. Se separó de su hermano y todavía analizando, se sentó en la cama y se descobijó un poco.

—¿Ah?— Murmuró confundido para buscar los lentes en la mesita de noche y colocarlos en sus ojos y por fin ver claro. —No me digas que dormí abrazado de ese tarado... ¡Roberto! ¡despierta!- Sacudió a su hermano hasta que por fin este abrió sus párpados.

—Dale bobo, desperta—. Se descobijó por completo y se sentó a la orilla de la cama. Roberto dijo un par de incoherencias sobre que quería dormir más, pero como nadie le dió pelota hizo caso y se sentó y, despertó un poco más.

—¡Tave y yo ya estamos listos, les esperamos!— Dijo Álvaro para dejar la habitación y volver a la sala.

Ricardo se levantó por completo y se estiró. Su hermano bozteso de forma ruidosa y se talló un ojo.

El Musso menor salió de la habitación dejándolo solo, el mayor se levantó y hizo lo mismo, siguiéndolo.

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Los Superhéroes de TajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora