Capítulo 2

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"Nunca creí en los héroes sin capa", pensó Li Mei para sí misma.

Esa noche, cuando los acosadores la rodearon, ella había perdido temporalmente la fe en la humanidad. Sin embargo, la figura de Seo-jun, erguida como un guardián en la oscuridad, la hizo reconsiderar sus creencias.

"No necesitamos capas ni poderes extraordinarios para ser héroes", reflexionó Li Mei mientras miraba al cielo estrellado. "A veces, un gesto valiente y la voluntad de proteger a los demás son suficientes".

La imagen de Seo-jun, su salvador en la oscuridad del callejón, se había grabado en su mente. Había descubierto que la fuerza no solo radicaba en los músculos, sino también en el coraje y la empatía.

"¿Estás bien?" preguntó, su voz llena de inquietud.

Li Mei intentó levantarse, pero una mueca de dolor cruzó su rostro. "Mi mano está torcida. No puedo moverla bien".

Sin dudarlo, Seo-jun se arrodilló a su lado, examinando cuidadosamente su mano. "Deberíamos llevarte al hospital", sugirió, pero Li Mei negó con la cabeza.

"No quiero ir al hospital. No es tan grave. Solo necesito un poco de tiempo", respondió ella, intentando sonar valiente a pesar del dolor evidente.

Seo-jun asintió, respetando su decisión, pero no podía dejarla sola en ese estado. "Entonces, ¿dónde vives? Te llevaré a casa".

Li Mei miró a Seo-jun con preocupación en sus ojos, su ceño fruncido por la ansiedad. "Apenas te conozco, odio ir a casa, mejor llamare a alguien "

Seo-jun le dedicó una sonrisa tranquilizadora. "No me importa. La prioridad ahora es asegurarnos de que estés bien".

Li Mei asintió, agradecida por su comprensión, y sacó su teléfono. "Voy a llamar a mi amiga. Tal vez ella pueda ayudarme".

Marcó el número y esperó con impaciencia. La voz de su amiga resonó al otro lado de la línea, pero la esperanza se desvaneció cuando escuchó las palabras: "Lo siento, no puedo contestar ahora".

Li Mei colgó, sintiendo una mezcla de decepción y resignación. Antes de que pudiera decir algo, Seo-jun intervino con gentileza.

"Olvida eso por ahora. No estás sola. Vamos, sube a mi moto con cuidado. Te llevaré a casa".

A pesar de la reticencia inicial, Li Mei aceptó la oferta de Seo-jun. Subió con cuidado a la moto, y Seo-jun arrancó con suavidad, asegurándose de no causarle más incomodidad.

El viaje en moto fue un trayecto silencioso, con el zumbido del motor. Li Mei se aferraba con firmeza a Seo-jun, y aunque la situación era inusual, sentía una extraña comodidad en su presencia.

Al llegar a su casa, Seo-jun la ayudó a bajar con delicadeza. "Descansa y cuida esa mano", sugirió, su expresión reflejando una genuina preocupación.

Li Mei sonrió débilmente, agradecida por la bondad que había encontrado en el chico que apenas conocía. "Gracias. Soy Li Mei por cierto".

Seo-jun le devolvió la sonrisa. "No tienes que agradecer Li Mei, soy seo-jun".

"Seo-jun el héroe sin capa". Soltó una risa levemente.

" Ten mi número, háblame si tu mano empeora, se que apenas me conoces pero aun asi me preocupas". Li Mei tomo su número y luego entro a casa, el espero a que ella entrará y se marcho.

Li Mei había vuelto a su tortura de darle la cara a su padre.





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