Heinrich.
Desperté por la mañana con un agudo dolor en el lado izquierdo de mi cabeza, donde siempre solía dolerme cada vez que despertaba. Me quejé, llevándome una mano a ese lado de la cabeza y tardé minutos en incorporarme, notando el espacio de la cama a mi lado vacío a pesar de la nitidez con la que los recuerdos de anoche venían a mi cabeza.
Como el hecho de que... terminé teniendo sexo con Alexandra Sharp que, buscaba meterse en mis pensamientos cada vez que podía, tan persistente y entrometida como solo ella podía ser.
Solía observarla, mucho, porque no podía evitarlo y ella no se daba cuenta, era atractiva, muy atractiva y no podía negarlo, y me causaba estas sensaciones que no acompañaban a lo que sentía dentro de mi cuando su nombre me venía a la mente.
Un suspiró abandonó mis labios mientras me revolvía la maraña de rizos rubios que tenía por cabello, probablemente Alexandra no tenía la valentía para verme al rostro después de haber follado anoche. Una risa irónica con pereza salió de mi boca y me pasé una mano por el puente de la nariz antes de salir de la cama con dirección al baño.
Formaba parte de la fraternidad de Queelard aunque tuviese mi propio piso al centro de Oldstone, un pequeño apartamento ambientado a mi gusto en el que mi padre también vivió cuando tenía mi edad y vino a estudiar al pueblo universitario. Una que otra noche me quedaba aquí, porque los chicos de la fraternidad me agradaban y porque las sesiones de estudio grupales para nosotros que llevábamos la carrera de medicina eran de mucha ayuda.
Tomé una ducha con agua fría para aliviar la pesadez y flojera de mi cuerpo, para terminar de despertarme por completo y luego me vestí con tejanos, camiseta azul y chaqueta de mezclilla. Incluso después de un rato seguía teniendo el ligero dolor de cabeza que me palpitaba mientras bajaba las escaleras de la casa de la fraternidad dispuesto a irme, según el reloj de mi muñeca la hora marcaba las nueve de la mañana.
—Heinrich —uno de los chicos me llamó, al voltear a mirarle lo hallé sentado en el sofá del recibidor, era Hal—, ¿quieres ir a desayunar?
—Si... ¿Por qué no? —me encogí de hombros, quizás todo lo que necesitaba era una buena taza de café tibio de Poppy's—, ¿no tendrás por casualidad una píldora para el dolor de cabeza?
—Se me han acabado, pero creo que Landon tiene ¿quieres que lo despierte y le pregunte?
Meneé la cabeza restándole importancia, en cualquier momento el dolor de cabeza se me quitaría, como era costumbre. No tenía resaca, era solo el golpe en la parte de mi cerebro donde faltaba oxigenación y eso era lo que mantenía la perdida de mi memoria. La amnesia latente, el hormigueo fastidioso y el entumecimiento que también se presentaba como una ligera punzada.
Tenia una leve hipoxia cerebral desde que desperté del coma.
—No, está bien —dije.
—¿Tu auto o el mío? —preguntó Hal.
—El tuyo —respondí de inmediato—, no estoy de ánimos para conducir, me molesta la cabeza.
—¿Resaca? ¿Migraña? —cuestionó el ojiverde.
Estaba distraído mirando la pantalla de mi teléfono, en cuanto alcé la mirada hacia él, le hallé observándome con una ceja arqueada y expresión ligeramente burlona.
—Falta de oxigenación en mi cerebro —pronuncié con sequedad. La sonrisa burlona se borró de sus labios—, ¿vamos o qué?
—Si, cierto...—carraspeó él, tomando las llaves de su auto.
Hal tenia un Porsche de color azul metalizado, el único que había hasta ahora en Oldstone. Abandonamos la casa de la fraternidad en silencio hasta llegar al auto y apenas hizo sonar la alarma desactivada, abrí la puerta para subir al lado del copiloto. Entre él y yo no hacia falta hablar, por eso cuando ambos estuvimos dentro del vehículo y encendió el motor, causando que el estéreo comenzase a sonar de inmediato con una canción de John Mayer, el ambiente fue bastante tranquilo y relajado.
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Recuerdos Al Aire
Teen FictionDespertar con amnesia después de diez meses en coma y no recordar nada fue una pesadilla para Luke: no saber quien es y no reconocer a las personas que dicen ser sus «amigos» le afectó más de lo que debería, ahora han pasado tres años de su accident...