[Capítulo 3]

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—¿Te puedo acompañar?

Estaba en una de las mesas del campus después de clases, me encontraba leyendo en mi portátil un capítulo de Guerra y Paz, una novela clásica de Tolstói para una de mis clases cuando Hal apareció deslizándose a mi lado sin que pudiera responderle antes y su mirada esmeralda recayó en mi con interés.

—Supongo que si... ya lo hiciste de todas maneras —murmuré con un poco de vacilación.

—¿Qué haces?

—Yo...—volví mis ojos a la portátil un instante antes de devolverlos a él con una pequeña sonrisa amable—, estudio.

—¿Lees a Tolstói? —inquirió curioseando la pantalla de mi computadora—, me agrada, es reflexivo. De todas las maneras que puedes esperar. Escribió en Guerra y Paz que «Cuando tu amas a una persona, amas la persona que es, y no la que te gustaría que fuera» y «Sólo las personas que son capaces de amar con fuerza pueden también sufrir grandes dolores» y créeme, eso me quedó grabado en la cabeza como absolutamente nada más.

—Si —respondí en un suspiro—, sus letras me llegan, y me ayudan a sobrellevar algunas cosas, pero soy fan de Oscar Wilde y Virginia Woolf. Fueron los causantes y responsables de mi gusto por la literatura.

—Vale —Hal chaqueó y se inclinó un poco hacia mi, mirándome—, a decir verdad, he venido a saciar mi curiosidad de si te veré en la fiesta de esta noche. Me gustaría verte alli, Lexi.

Sonrisa radiante y espectacular. Cualquiera fácilmente caería en esos encantos que se cargaba.

—Pues allí estaré —le aseguré.

Tenía un disfraz, si que lo tenía, pero no terminaba de convencerme. Anoche había hablado por video llamada por Paris que estaba en su piso con Ashton de visita, ella mencionó que en su armario de su habitación aquí en Oldstone guardaba un disfraz que jamás se había puesto porque después de comprarlo dejó de gustarle, y cuando y fui anoche mismo por el solo para ver si era de mi agrado y de esa manera no gastar dinero en un disfraz para una sola noche.

Era un disfraz de cabaret.

Muy sensual, negro, descubierto.

Y lo más importante: me hizo dudar, pero Paris me insistió en cuanto le mensajeé sobre lo muy diferente a mi que ese disfraz era.

—¿Alguna pista de lo que serás? —inquirió con cierta curiosidad delatable.

Meneé mi cabeza y le sonreí.

—No —dije.

—Bueno, espero no decepcionarme —dice él.

—Entonces no esperes mucho, de esa manera no te decepcionaras.

Hal amplió su sonrisa y yo recogí mis cosas para colocarme de pie e irme de la mesa, aprovechando que tenia el día libre del trabajo, tomé un autobús hasta la parada más cercana de mi casa y la soledad me recibió cuando llegué. A veces me sentía triste porque extrañaba la presencia de mis hermanos y de papá, no lo sé... todo había pasado tan rápido, el mundo en ocasiones avanzaba y yo parecía estar estancada en un capítulo que no quería pasar, uno al que me aferraba con todas mis fuerzas.

Me dejé caer en la superficie de mi cama y tomé mi teléfono para escribirle a Miles un mensaje, aprovechando que no le había visto en todo el día.

«¿Te veré esta noche en la fiesta?»

Su respuesta me llegó casi de inmediato. Una selfie suya con cara de «que asco, obvio no»

«Miles, porfi. Te necesito allí»

Recuerdos Al AireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora