[Capítulo 4]

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Perdí la cuenta de vasos de vodka que llevaba después del séptimo.

Todo lo que sabía era que me estaba divirtiendo, y mucho, que Hal era buena compañía y sabia bailar. Por un rato ni siquiera me importó Luke, por un rato lo borré de mi cabeza y me permití distraerme con la compañía del ojiverde disfrazado de James Dean.

El vodka me ponía feliz, muy feliz y me hacía despreocupar por el tiempo que el alcohol residiera en mi sangre.

Mis pies cansados me pedían ir a sentarme, así que se lo comenté a Hal y nos llevó hasta la antesala de la casa. Allí había un círculo, varios de los que se encontraban allí los conocía ¿Por qué decía varios? ¡Qué va! ¡Los conocía a todos!

Landon estaba en un sillón doble, su disfraz era confuso y a su lado una morena le hacía compañía. Su nombre era Heidi e iba en la misma carrera que yo, su disfraz era de chica pirata y lucia bien. ¿Y Landon? Que podía decir de Landon: un chico coqueto y divertido, pero bastante reservado.

También estaba Luke en un sillón individual, con un vaso en su mano y escuchando atento lo que Neil estaba contando entre risas. Sentí como todo me volvía en sí y el alcohol se evaporaba de mi cuerpo, Luke volteó cuando me senté en el apoyabrazos junto a Hal y tan rápido como lo hizo, me estudió durante un segundo y volvió sus ojos al castaño que contaba una anécdota.

Bebí un sorbo de vodka de mi vaso y me relamí el labio inferior.

Si traía al momento el hecho de que los cuatro chicos eran estudiantes de medicina resultaba un panorama interesante y muy... atractivo.

Ver a Luke me recordó la verdadera razón de mi presencia aquí esta noche y el alcohol disminuyó un poco.

—No, pero en serio —chasqueó Neil, echándose un poco hacia adelante y pasando la cerveza que sostenía en su mano a su otra mano—, ¿Ustedes se imaginan como seria viajar por el mundo ejerciendo su carrera? Debe ser de puta madre.

—Heinrich sabe de eso —comentó Landon y toda la atención se desvió al único rubio en el circulo—, su padre estuvo en el programa de Doctores Sin Fronteras y, además, él hizo voluntariado en África durante el verano como futuro médico.

—¿Incluso en una fiesta hablaremos de la carrera? —bromeó Hal, con una sonrisa que marcaba los hoyuelos en sus mejillas. En cuanto volteé para mirarle, él me guiñó un ojo—, Jesucristo son unos nerds, diviértanse.

Miré como Luke entreabrió los labios para decirle algo, pero no lo hizo y condujo hasta sus labios el vaso de plástico del cual seguramente bebía vodka. Iba con una chaqueta de cuero y se veía, Dios, se veía muy al estilo de Grease, vestido como uno de los chicos de la pandilla de Danny Zuko, si bien, no estaba interpretando a la versión rubia de Danny Zuko.

—Propondría jugar algo como verdad o reto, pero vamos, tenemos más de veinte años y ya no es divertido —siseó Neil.

—Este lugar necesita alocarse tan solo un poco —resopló Hal—, todo es tan increíblemente tranquilo que puede ser desesperante ¿una fiesta tranquila? Claro, solo vengan a Oldstone.

Me reí, la manera en la que pronunció aquello me causo un poco de gracia.

—Es el encanto de Oldstone —dije—, bienvenido a la utopía de uno de los pueblos más seguros del país.

—Es estresante —comentó Neil—, pero entiendo porque a muchos les encanta este lugar, digo, mis padres estuvieron encantados cuando Queelard me envió la carta de aceptación porque sabían que no iba a andar de fiesta en fiesta y además, estaría en una de las mejores universidades de Canadá, cuya facultad de medicina es considerada de las más admirables y su campo de investigación es tan extenso como increíble.

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