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[Narra Izzy].

Eran las ocho y cuarto de la mañana cuando desperté. Observé para mis lados y encontré a Steven durmiendo todo chueco.

Sonreí y me dirigí al baño. Lavandome los dientes recordé que hoy era mi primer día de trabajo como profesor. A decir verdad, estaba algo nervioso, pero solo son niños, ¿verdad?

Terminé de hacer mis necesidades y fui a mi habitación para decidir que ropa iba a llevar.

Al final opté por una camisa blanca y mis jeans negros. Dejé las ropas en una silla junto con mi bolso y me encaminé hacia la cocina para preparar el desayuno (unos mates con tostadas).

Al rato se despertó Steven, y juntos disfrutamos del desayuno; bueno, casi, porque el papa frita de Steven le puso 2 L. de edulcorante al mate. Casi muero de diabetes.

Terminamos y ya eran las diez y media. Charlamos un rato de cosas al azar, y con eso, pudimos matar el tiempo.

Cuando el reloj marcó las doce menos cuarto, me vestí y salí de casa, no sin antes despedirme de Steven y equipar mi boina negra. Steven tendría que quedarse solo en casa, ya que su turno empezaba más tarde.

Caminando por las calles, me crucé con el puesto de Pollo Frito el cual Steven promocionaba, decidí comprar una pata de pollo porque aún seguía con hambre.

Entre todo el trayecto que hice para llegar a la escuela, casi era la hora.

Apuré el paso y logré llegar a tiempo.

Cuando entre a la institución, el director me presentó a los demás maestros. Uno de ellos me llamó la atención, se llamaba Saúl pero prefería que lo apoden "Slash", era el maestro de música, aunque solo iba una vez a la semana, los viernes.

En el poco tiempo que me quedaba, logré entablar una conversación con él, descubrimos que tenemos los mismos gustos musicales, además su cabello es muy cool.

Ya era la hora de entrar a los salones. Estaba justo enfrente de la puerta de mi aula, suspiré y giré la manija.

Cuando entré, quedé atónito. Había niños corriendo de acá para allá, niñas bailando arriba de las mesas y un par más pintando con tiza el pizarrón. Aunque había una niña rubia que, sentada en su pupitre, esperaba tranquilamente a que yo entrara. Eso me calmó un poco.

Cuando dejé mi bolso encima del escritorio, saludé:

- Buenas tardes, alumnos.

- Buenas tardes, profesor- solamente me devolvió el saludo aquella pequeña.

Le sonreí y con un tono más fuerte volví a decir:

- ¡BUENAS TARDES, ALUMNOS!- y, nuevamente, nadie me saludó. Observé a la niña que, anteriormente, fue la única que me recibió. Ella se encogió de hombro, dándome a entender que todos los días era igual.

Ya, harto, decidí golpear el escritorio con una mano. Todos los niños fueron corriendo a sus asientos.

- Ahora sí. Buenas tardes, alumnos- dije nuevamente.

- Buenas tardes, profesor- devolvieron todos al unísono.

- Como ustedes sabrán, yo seré su nuevo maestro de C. Sociales- comenté-. Mi nombre es Jeffrey, pero ustedes diganme "Profesor Izzy"- dije mientras lo escribía en el pizarrón.

Cuando me volteé, un pedazo de papel masticado se pegó justo en mi frente, todos los chicos comenzaron a reír, excepto aquella niña y, con una cara que representaba la ira verdadera, se paró de su asiento y le plantó una cachetada a el aparente culpable.

SINCE I DON'T HAVE YOU. (DUZZY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora